Aquella vieja y fría sala se había inundado en un silencio aplastante. Jon observaba a Rose, ella observaba al Maestre Aemon y al Jeor Mormont, que ninguno decía nada pero los dos pensaban lo mismo, Rose no podía continuar allí.
- Entonces, debo marcharme. - Ella buscó la mirada de Jeor Mormont cuando él asintió, ninguno quería que ella se fuera. - ¿Podréis decirme quiénes son mis padres? - Ella les escuchó suspirar pesadamente, no iban a decírselo.
- Tenemos algo de tu madre, Roselyn. - Jeor Mormont pidió a Jon que le ayudara a arrastrar un baúl hasta los pies de Roselyn. - Ábrelo, todo eso es tuyo. - Ella lo abrió y vio que todo eran vestidos, ella los tocó, eran muy suaves y ella nunca se había puesto un vestido.
- ¿Eran de mi madre? - Ella levantó la vista para ver a Jeor Mormont asintiendo, cogió uno para mirarlo y, aunque no entendía demasiado de vestidos, eran preciosos. - No me diréis quien es mi padre ¿verdad?
- Por tu bien es mejor que no lo sepas. - Fue el Maestre Aemon quien habló esta vez.
- ¿Mi bien? Necesito saber quien soy y de donde vengo. Por qué tengo estos poderes que nadie más tiene. ¡Necesito respuestas! - Los dos bajaron la cabeza, ninguno iba a contestar que era la hija bastarda de Robert Baratheon.
- Roselyn, será mejor que marches, para todos nuestros hombres, incluido Jon. - Ellos dos se miraron casi asustados. - Sabemos que habéis pasado la noche juntos, pero no podemos hacer nada, Jon no ha tomado los votos todavía. Será mejor que no volváis a veros. - Los dos se miraron, en el fondo sabían que esto iba a ocurrir. - Hoy partirá Lord Tyrion junto a Yoren y varios hombres hacia Desembarco del Rey, primero pararán en Invernalia. Irás con ellos. - Jeor Mormont fue claro en su orden, Roselyn no iba a seguir en el muro.
***
Miraba los vestidos, para hacer el camino hasta Invernalia iba a ponerse uno. No había muchos vestidos, pero podría apañarse con ellos; tampoco estaban muy adornados, así que seguramente fuera campesina o prostituta.
El vestido era color vino, de manga larga, se ceñía a su cuerpo. Se sentía extraña e incómoda, llevaba toda su vida vistiendo pantalones, ropa más cómoda. Nunca se había puesto un vestido. Llamaron a la puerta, era Jon.
- Rose, está ya todo preparado. - Se quedó mirándola de arriba a abajo, entró a la habitación cerrando la puerta tras él. - Estás preciosa. No quiero que te vayas.
- El Maestre y el Lord Comandante tienen razón, es mejor que esté lejos. - Ella se acercó a él y le besó, sabiendo que era la última vez. - Haz que la Guardia de la Noche vuelvan a ser guerreros, protege a Sam y no me olvides.
- No lo haré, con Robb no te ocurrirá nada. Les dirás a mis hermanos que no les olvido, y que les echo de menos. - Ella sonrió a la vez que él asentía. Jon agarró sus manos y las besó. - Por favor, no ardas en llamas.
- No lo haré. - Fue él quien se acercó a volver a besarla.
Bajaron a los patios, ya estaba todo preparado para marcharse. Tyrion y Yoren la estaban esperando. Ella subió a su caballo, abrieron la puerta y ella miró a Jon una última vez. Cerraron las puertas tras su salida, todo era muy extenso, ella nunca lo había visto.
- Creedme Roselyn, encontraréis más tranquilidad en Invernalia. - Fue Tyrion quien la hablaba. - Tienes rasgos que me resultan muy cercanos. - Ahora Tyrion quien dudaba sobre los padres de la chica.
***
Fueron tres largos días a caballo, el tiempo cada vez era menos frío pero continuaba siendo frío. De lejos vio una fortaleza, supuso que eso era su nuevo hogar. Sólo fue un hombre quien les recibió y no fue demasiado agradable. No entendía por qué Jon adoraba tanto aquel lugar, era oscuro. Entraron en el Gran Salón y allí había algunos hombres de la guardia, un maestre y un hombre joven de la edad de Jon, supuso que era Robb.