2. A Rose in the Wall.

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Con la muerte de Jon Arryn, los reyes viajaron a Invernalia. Robert iba a pedirle a Eddard Stark que fuera la nueva Mano del Rey. También iban a concertar un matrimonio entre Sansa y Joffrey, se llevarían a Arya. Jon entendió que Invernalia no era un lugar para él, en realidad nunca había sido un lugar para él.

Jon Snow era hijo bastardo de Eddard Stark, Lord Stark le había reconocido como hijo pero no le daría el apellido Stark. Su esposa Catelyn había odiado a Jon desde que llegó siendo un niño, tenerle allí sólo le servía para recordar el engaño de Ned. Jon tenía a sus "medio-hermanos", Robb era de su edad y tenía una buena relación con él, Sansa era como su madre, rara vez le dirigía la palabra; luego estaban los más pequeños, Arya era quien más le quería, Bran tenía muy buena relación con él, y por último Rickon, era tan pequeño que no llegaba a entender que era un bastardo. 

Desde hacía un año, Jon había valorado la idea de marcharse al Muro, y tomar los votos de la Guardia de la noche. Si marchaba al Muro, le daría más honor a los Stark que estando allí. No se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Robb. Sólo esperaba poder ver a Benjen Stark, su tío, para que le llevara allí. 

Se preparó una cena en el Gran Salón para todos los invitados, entre los cuales no estaba Jon. Al parecer su presencia molestaba a los invitados.

- No es mi culpa. - Pensaba Jon mientras preparaba unos sacos con paja. - Yo no he tenido la culpa de ser un bastardo. - Cogió una espada y se preparó para aplicar las clases que había tenido años atrás. El pensaba que quizás habían comenzado a prepararle porque ya sabían que su futuro era ser Guardián de la noche.

- Buenas noches. - Escuchó una voz tras él, era Tyrion Lannister.

- Hola. - Jon no sabía por qué le hablaba, pero se acercó a él. - ¿Eres Tyrion Lannister, el hermano de la reina?

- Bonito título. - Ironizó Tyrion. Le dio un sorbo a la copa de vino que llevaba en la mano y volvió a dirigirse a Jon. - Eres el bastardo de Eddard Stark ¿verdad? - Eso era para todos, el bastardo de un hombre honorable. Se apartó de Tyrion Lannister, aún sabiendo que la conversación no había terminado. - Veo que no os gusta que os llamen bastardo. - Jon rodó los ojos, le parecía patética esa afirmación. - Quiero que sepas que te entiendo. 

- ¿Qué sabéis de ser unas bastardo? - Jon se sentía casi ofendido, Tyrion no era un bastardo, él no podía saber nada.

- Todos los enanos somos bastardos a los ojos de su propio padre. - Jon le miró, quizás se había adelantado y Tyrion si podía entenderle. - ¿Por qué no estáis en la cena?

- Mi presencia molesta a la reina. - Tyrion rió al escuchar a Jon. 

- Mi señor, después de tantos años me sigo preguntando que es lo que no les molesta a la reina. - Bebió de su copa para ver que ya se había acabado el vino. - Espero que sigáis disfrutando de su pelea con esos sacos de paja, el vino me llama. - Jon vio como se marchaba pero también vio como su tío Benjen llegaba. 

- Tío Benjen. - Jon soltó la espada, y fue hacia él. Su tío le recibió con un abrazo, hacía mucho que no viajaba a Invernalia. - ¿Cómo va todo en el muro? 

- Está todo tranquilo. - Él mintió, sabían que algo estaba ocurriendo, algo se avecinaba, el invierno se estaba acercando. 

- Tío, estoy listo. Quiero que me lleves contigo. 

- Jon, eres joven, no quieras desperdiciar tu vida siendo guardián.

- Los dos sabemos que cuando mi padre marche a Desembarco del Rey, yo no podré seguir aquí; no soy bienvenido. - Benjen no respondió, pero sabía que Jon tenía razón. - Habla con mi padre, por favor. - Su tío no dijo nada, sólo le dio una palmadita en el hombro, una sonrisa de comprensión y se fue. Eso era todo lo que Jon recibía, una palmada en el hombro. 

Había anochecido y empezaba a nevar, Jon ya estaba en su habitación. No se oía mucho ruido, supuso que la cena habría terminado. Llamaron a su puerta, él se puso en pie al ver que era su padre.

