4. A Rose in the Wall.

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La imagen del beso se mantuvo presente toda la noche, además de la curiosidad por saber que era aquello que sentía.

En cuanto vio que comenzaba a amanecer, se preparó para ir a ver al Maestre Aemon. Intentaba pasar por los pasillos y los patios intentando no hacer ruido.

Llamó a la puerta queriendo que no hubiera nadie más que el maestre.

- Maestre Aemon, ¿puedo hablar con vos? - Él ya era muy mayor, y se había quedado ciego.

- Roselyn, hace mucho que no viene a verme. - Ella se acercó a él. - Debe ser temprano, ¿qué te trae aquí?

- He sentido cosas que no logro entender. - Ella se sentó junto a él. Todavía seguía dolida porque no le decían la verdad sobre su pasado, pero necesitaba saber que era aquello que sentía.  - Cuando veo a esa persona me pongo muy nerviosa, me arden las manos sin motivo, y siento como si el corazón fuera a salirse de mi pecho; siempre quiero estar con él, pero sé que no puedes ser.

- Querida Roselyn, siempre has sido muy fuerte, nunca has bajado la guardia, pero te estás enamorando.

- ¿Amor? Eso es imposible, Maestre. Aquí en el Muro no hay amor, no puede haberlo, todo es hielo, todo es frío.

- Todo no, tú no lo eres; pero aquí los hombres no pueden amar. - Ella se quedó en silencio, no podía pensar en amor. Ella no podía, no sabía, nadie la había enseñado a querer. - Anoche llegaron cartas, ¿puedes leerlas? - Ella comenzó a leerlas, y vio una para Jon.

- Maestre, hay una carta para Jon Snow. Su hermano Bran ha despertado, déjeme ir a darle la noticia. - Sin esperar la respuesta del maestre, ella corrió hacia la celda de Jon. Ella golpeó la puerta esperando que abriera pero no recibía respuesta, decidió entrar y vio que dormía. Sus rizos estaban alborotados, su cara era realmente bonita, más aún cuando dormía; casi le daba pena despertarle.

- Jon. - Ella le susurraba para que se despertara. - Jon, despierta. - Tuvo que llamarle varias veces más hasta que comenzó a despertarse. - Jon, han llegado noticias de Invernalia, Bran ha despertado, pero no podrá volver a andar.  - Jon suspiró, se sentó apoyando su cabeza entre las manos.

- Sabía que pronto se despertaría. - Volvió a suspirar y la miró. - ¿Qué ocurrió anoche?

- ¿No recuerdas nada? - Entonces Rose entendió que ese beso era sólo porque sólo estaba borracho. - Bebisteis, os emborrachasteis y os traje a vuestra celda.

- ¿Por qué no me tuteas? - Jon la miró sin entender nada. - ¿Ocurrió algo más? - Ella se limitó a negar con la cabeza, volvía a ponerse nerviosa, quizás si confesaba lo del beso su relación cambiaría.

- Vamos a desayunar, tenéis que entrenar. - Ella salió de la celda dejando que se vistiera.

No lo recordaba, Jon no recordaba el beso, y ella como una tonta sentía todas esas cosas que el maestre había llamado amor. Si el amor era así, ella no lo quería.

***

Grenn, Pyp y Jon bromeaban entre ellos antes de bajar a entrenar, Roselyn callaba, intentaba saber qué sentían ellos pero sólo podía sentir lo suyo. No quería hablarles, sólo quería ir a los patios y coger una espada, sentirse fuerte y protegida otra vez.

Bajaron a los patios, Jon y Roselyn le dieron consejos a Pyp y a Grenn sobre cómo coger la espada, cómo usarla, cómo moverse.

- Grenn, intenta moverte más, es más fácil dar a un blanco que está quieto. Pyp, tú no, podría darte mi espada y que hicieras solo el trabajo. - Jon les dio el último consejo.  Miró como Roselyn sólo les miraba, ella parecía triste y enfadada, como la primera vez que la conoció. - ¿Qué te ocurre? - Se acercó al oído a hablarla, pero ella se apartó.

A Rose in the Wall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora