⚜ GUERREROS. ━━ El ánimo de su corazón invencible la guiaba en los momentos más difíciles. Había pasado tantos años de sufrimiento y miseria con el propósito de darle a sus enemigos su merecido, pero en el camino encontró el amor. Sin embargo, consi...
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El tenue resoplandor de la luna era la única fuente de luz natural que tenían dentro del bosque. Una noche fresca los envolvía volviendo el ambiente tranquilo. A diferencia de las noches anteriores, todo transcurría con calma. Los soldados descansaban en lo alto de las ramas, algunos pulian sus armas haciendo guardia y otros dormían plácidamente en las hamacas. Irina y Levi conversaban a gusto tomándose un descanso mientras otros soldados cubrían sus puestos cuidando del prisionero. Ambos contaban sus historias del pasado mostrando la debilidad y la culpa de muchas muertes que cargaban y que solían dejarlos sin poder dormir.
— ¿Por qué creíste que debías protegerlo? ¿Por qué aferrarte a un tipo como él?
— En un inicio no era así. Zeke fue torpe, indefenso y débil. —recordó con una pequeña sonrisa. Los viejos recuerdos de una de una dura infancia fueron opacados por los momentos al lado del niño rubio que siempre destacaba por ser el peor en todo—. Quería ayudarlo porque me dio pena verlo en la misma situación de siempre. —arrugó el entrecejo—. Pero después lo hice porque me confesó... —hizo una pausa debatiendo si era correcto mencionarlo. De cualquier manera, ya no había tiempo o motivo para seguir ocultando algo así—. Él tiene sangre real y los Ackerman fueron creados para cuidar de la familia real. Supongo que esa fue una buena excusa que use para esconder mis verdaderos sentimientos. —recargó su cabeza en el tronco y buscó su taza. Se llevó una gran decepción al darse cuenta que se hallaba vacía—. ¿Tienes más té? —lo miró extendiendo la taza hacia él. Pero Levi negó mostrando la suya, la cual se encontraba en las mismas condiciones.
— Un mes. —soltó un suspiro—. Ya ha pasado un tiempo y las raciones se han acabado. —gruñó poniéndose de pie. Caminó hacia el improvisado almacén. Buscó en las cajas algo que pudiera servirle para beber—. ¿Qué es esto? —miró la única botella que quedaba dentro de la caja. Estiró su mano para tomarla.
— Es vino. —habló Levi antes que ella pudiera leer la etiqueta—. Una de las embarcaciones traía montones de cajas de Marle. Yelena lo ofreció a la policía militar como ofrenda. Un regalo para ganarse a los viejos. —chasqueó la lengua y rodó los ojos sintiendo fastidio por quienes estaban a cargo de todo.
— ¿Qué has dicho...? —los labios de Irina temblaron, no daba razón a lo que escuchaba y como consecuencia la botella resbaló de sus manos estrellándose en el suelo rocoso. La delicadeza del asunto solo resultaba ser un grave problema que se interponía entre los planes futuros que pudieran tener los altos mandos—. Esto no puede estar pasando. —llevó sus manos a la boca y retrocedió negando—. Él no puede ser capaz de algo así. Zeke no llegaría tan lejos.
— ¿Qué sucede? —Levi se preocupó llegando hacia ella para sujetarla de los hombros. La diferencia de estatura resultaba un problema cuando buscaba verla a los ojos para traerla a la realidad—. ¡Oye, Irina, mírame!
— Hace muchos años descubrí los verdaderos poderes de la sangre de Zeke, quien sin poseer al titán fundador, tenía varias similitudes en cuanto a habilidades. —contó con rapidez. Su boca se había secado y tenía un pesado nudo en la garganta que crecía ante las descabelladas sospechas—. Me rehusé a revelar algo así a Marle, pero de alguna u otra manera terminaron por descubrirlo usándolo en eldianos que infiltraron en naciones enemigas. El fluido de la médula espinal en Zeke sirve para convertir a los humanos en titanes puros. Solo basta un grito para activar dicho poder. —sujetó a Levi por los hombros dándose cuenta del horror plasmado en su rostro. Al igual que ella, él probó el amargo sabor de una derrota inminente, pero la diferencia entre lo que sentían era abismal. Esos hombres eran personas que Levi conocía desde años atrás, buenos soldados que mostraron su lealtad.
