9. A Rose in the Wall

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¡Hey!

Quería decir lo mismo que dije en el último capítulo publicado de The north is not so cold. Lamento la tardanza y mil gracias por todos los comentarios que recibo casi a diario.

Tengo que confesar que me gusta escribir esta historia solo porque tengo a Robb, le echo tanto de menos y disfruto tanto con ese personaje que espero que vosotros también.

PD: si Robb no regala un colgante o una pulsera con el lobo, yo no me quedo tranquila. Lo siento.

Gracias, espero que guste.
Y leed, comentad y votad.

Xx.

***
Rose caminaba con el desayuno de Bran, ya no llevaba la pierna vendada pero todavía cojeaba levemente.

Había hablado con Robb varias veces, pero con formalidad. Ningún acercamiento más allá de lo que debería tener un señor y su invitada. Aún así, ella seguía pensando en la última conversación que tuvo con Robb en la biblioteca; él ya sabía que ella tenía poderes, pero si algo retumbaba en la cabeza eran sus últimas palabras "siento lo mismo que tú", pero qué sentía ella.

- ¿Cómo estás Rose? Estás muy callada. - La infantil voz de Bran la llevó de nuevo a la realidad.

- Estoy bien, he dormido poco. ¿Ha terminado de comer? - El niño asintió con la cabeza, Rose cogió la bandeja. - Ahora enviarán a Hodor para llevarte a tus clases con el maestre. - Ella salió rápidamente de la habitación para chocarse con Robb.

- Perdone. - La bandeja había caído a sus pies, ella trató de agachar pero Robb fue más rápido y cogió la bandeja.

- ¿Cuántas veces te he dicho que no me trate de vos? - Ella cogió la bandeja. - ¿Dónde ibas?

- Iba a dejar esto e iba a ir a la biblioteca.

- ¿Te gustaría dar un paseo por los bosques? Hace mucho que no damos un paseo.

- Sí, desde que me atacaron los salvajes. - Sintió la culpabilidad de Robb, aunque ella no estaba realmente segura de quién era el culpable de lo ocurrido. - Acepto la invitación. - Rose sintió la satisfacción en Robb, agarró su brazo.

Estaba todo cubierto por la nieve, hacía frío, caminaron por los bosques.

- No llevas capa, tendrás frío. - Robb hizo el amago de quitarse la capa pero vio la mirada que Rose le estaba dando, y recordó que ella no lo sentía. - Cierto, casi lo había olvidado.

Robb seguía confuso, le estaba costando asimilar que Rose fuera así, pero no dejaba de gustarle. Ella se separó de Robb, comenzaban a abrumarle sus pensamientos y al ver a lo lejos un pequeño destello azul, vio la excusa perfecta para alejarse de él y escucharse a sí misma.
Al llegar, como pudo se agachó, y vio que era una flor. Era pequeña, comparada con una rosa o cualquier otra flor, era insignificante.
Pero no era su tamaño, ni siquiera era la flor en sí, era su color. Ese color azul era el más bonito que había visto nunca, aún así le era realmente familiar.

A Rose in the Wall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora