⚜ GUERREROS. ━━ El ánimo de su corazón invencible la guiaba en los momentos más difíciles. Había pasado tantos años de sufrimiento y miseria con el propósito de darle a sus enemigos su merecido, pero en el camino encontró el amor. Sin embargo, consi...
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CLAN ACKERMAN.
El ambiente tórrido de la noche se mezclaba con el aroma de la sangre derramada y la sal del mar. Las olas se habían llevado las manchas carmín que podían alcanzar, pero la tierra aún seguía salpicada de ese color. Los cuerpos esparcidos dejaban salir sus últimos alientos mientras que algunos yacían sin vida con ojos abiertos por el horror de ver la masacre de sus seres queridos. Aún rondaban ciertos alaridos de dolor, pero eran escasos en comparación con los gritos desgarradores que se perdieron entre las montañas del lugar.
Marle había trazado sus propósitos apresurando sus planes ante el rumor de los restauradores que se revelaban contra ellos. Sucios eldianos, como los llamaban, estaban detrás de aquella traición a la nación. Querían ir en busca del titán fundador y robarlo para arrasar con sus verdugos. Sin embargo, las masas acordaron llevar a cabo el mismo plan, pero de manera más sensata.
Aquellos niños tomarían la responsabilidad de sus pecados e irían a la isla para darle su merecido a los sucios demonios. Mientras que aquellos falsos, escoria de la humanidad, pagarían caro su traición siendo enviados al paraíso de forma monstruosa. Pero no era suficiente para Marle. Mientras existiera un poder incapaz de doblegar, la amenaza seguiría latente.
El clan Ackerman era de los más poderosos. Su sangre ocultaba un grandioso don que les permitía ser más fuertes que los humanos promedio. Bien podían ser un as bajo la manga en la guerra contra Eldia, pero existía un problema. Ellos también eran descendientes de demonios bajo la promesa de resguardar a la familia real. No podían confiar en ellos cuando podrían derrotar a Marle si se lo proponían. Por eso prefirieron masacrar a los veinte miembros del clan. Los últimos con vida después de la partida del rey Fritz.
— ¡Padre, por favor! —sollozó la pequeña niña abrazando el cuerpo ensangrentado del otro infante. Su estado de choque le impedía ver que este yacía sin vida—. ¡No me dejes!
Al padre de familia le costaba trabajo asimilar la situación. Se sintió un fracaso al ver a su familia ser asesinada por los titanes que perturbaron la paz de su hogar. Le daba rabia e impotencia no haber demostrado su fuerza para salvar a sus seres queridos. Ya era demasiado tarde. Había perdido sus extremidades inferiores y un brazo. Podía ver su fin, el olor a muerte llegaba a sus fosas nasales y lo irritaba.
— Irina, tienes que defenderte. —tosió escupiendo gotas de sangre que mancharon el suelo—. En este mundo sólo tienes dos opciones; vivir o morir.
— P-pero... —sollozó con fuerza y se arrastro hacia él. La persona que más amaba se estaba despidiendo de la peor manera y ella era incapaz de poder hacer algo—. ¡Elijo morir! —se aferró a su padre y derramó más lágrimas de lo normal—. No quiero seguir viviendo sin ustedes. Quiero ir con mi madre, padre y hermano.
