17. A Rose in the Wall

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Consiguió escabullirse de tener relaciones la primera noche, no sabía si fue por lástima, pero pasó toda la noche sola en una habitación pensando en lo que estaba ocurriendo, odiaba a Catelyn con todas sus fuerzas, pero sabía que no podía hacerle nada por Robb.

Seguía pensando en lo que había dicho Petyr Baelish, él sabía quién era su padre, pero, ¿merecía la pena estar allí bajo sus órdenes solo para saber quién era su padre? No, por supuesto que no, no iba a permitir ser prostituida solo para saber la identidad de un hombre. Ninguna de aquellas mujeres debería estar ahí. ¡Dioses, cómo odiaba a Catelyn!

Golpearon con fuerza la puerta, era Baelish acompañado de un cliente. Rose respiraba con fuerza pero intentaba calmarse, por suerte apareció Tyrion, ambos disimularon al verse.

- ¿Roselyn? - Habló Tyrion cuando se fue Petyr - ¿Qué haces aquí? Te dejé en Invernalia, allí no te podía ocurrir nada.

- Fue Catelyn Stark. - Vio la confusión de Tyrion. - Me marché con Robb y sus abanderados.

- ¿Por amor? - Asintió casi avergonzada. - Catelyn no podía permitirlo. - Tyrion no tardó en sentirse identificado, eso era tan similar a lo que él mismo había vivido...

- Yo quería venir a Desembarco para saber quién es mi padre, pero no iba a prostituirme. - Calló un momento antes de confesar su plan. - Si no logro escapar yo misma me mataré, Tyrion.

- No puedes seguir en Desembarco. - Percibió rápidamente la preocupación de Tyrion. - Esta noche, cuando Baelish se haya ido, sal de aquí. Te esperaré fuera.

***
Llevaban más de una semana más allá del muro, Jon lo disimulaba pero estaba emocionado, el lord comandante había preparado la búsqueda de Benjen Stark, su tío salió a tierras salvajes y no volvieron a saber nada de él; todos se alarmaron al ver volver al muro a su caballo sin jinete. 

Hacía mucho frío y Sam era realmente una carga, aunque Jon prefería no decir nada; antes de llegar al torreón de Craster fueron avisados de lo que se encontrarían allí, era un aliado pero no debían confiar en él.

- ¿Por qué solo hay mujeres? - Preguntó Sam con mucha curiosidad.

- Son sus esposas. - Contestó un hermano de la guardia, Sam se quedó asombrado, no entendía eso. - También son sus hijas.

- ¿Folla con sus hijas? - Otro hermano preguntó, le parecía realmente repulsivo y todavía no le había conocido.

- ¿Y qué ocurre con los niños? - Murmuró Jon para si mismo.

- ¿Cómo dices, Jon?

- Copula con sus hijas, pero qué hace con los niños. - Todos se quedaron callados, realmente odiaban ese lugar, ni siquiera sabían por qué el lord comandante había ordenado parar allí.

Algunos altos cargos y sus mayordomos entraron en la sala principal, estaba Craster y más mujeres. A Jon aquel sitio le pareció más repugnante todavía, pero no tanto como Craster, le resultaba un hombre repulsivo y no solo por sus actos, físicamente también. Jon no dijo nada porque no podía dejar de observar aquella parte del torreón.

No estaban seguros de la información que les dio Craster sobre el paradero de Benjen Stark y sobre Mance Rayder.

- Podréis pasar la noche aquí, pero ni se os ocurra tocar a alguna de mis mujeres... Lo digo por esa chiquita sureña de rizos que tanto observa. - Jon sabía que iba por él.

- No soy del sur, soy hijo de Ned Stark, soy de Invernalia.

- Eres el bastardo de Ned Stark y eres un sureño. - Craster fue excesivamente hostil y todos sabían que no había acabado con Jon. - Escucha como sigas mirando a mis mujeres, te saco los ojos. Y como se te ocurra tocar a alguna...

- No tocará a nadie, Craster, y si lo hace, me encargaré de él personalmente. - Jeor Mormont intentó tranquilizar la situación.