- Jon, ¿podemos hablar? - Él se limitó a asentir y esperó a que Ned comenzara a hablar. - He hablado con Benjen, dice que quieres tomar los votos de Guardián de la noche. - Jon asintió, esperaba que dijera que sí. - ¿Es lo que de verdad quieres?

- Quiero darle el honor que le he quitado a esta familia. - Jon vio cómo cambió el rostro de su padre, era él quien parecía culpable. Ned suspiró, Jon sabía lo que significaba eso. 

- Cuando partamos a Desembarco del Rey, tú partirás al muro. - Jon dio una sonrisa de lado antes de que Ned se fuera de su habitación.

Pasó la noche divagando, allí se prepararía para explorador. Cuidaría a todo Poniente de los salvajes, podría viajar más allá del muro; allí podría encontrar quien es de verdad, dejaría de ser el bastardo de Ned Stark. 

A la mañana siguiente, lo que despertó a Jon, y prácticamente a toda Invernalia, fue la caída de Bran desde uno de los muros del castillo. Bran no se despertaba, el maestre Luwin decía que probablemente no pudiera volver a andar; por los pasillos se rumoreaba que no había sido un accidente. Ésto retrasó su partida al muro, lo que le permitió preparar una buena despedida con sus hermanos. Rickon no lo entendía, Sansa sólo le dijo adiós y buena suerte, Robb le prometió que volverían a verse; antes de visitar a Arya, Jon le encargó al herrero una espada que fuera pequeña y ligera para ella.

Cuando llegó a su habitación, la vio enfadada preparando sus maletas. Le gustaba que fuera tan singular, que no fuera como Catelyn ni como Sansa. 

- Tengo algo para ti. - Él le enseñó la espeda dentro de su funda. - Debes tener cuidado con ella.

- Padre nunca me dejará tomar lecciones. 

- ¿Quieres la primera lección? Si tienes que defenderte, siempre golpea con la punta. - Ella sonrió al escuchar el consejo de su medio-hermano. - Las mejores espadas tienen nombre, ¿cuál será el suyo?

- Aguja. - Ella miraba la espada fascinada. - Que Sansa se quede con su agujas, yo ya tengo mi aguja. - Ella miró a Jon, dejó la espada y saltó a sus brazos, él la abrazó y escuchó como ella le decía que le echaría de menos. 

Su despedida con Bran fue más complicada, Catelyn estaría en su habitación. Jon sólo pudo decirle que pronto volverían a verse, antes de que Catelyn comenzara a decirle que había sido una vergüenza, que llevaba años queriendo que se marchara al muro. No le sorprendió, de ella sabía que no podría oír nada agradable. 

***

- Padre, ¿algún día sabré quien fue mi madre? - Ésta era la despedida con Ned, él viajaba a Desembarco del Rey y Jon, al Muro. Cogían caminos opuestos. 

- Cuando nos volvamos a ver hablaremos de tu madre. - Ned siempre parecía tan molesto cada vez que hablaba de ella, que intrigaba mucho más a Jon.

- Gracias por cuidarme todos estos años. 

Esa fue su despedida, no parecía una despedida entre padre e hijo. Pero ahora comenzaba una nueva vida para Jon, en el muro podría encontrarse a sí mismo, y dejaría de ser sólo el bastardo de Lord Stark. 

Jon se juntó a la partida de hombres que viajaban hacia el Castillo Negro, la mayoría iban a tomar los votos, menos Tyrion Lannister. Él quiso viajar hacia allí, y mear desde el muro. 

Estaba amaneciendo cuando llegaron a las puertas del Castillo Negro, cuando se abrieron para ellos, Jon vio que era como los patios de Invernalia pero menos cuidados. Estaban llenos de hombres que prefirieron tomar los votos a morir. Ninguno de ellos parecía muy hábil con la espada, y menos con el arco. 

Entonces Jon la vio, era una mujer joven. Pelo oscuro, piel morena, ojos oscuros. Su rostro era dulce y su mirada fría. Estaba entrenando con un hombre, era infinitamente más hábil que él, su movimientos eran rápidos y sus golpes, certeros. Jon nunca se había fijado en las mujeres con demasiado interés, pero supo que aquella joven era la más hermosa de los Siete Reinos.

A Rose in the Wall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora