Capítulo 32 / Comprometidos

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***

Los días volaron.

Ji Yong estuvo de nuevo a nuestro lado en un abrir y cerrar de ojos.

La convivencia en la nueva casa fue de maravillas. La pasamos en la piscina a diario y nos divertimos en los juegos del jardín junto a Ji Eun.

Pronto llegó el día de mi cumpleaños y Ji Yong me sorprendió con un bello detalle. Puedo decir que fue la sorpresa más adorable de toda mi vida.

En la mañana despertamos juntos y el desayuno fue algo especial. Nuestro día estaba comenzando de la mejor manera, riendo, bailando. Todo fue bonito.

Entrada la tarde, llegaron nuestros familiares de siempre, BIGBANG y el señor Yang.

Disfrutamos de una deliciosa comida y buena música. Las conversaciones interesantes y el restante sol en el cielo, fueron excelentes para aquella reunión.

Veinte años... Quién lo diría.

Pasé a la segunda base, tengo una hija, una relación estable, una casa inmensa y un auto.

Jamás se me habría ocurrido que mi vida cambiaría tanto en tan solo tres años... Prácticamente ayer aún era prisionera de mis padres y hoy en día era toda una madre de familia.

Realmente nunca, nunca lo habría imaginado.

Entrada la noche me cantaron la canción de feliz cumpleaños, comimos pastel y agradecí a todos por sus visitas mientras se iban retirando. Sin duda alguna, había sido una tarde muy significativa para mí.

Después de bañarnos los tres y hacer dormir a nuestra bebé. Ji me tomó de la mano en el pasadizo de cuartos y me besó suavemente.

-Tengo la última sorpresa para este día-susurró mirándome a los ojos.

-¿Qué es?

-No te la puedo dar acá. Estaba esperando que Ji Eun se durmiera-sonrió.

-¿Iremos al jardín?

-No-negó- Mejor que eso. Saldremos juntos a la calle.

-Pero Ji... ¿No es peligroso para ti?

-Tranquila, a esta hora todo está bajo control. Tú solo sígueme-extendió su mano y la acepté sin dudarlo.

-¿Hablaste con la señora Han?

-Sí-asintió- Ella estará pendiente de Ji Eun en lo que nosotros regresamos.

Ambos sonreímos.

Abordamos el auto y todo el camino hacia Dios sabe dónde, Ji me tuvo con los ojos vendados.

A decir verdad, no tardamos mucho en llegar. Me ayudó a bajar y dimos unos cuantos pasos.

Sentí que se colocó detrás de mí y alzó el pañuelo que cubría mis ojos.

Mi corazón sintió una ola de sensaciones agradables al tener frente a mí el maravilloso Puente Banpodaegyo. Este puente se ubicaba exactamente en el Río Hangang y poseía muchas luces coloridas y boquillas que desplegaban chorros de agua de una forma espectacular.

Era un lugar mágico y bonito. Por lo que sé usualmente las parejas acuden a este lugar durante las mañanas o tardes para pasar un momento romántico, claro que en mi caso jamás lo había hecho y estar allí, con él, era más que perfecto.

Volteé con una sonrisa y tomé su rostro entre mis manos. Cerré los ojos y nos besamos. Ambos suspiramos mientras nuestras lenguas se acariciaban entre sí.

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