⚜ GUERREROS. ━━ El ánimo de su corazón invencible la guiaba en los momentos más difíciles. Había pasado tantos años de sufrimiento y miseria con el propósito de darle a sus enemigos su merecido, pero en el camino encontró el amor. Sin embargo, consi...
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Los ojos se desplazaron con rapidez por la pagina, leía las palabras analizándolas en su mente y luego sus dedos largos pasaban las hojas. De vez en cuando desviaba la vista para realizar anotaciones en la desgastada libreta donde se percibían los garabatos. Llevaba un rato realizando la misma acción, solo se detenía para beber café o darle un mordisco al emparedado, pero ambos se habían enfriado. El disco que antes colocó se terminó de reproducir y la aguja ahora se mantenía suspendida.
— ¿Vas a seguir pretendiendo qué no estoy aquí? —Zeke terminó con el silencio y relajó su postura metiendo sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón. Durante el tiempo que fue ignorado permaneció con los brazos cruzados y recargando su peso en el marco de la puerta abierta de la habitación—. ¿Quieres decirme por qué estas tan molesta?
Irina acomodó el separador en el libro cerrándolo de golpe, dejó caer el lapicero y talló sus ojos mientras lanzaba un bostezo descuidado. Después de unos segundos se dignó a levantar la mirada para encontrarse con los ojos azules del rubio. Se mantuvo así sin mencionar una sola palabra. Dejó que sus ojos escanearan la figura tan conocida para ella. Eran jóvenes ahora, solo veinte años. Habían pasado tres años desde la partida de los otros cuatro guerreros a la isla, aún no obtenían noticias y el caos en Marle aumentaba. Día a día se vivía la tensión y el ejército no estaba contento por los conflictos que surgían con la demás naciones. No era un secreto que Marle se estaba volviendo orgulloso y deseaba alzarse sobre los demás. Si Irina no se equivocaba, pronto entrarían en guerra.
— Estoy cansada. —mencionó y desvió su mirada para concentrarse en un punto distante de la habitación—. ¿Por qué debo quedarme callada cuando obviamente mis estrategias son mejores que las de ellos? —divagó en el tema antes de responder las preguntas que Zeke le había hecho—. Es completamente obvio que las ideas de los mandos son una mierda, pero su orgullo es más grande y por eso prefieren ignorar a una asquerosa eldiana como yo. —suelta una risa amarga mientras peina de manera descuidada los cortos mechones—. Todo este tiempo he estado esforzándome muy duro para que reconozcan mi trabajo, porque aunque odie a Marle más que otros, también me gusta lo que hago, pero parece no importar. Ellos no quieren que una mujer descendiente de demonios se haga cargo, por eso siempre sabotean mis tareas, ponen dificultades en mi camino para que no pueda avanzar. ¡Y estoy harta! Estoy cansada de seguir trabajando en un asqueroso cuarto oscuro solamente haciendo experimentos. ¡Soy más que una científica, una investigadora o una doctora! Me he especializado y estudiado tanto, pero sin importar en qué ámbitos me involucre, jamás podrá compararse con mi experiencia en el campo de guerra. ¡Soy una estratega! —Zeke emitió un sonido e Irina giró violentamente hacia él—. ¡Y tú! —lo apuntó con su dedo índice—. A ti te han nombrado jefe de guerra mientras yo solo soy tu sirvienta, tu guardaespaldas, la que cuida de ti para que no te pateen el trasero. ¿Por qué no has hecho nada por ayudarme?
— Me extraña que siendo una mujer tan inteligente aún no lo hayas descifrado. —se acercó tomando asiento frente al escritorio de la joven. Se atrevió a husmear en los documentos esparcidos inclinándose y acomodando sus gafas—. Una mujer sin motivos ni capacidad de decidir es una mujer de quien nadie sospecha. Mantén a tus enemigos confundidos. Si ellos no saben quién eres o qué quieres, no podrán saber lo que planeas hacer a continuación. ¿Acaso ya no deseas acabar con tus enemigos?
