Capítulo 7

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Se sentía maravilloso y estupendo lograr conciliar mi sueño completo.
Anoche me obligué a no pensar en el invasor de mi hogar y concentrarme únicamente en dormir. De alguna manera lo conseguí.

Apenas iba la mitad de semana; me levanté y salí del cuarto.

No se veía a Seth por ningún rincón. Supuse que seguiría durmiendo (eso era raro porque él era el primero en despertar). Sin darle mucha importancia fui directo a la cocina.

Puse dos pedazos de pan en la tostadora; luego me encaminé a la habitación de Seth. Tal vez se sentía cansado, después de todo había trabajado casi toda la noche.

Un segundo... ¿por qué me interesaba la condición de Seth?

Golpeé su puerta con la mirada a mis pies descalzos y mis manos entrelazadas. Esto sería raro, tanto para mí como para él...es decir, estaba haciendo algo amable por él.

-Sólo venía a ver si querías desayunar... Hice...

No terminé de hablar al ver a alguien diferente a Seth parada en la puerta. Alguien más estaba vestida con una camiseta (algo grande para su cuerpo) y un diminuto short en el cuarto de mi inquilino.

¿Mí? El inquilino de la casa. Eso sonaba mejor.

-Hola-saludó ella con una gran sonrisa en el rostro.

-H-hola-contesté-¿Quién eres tú?

-¡Zoe!

Seth estaba detrás de mí envuelto con una toalla alrededor de la cintura. Aparté la mirada de su torso y en cambio miré a su cara, luego a la chica sonriente y de nuevo a él. Mi mirada pedía explicaciones.

Sacudiendo la cabeza volví a la cocina antes de que Seth quisiera decir algo.

-Zoe, escúchame-Seth entró a la cocina.

-No hables-dije, sacando el pan recién hecho de la tostadora, localicé la mermelada. Algo dulce para el desayuno sería lo adecuado.

En ningún momento escuché a una chica entrar a mi casa anoche. En realidad me había puesto los audífonos y no escuché nada después del ruido de un automóvil.
¿Habían...tenido...en mi casa...? Ugghh...

¡No pienses en esas cosas Zoe!

-Zoe-repitió Seth. Justo cuando me giré para dejar el plato con mi desayuno sobre la mesa Seth estaba frente a mí; por poco y se me caía el pan tostado.
Seth apartó el plato de mis manos y lo puso sobre la mesa.

-¿Quién es ella?-pregunté.

-Eso no es de tu incumbencia-respondió con sequedad, me recordó cuando le respondí así el primer día que llegó y preguntó sobre Ryan.

Él tenía razón. No era de mi incumbencia y no debía importarme.

-La quiero fuera de mi casa-finalmente dije.

Las cejas de Seth se levantaron y una comisura se elevó mostrando un hoyuelo. Sus ojos parecían reírse de alguna broma.

-¿Celosa Zoe?

-¡Absolutamente no!-respondí a la defensiva-. No puedes meter extraños-recalqué.

-Dejaste entrar a Andrew ayer-me contradijo.

¡Bien hecho Zoe! ¡Rápido, di algo inteligente!

-Entonces, ¿estás celosa?

En ese momento lo único que pasó por mi mente fue: Si esa ceja volvía a elevarse, la depilaría con cera.

EL INQUILINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora