⚜ GUERREROS. ━━ El ánimo de su corazón invencible la guiaba en los momentos más difíciles. Había pasado tantos años de sufrimiento y miseria con el propósito de darle a sus enemigos su merecido, pero en el camino encontró el amor. Sin embargo, consi...
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Aunque le costara aceptarlo, Irina había encontrado en Zeke un amigo leal y agradable. Era muy tierno y se esforzaba por dar más de él aún cuando no poseía fuerza física para enfrentar a sus oponentes. De alguna manera ella se convirtió en la que le salvara el trasero cuando los demás niños intentaban sobre pasarse con él. Sin embargo, ella no podía abrirse a Zeke para mostrarle quién era realmente y cuál eran sus verdaderas intenciones.
Aquella mañana era distinta al resto, sus ojos miraban el cielo nublado y apretó el uniforme a su cuello para cubrirse del frío. Pronto sería invierno y las calles se llenarían de nieve. Un aniversario más a la muerte de sus padres, su hermano, amigos y conocidos. La época de por sí era triste, para ella lo era aún más. No terminaba de asimilar la pérdida de su familia, dolía demasiado para decirles adiós y continuar con su vida. Temía nunca poder hacerlo. Su mente estaba nublada por la venganza y aunque a sus ocho años fuera consciente de las consecuencias, no tenía intenciones de retroceder.
Soltó una bocanada de aire mientras agudizaba sus oídos al lejano llanto que se intensificaba conforme avanzaba. Apretó la correa del rifle y dio vuelta en la esquina del callejón donde Zeke y Tom Xavier se reunían para jugar con una pelota de béisbol. Tal fue su sorpresa al encontrar al rubio en aquel sitio. Sólo y sentado junto a la pared.
— Oye, ¿por qué lloras? —se acercó hasta donde él se hallaba abrazando sus piernas y escondiendo su cabeza. Se quedó algunos segundo esperando una respuesta, pero solo obtuvo sollozos. Gruñó molesta y dio la vuelta dispuesta a irse. No tenía la paciencia suficiente—. Como quieras. No me interesa.
— Gracias Irina. —susurró alzando su rostro para verla detenerse. Ella se volvió hacia él frunciendo el ceño. Zeke encontró agradable su cabello negro brillante y trató de grabar la imagen en su cabeza. Ella había sido amable con él, a su manera, pero lo hizo—. Me acordaré de ti.
— ¿Eh? —su entrecejo se marcó e hizo una mueca con su boca incapaz de entender las palabras del niño—. ¿De qué hablas?
Volvió a acercarse a él, esta vez con la intención de escuchar sus palabras para que aclarara las dudas. Zeke no tardó en soltar la información. Comenzó a explicarle todo desde antes de su nacimiento hasta el día actual. No omitió ningún dato importante, confió en ella sabiendo que tarde o temprano sus secretos serían revelados a Marle y por consiguiente tendrían que ir al paraíso.
