DIECISIETE.

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El lugar estaba lleno de personas de diversas naciones con ropa elegante, peinados altos y joyas ostentosas que brillaban más que un reflector

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El lugar estaba lleno de personas de diversas naciones con ropa elegante, peinados altos y joyas ostentosas que brillaban más que un reflector. Caminaban de un lado a otro por la habitación saludando a personas que ni siquiera recordaban, pero solo lo hacían para presumir sus riquezas o logros ajenos. Irina los miraban con ojos afilados mientras se apretaba al brazo de Akime. Su bonito kimono azul tenía una A bordada en la parte superior posterior, tan grande que se podía distinguir a metros de distancia. Era un obsequio del peliblanco, quien se había mostrado divertido por saber cuál sería la cara que pondrían los altos mandos al verla convertirse en una Azumabito. Ella se había reído con él mientras ataba su cabello en un moño adornado por orquillas y flores. Y a pesar de lo hermosa que se veía esa noche, Irina podía escuchar los susurros sobre el olor nauseabundo debido a su presencia o sobre ser una desertora. Los cobardes ni siquiera tenían el coraje de escupir las palabras de frente, le tenían miedo.

— Señorita Ackerman. —saludó el rubio haciendo una reverencia sin perder la suave sonrisa en su rostro—. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.

— Sí. Quizás cinco o seis años. —respondió sin ánimo. Tenía intenciones de marcharse tan pronto pudiera, pero antes tenía que mantenerse allí para escuchar los planes del enemigo. Debía hacer grandes sacrificios con tal de ganar toda la información posible.

— Supe que dejó de ser una guerrera y ahora se casará con el próximo embajador de Hizuru. —Irina pudo percibir el tono malicioso en su voz y la curiosidad brillando en sus ojos—. En algún futuro cercano, cuando ganemos la guerra contra los demonios de la isla, usted, Azumabito-san y yo podríamos sentarnos a dialogar y crear acuerdos que nos beneficien.

— No debería precipitarse a algo que aún no sucede. —lo miró fijamente intentando fingir que no quería lanzarse sobre él para golpearlo por ser tan oportunista. Detestaba a los hombres como él. Siempre le daban una cara a los demás fingiendo ser buenos y educados, preocupados por los demás cuando en realidad querían velar por sus propios intereses. No es que el hombre fuera malo, pero tenía ambiciones más grandes y también deseaba aniquilar a su propia gente—. La vida da muchas vueltas.

— Me preguntó de qué lado está ahora que ha obtenido la libertad. —se acercó para hablar más bajo, aunque debido al ruido de los murmullos y la música baja era imposible que alguien fuera a escucharlos—. Al final del día, ¿quién es la que se va a dormir preocupada por esos giros de la vida? ¿Será la mujer que lo perdió todo a manos de Marle o quien apoyó a Marle para darle su merecido a las naciones que intentaban rebelarse?

— No se confunda señor Tybur, yo nunca he cambiado de personalidad. —le sonrió dejando la copa de vino sobre la mesa—. Siempre he sido Irina Ackerman, del clan Ackerman, los monstruos que poseen fuerza imparable. Nunca he dudado de mi lealtad. Ahora, si me permite. —intentó alejarse, pero él la tomó del brazo sin ejercer fuerza. Su agarre era débil intentando no atraer la atención.

𝐖𝐀𝐑𝐑𝐈𝐎𝐑𝐒 ┇ ❛𝑍𝑒𝑘𝑒 𝐽𝑎𝑒𝑔𝑒𝑟; 𝐿𝑒𝑣𝑖 𝐴𝑐𝑘𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora