Me removí sobre mi almohada sintiéndola no cómoda. Nunca estaba así, siempre había sido suavecita y con olor a cerezas cortesía de un suavizante que utilizaba mamá pero mi almohada olía a alcohol y hombre.
Abrí los ojos de par en par cayendo en la cuenta sobre quien había dormido. Dejé escapar un gritito y enseguida tapé mi boca. Alguien tosió y deduje que no había sido Seth porque él no movió su boca.
—Hola hermanita.
Levanté la mirada ante la voz de mi hermano mayor. Paul ya tenía casi veinticinco años y faltaban menos de seis meses para completar finalmente sus estudios. Sus ojos estaban entrecerrados, tardé varios segundos en darme cuenta porque la razón de su ceño fruncido: nunca sería agradable para un hermano mayor encontrarse con su hermanita sentada sobre el regazo de un chico.
Me mordí el labio y me levanté de Seth—. Hola, Paul.
Sus brazos estaban cruzados y a los costados de sus piernas había una maleta y una mochila mediana.
—No es lo que parece, bueno sí, no...—balbuceé.
— ¿Crees que es lindo encontrarme con esto?—Dejó escapar un suspiro—. Para empezar ¿quién es?
—El inquilino...mmm...ex inquilino—seguí diciendo palabras al azar—. No vayas a gritar, te explicaré luego.
—De acuerdo—no parecía muy convencido—. ¿Y qué, no merezco un abrazo de ti cara de mona?
Me reí bajo extendiendo mis brazos hacia Paul. Él me abrazó igual y besó mi cabeza. Había echado tanto de menos a mi hermano.
Por fortuna había convencido a Paul de dejar sus maletas en mi habitación y dirigirnos a la cocina, serví para ambos pan tostado y nutella, era casi una tradición para nosotros desayunar eso cada vez que teníamos la oportunidad. Mamá no había llegado del trabajo porque dobló turno. Al parecer Paul le había mandado un texto haciéndole saber que viajaría para las vacaciones.
—Qué suerte tienes—le dije, corté un poco de la corteza del pan y se lo lancé—. Yo todavía tengo que soportar semana y media de clase.
—Eres una exagerada—comentó él. Cogió otra rebanada de pan y untó la crema de avellana—. ¿Y bien?
Sus ojos me estudiaron. Sabía a qué se refería su pregunta. Tuve que ordenarle a mi cerebro que se comportara.
—Seth era el chico que ocupó tu habitación...Pero no es lo que parece Paul—dije—. Él no se encontraba bien...
— ¿Y tú decidiste que ponerte a horcadas sobre él lo ayudaría?
Resoplé—. Paul deja de comportarte como si fueras mi papá.
Mi hermano se pasó una mano por su cabellera oscura y luego bajó a su cara hasta llegar a su barbilla.
—Vale. No debí reñirte o pensar cualquier cosa. Eres mi pequeña hermana y siempre querré protegerte.
—Eres un fastidio a veces—resoplé.
Paul solo rio.
Conversamos sobre su estancia en el campus universitario y acerca de su nueva conquista. Él había dicho que quería algo serio con ella y me alegré por él. Estaba tan feliz de ver y hablar con mi hermano mayor que no escuché cuando Seth se despertó.
La playera estaba arrugada y debajo de su cara se veían ligeras sombras oscuras.
—Buenos días—saludé amablemente y a la vez incómoda por tener a Paul aquí. Mi hermano tosió para llamar mi atención—. Paul, éste es Seth, él vivía aquí en el que fue tu cuarto. Seth, éste es mi hermano.
No sabía si era lo adecuado presentarlos en un momento como este pero aun así lo hice.
Paul cruzó las manos sobre la mesa y se quedó mirando seriamente a Seth. El otro lo ignoró, supongo porque debía de tener un fuerte dolor de cabeza.
Finalmente Seth dijo algo—. Ya no vivo ni viviré más aquí si eso te estás preguntando—luego se dirigió a mí—. ¿Podemos hablar un momento a solas?
Asentí. Seth se dio la vuelta caminando hacia la puerta. Le dije a mi hermano que aguardara ahí y caminé intrigada detrás de Seth.
Él abrió la puerta y salió. Se detuvo pero no dijo nada al momento.
—Mamá no preparó nada ayer pero puedo invitarte nutella con pan tostado.
—No hace falta—interrumpió. Giró y me enfrentó—. Quiero disculparme por mi comportamiento, no debí aparecerme aquí en ese estado y mucho menos quedarme dormido.
Bien, eso no lo esperaba.
—No tiene importancia...
—Claro que la tiene—su mirada dejó la mía, y en su lugar miró al cielo. Parecía frustrado pero no entendía por qué motivo—. Yo...me prometí que no haría nada estúpido—seguía sin verme y mi corazón empezó a latir rápido. Algo feo se aproximaba.
— ¿Qué es para ti "algo estúpido" Seth?—Cuestioné.
Era difícil aceptar que él jamás tendría sentimientos de amor hacia mí, puesto que para Seth yo era como su hermana. Me dolía el hecho de quererlo. Sí, sonaba patético, cursi y tan cliché. Pero eso no importaba porque yo lo quería.
Bajó la mirada y se frotó los ojos ligeramente, pensando su respuesta.
— ¿Sabes?—dije—Ahora estás haciendo algo estúpido—él me observó sin dar crédito—. No puedes hacer que la gente se preocupe por ti, que yo lo haga y después disculparte porque fue una estupidez provocar ese sentimiento—era impresionante que yo siguiera hablando sin soltar lágrima. Di un paso, situándome más cerca de Seth, nuestras miradas se cruzaron. Estiré mis brazos y tomé su rostro entre mis manos, no permití que las apartara—. En este momento estás siendo un idiota por actuar como lo haces.
Suspiré, armándome de valor para expresarle lo que sentía—. Seth yo te...
—Zoe...—me incliné, quería mostrarle que yo no era su hermana, que yo lo quería, que todos lo que lo rodeaban lo querían—. No puedo.
Delicadamente alejó mis manos de su cara y retrocedió.
— Gracias por dejarme pasar la noche aquí.
Se dio la vuelta para marcharse no sin antes decir:
—Tú serías la chica más infeliz a mi lado Zoe
No respondí nada porque no había palabras para esa declaración.
Él se fue.
Lo estaba haciendo de nuevo.
Me había roto el corazón de nuevo.
Yo había sido una tonta.
Él había sido un imbécil.
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EL INQUILINO
Teen FictionSiempre consideré que tener a un completo desconocido en mi casa no sería buena idea. Y estaba en lo cierto cuando Seth Taylor apareció. Quizá convenció a todos con su arrogante sonrisa de modelo...pero a mi no. Seth esconde algo y lo voy a averigua...