- No, si toca a alguna, le cortaré la polla y los huevos de tajo, así no será tan distinto a ellas. - Jon se sintió realmente ofendido y asqueado y salió de allí; se alegraba enormemente de que Rose no estuviera allí, aunque ella se sabía defender perfectamente, no podría soportar ver cómo ese tipo la faltaba el respeto.

Salieron todos de allí, Jeor Mormont miró a Jon y realmente no necesitó decir nada, Jon leyó una advertencia en su mirada.

***
Había observado desde las ventanas las piedras mal colocadas en la fachada, podrían servirle de apoyo cuando se fuera a escapar. Rose intentaba respirar profundamente, nadie podía notar que estaba tramando algo y, desde luego, no podía empezar a arder.

Se sobresaltó cuando entró Baelish con un cliente, era un señor viejo, no era ni demasiado gordo ni demasiado delgado, pero sí le faltaba algún diente.

- Mi señor, le presento a nuestra preciosa Roselyn, es nueva aquí, así que tratela bien. - Esto último lo dijo de manera que a Rose le provocó una arcada que trató de ocultar.

Cerró la puerta y aquel hombre se lanzó a la joven, obligándola a ponerse de espaldas a él, le desabrochó el vestido y fue lo único que hizo con cuidado.

La tiró a la cama, aunque ella forcejeó con él; este le abrió las piernas para pasar sus dedos por la entrepierna de la joven, esto terminó con la calma de Rose, le repugnó tanto que quería morirse, pero debía escaparse, así que era él quien debía morir.

Se zafó de su agarre y con un rápido movimiento cogió del suelo el cinturón del hombre, que ya había tirado al suelo, y se lo puso alrededor de su cuello. El hombre intentó pelear, arañaba a Rose para quitarla de ahí, pero ella apretaba con fuerza y firmeza. No tardó en cambiar su color de piel a rojo, comenzaba a perder fuerza y cesaron los arañazos.

Rose mató a aquel hombre, sabía que los remordimientos podrían con ella, pero aquí era elegir ella o él, y la decisión estaba clara.

Se vistió rápidamente y comenzó a bajar apoyándose en las piedras que sobresalían, a pesar de que la huída podía ser peligrosa, no le resultó complicada. Salió fuera de los muros de Desembarco del rey para encontrarse a Tyrion con dos caballos y otro hombre.

- Pensé que vendrías solo. - Estaba desconfiada, pero vio que ninguno de los dos tenía malas intenciones.

- No puedo permitirte ir sola de vuelta al campamento de Robb.

- Sé defenderme.

- Lo se, Rose. Pero el camino es largo y puede ocurrir cualquier cosa. ¿Has tenido algún problema?

- He tenido que matar a un hombre.

- ¿Cómo le has matado? - Preguntó aquel hombre.

- Le he asfixiado con un cinturón. - Él levantó las cejas con asombro.

- ¿Seguro que necesita ayuda?

- ¿Cómo se llama?

- Bronn. - Pot su actitud supo que no era un señor, lo más probable es que fuera un mercenario. - No se preocupe, esto lo hago porque me va a nombrar señor y me va a dar un castillo. - Rose rio en voz baja.

- Dime Tyrion, ¿quién es mi padre? - Tyrion suspiró, debía saberlo y debía saber por qué corría peligro.

- Eres bastarda de Robert Baratheon.

- ¿Qué? No puede ser, ese era el rey gordo.

- Sí, y ahora el nuevo rey ha mandado asesinar a todos los bastardos de Robert, por eso corres peligro y por eso debes marcharte. - Rose entendió las razones de Tyrion y, aunque no entendía cómo se sentía, debía volver con Robb y contarle lo ocurrido con Catelyn.

- Tyrion, no sé cómo agradecértelo...

- Continúa con vida.

- Tú también.

- No te preocupes, me gusta vivir. - Rose sonrió y subió al caballo; junto a Bronn, dejaron atrás a Tyrion, que no se marchó hasta que no les vio desaparecer.

A Rose in the Wall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora