Capítulo 9 / ¿Tienes novio?

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Era 1ro de octubre. Exactamente, lunes.

Me levanté con desgano, extrañamente me sentía más cansada de lo habitual. Me bañé y desayuné como de costumbre.

Salí corriendo hacia la universidad y las primeras clases de la mañana fueron bastante pesadas, por momentos sentía que me costaba prestar atención, por otros momentos, tenía sueño.

Me sentía un poco rara.

Eso me dio mala espina, imaginé que quizá pasaría algo malo. Quizá un resfrío, fiebre o algo por el estilo.

Saliendo de la universidad compraré una pastilla, pensé.

Llegó la hora del almuerzo y, como ya era costumbre, comencé a textear con Ji Yong mientras recogía mi comida y me sentaba a comer sola.

Él me contaba su día, me decía estar muy exhausto pero feliz a la vez de ver todos sus logros. Yo le conté que mis notas eran cada vez mejores y que mis profesores me felicitaban seguido. Me decían que lo más probable es que la universidad me diera una beca debido a mis resultados tan buenos.

Ambos estábamos muy felices, nada podía mejorar todo esto.

Terminé de comer fideos con salsa y un huevo frito, y comencé a sentir mi estómago un tanto extraño. ¡Hay maldita sea! ¡Ahora qué!

Intenté ignorar ese dolor y tomé gaseosa para distraerme, mientras tanto seguía hablando por mensajes con Ji.

Felizmente ese malestar desapareció y pude regresar a clases con normalidad.

El resto del día fue normal y al regresar a casa me olvidé por completo que me había sentido mal.

El martes me pasó algo parecido, me sentí un poco extraña del estómago, pero con gaseosa lo disipé. El resto de días hice lo mismo, ya se había vuelto mi truco para mejorar mi salud.

Pero lamentablemente el viernes no pude hacer lo mismo.

El estómago me dolía a más no poder y cuando quise disiparlo con gaseosa, fue peor. Corrí al baño con todas mis cosas porque sentí la necesidad de vomitar todo lo que había ingerido.

Felizmente nadie me vio, eso habría sido vergonzoso.

No vomité, por tanto, no pasó a mayores.

Terminó aquella semana de clases y antes de irme a casa, uno de mis profesores me llamó en el pasillo. Me reverencié y lo miré curiosa.

-Kim Haru, el rector de la universidad quiere verte.

-¿A mí?

-Así es. Está en la oficina del cuarto piso.

-Muchas gracias-volví a reverenciarme y corrí hacia las escaleras.

No me sentía muy bien del todo pero quería subir lo más rápido posible para ver qué tenía por decirme.

Toqué la puerta dos veces y me indicaron pasar.

-Señorita, Kim Haru. Tome asiento por favor.

Me reverencié y me senté frente a él.

-¿Sucedió algo, señor?

-Tengo dos noticias buenas para usted.

Mis ojos se iluminaron y lo miré con una sonrisa.

-La primera es que a partir del otro año, no pagará pensión universitaria dado a que sus notas son perfectas y para continuar con este beneficio, debe seguir rindiendo de la misma forma.

Me quedé helada con lo dicho por el rector. ¡Era la mejor noticia de mi vida! Mis padres estarán muy orgullosos de mí.

-Muchas gracias, señor. No se imagina como me siento con lo que me acaba de decir-me toque el rostro porque me dolía de tanto sonreír.

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