DIEZ.

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Un rayo dorado apareció del otro lado de la muralla, era la señal para que todo diera inicio. En seguida le siguieron los demás luminosos estruendos de las transformaciones que cegaron la vista de Irina por unos segundos. El titán bestia tomó forma apareciendo junto a su ejército de titanes que minutos antes habían sido humanos, estos lo rodeaban protegiéndolo. No tardó mucho en tomar una de las tantas rocas que Pieck le había acarreado. Él había forjado muy duro su técnica de lanzamiento, jugar beisbol se convirtió en algo simbólico que pudo usarlo con agilidad. Haciendo uso de esa táctica, lanzó la roca hacia la muralla donde dio perfectamente en el blanco dejando a los soldados sin salida ni posibilidades de escapar.

Tras esa acción y sin más rodeos Zeke estampó su puño contra el suelo lanzando un grito para dar la orden a sus titanes puros más pequeños. Estos se movilizaron avanzando hacia las murallas donde tenían atrapados a sus enemigos. Aquellos soldados no tardaron en lanzarse a ellos para eliminarlos.

Ver como a la persona que ama masacrar a los demás era horrible, Irina seguía a Zeke cuidándolo y aunque sabía que él no tenía malas intenciones, ella no podía evitar sentir repulsión hacia sus actos horrorosos, le daba escalofríos que él no tuviera pena o culpa por esas muertes sanguinarias. A sus ojos él fingía demasiado bien esa parte.

Irina demostró su desesperación e impaciencia golpeando su pie una y otra vez contra el pasto. Mantenía sus manos sobre la lanza de acero y la apretaba con fuerza. Su rostro serio y ojos afilados miraban en dirección donde el enorme titán se encontraba parado arrojando piedras a diestra y siniestra contra aquellas personas. Sus titanes puros más grandes le hacían guardia parados a su lado. Bertholdt había sido lanzado y ahora quemaba todo a su paso luchando contra el resto de soldados dentro de la muralla María.

— Tienes que calmarte. —la profunda y escalofriante voz del carreta la hizo mirarla. Cargaba las piedras que le llevaría. Quiso decirle algo, pero los gritos lejanos la obligaron a girar la cabeza en aquella dirección. La lejanía no le permitía observar con claridad, pero percibió a los diminutos caballos con jinetes ir contra el titán bestia. Irina apretó los dientes y quiso negar. Eran unos idiotas por enfrentarlo desde esa dirección. Estaban siendo el blanco perfecto para él, era un ataque suicida.

— Mierda, ¿qué es eso? —se aproximó dos pasos mirando el cielo colorearse de humo verde—. Iré a ver que sucede.

— Irina, ¿acaso no confías en nuestro jefe de guerra? —recalcó el "nuestro jefe" para que entendiera cuál era su posición y acatara las órdenes antes impuestas por el rubio.

— En Zeke sí, pero en ellos no. —susurró observando el campo de batalla. Era difícil percibir que sucedía con el cielo cubierto de verde y el suelo en nubes de polvo, pero los gritos fueron seguros y causaron escalofríos en ella trayendo amargas memorias de su infancia.

Comenzó a bajar la colina con velocidad sorprendente. Desde ese punto pudo apreciar los mástiles de Zeke ser derrumbados por alguien, aunque no pudo ver de quien se trataba. Agrandó sus ojos deteniéndose. Analizó toda la situación y entendió el propósito de aquel ataque suicida. Los soldados sólo estaba entregando sus vidas para servir de distracción, no querían acabar con el titán bestia porque sabían que alguien más lo haría.

𝐖𝐀𝐑𝐑𝐈𝐎𝐑𝐒 ┇ ❛𝑍𝑒𝑘𝑒 𝐽𝑎𝑒𝑔𝑒𝑟; 𝐿𝑒𝑣𝑖 𝐴𝑐𝑘𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora