16. A Rose in the Wall

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No sabía dónde la llevaban, pero no tardaron demasiado. Intentaba con todas sus fuerzas identificar quienes la estaban secuestrando, podía ver que aquellos hombres solo cumplían órdenes pero no lograba saber quién les había ordenado secuestrarla.

Rose no podía decir a ciencia cierta cuánto tiempo habían caminado pero estaba segura que estaban lo suficientemente lejos del campamento como para que no la encontraran. Pararon y la dejaron en el suelo, los hombres comenzaron a hablar entre ellos hasta que callaron de golpe, Rose supo que estaba cerca de la persona que había ordenado el secuestro.

Entonces, aunque tenía los ojos vendados, vio claramente quien había sido. Catelyn Stark había ordenado sacar a Rose del campamento y llevarla a Desembarco del Rey, pero Rose no sabía su destino.

- ¿Qué harás cuando Robb sepa esto? - Consiguió deshacerse de su mordaza. - Verá que no estoy y querrá encontrarme.

- ¿Cómo estás tan segura de que no creerá que has decidido irte? - Rose calló un momento. - ¿Crees que no os he escuchado? Simplemente te he empujado para que puedas seguir tu camino.

- Me estás secuestrando, Catelyn, no te atrevas a hacerme creer que me estás haciendo un favor.

- Cierto, no te lo estoy haciendo a ti, se lo estoy haciendo a mi hijo. ¿Crees que no sé que mi hijo lo dejaría todo por ti? Aunque es un buen chico y está afrontando de forma madura esta guerra, sigue siendo joven y sé que no quiere casarse con una Frey.

- Yo no estoy pidiendo casarme con él, soy la primera que le dice que sea un hombre de palabra y cumpla con lo que ha prometido.

- Pero él te quiere, conseguiste enamorarle en Invernalia y no es fácil alejarse de alguien a quien quieres.

- No te va a perdonar esto nunca.

- No se enterará. - Catelyn había concluido la conversación, mandó que volvieran a ponerle la mordaza y emprendieran el camino a Desembarco. La volvieron a subir al caballo y comenzaron la marcha hasta Desembarco; aunque Catelyn aseguró que Robb no se enteraría, Rose confiaba en que sabría que su marcha no había sido por voluntad propia.

***

Concluyó la reunión, Robb paseó por el campamento, hasta poder llegar a la tienda de Rose. Al llegar a su tienda vio que no estaba allí, aunque le pareció extraño, fue hacia el lago para ver si seguía allí. Lo único que se encontró fue toda su ropa y telas mojadas, Rose ya no estaba allí.

Miles de preguntas abordaron a Robb, ¿se había marchado? ¿La habían secuestrado? Pero, ¿quién y por qué?

Pensó en los Lannister, ella era hija bastarda de Robert Baratheon, quizás ellos ya lo sabían pero ¿cómo? ¿Cómo les había llegado esa información? Corrió a la celda de Jaime Lannister.

- ¿Dónde está Rose? - Preguntó violentamente al preso.

- ¿Disculpe? Chico, no pasan muchas cosas interesantes en esta celda. - Se burló de Robb.

- Rose ha desaparecido, ¿dónde está?

- Mi familia no ha sido.

- ¿Debería creerte?

- Tienen a tus hermanas, ¿para qué iban a querer a una bastarda?

- Porque es bastarda de... - Calló de golpe, no sabía si debía continuar hablando de esto con él.

- De Robert Baratheon, ya lo sé, le he tenido muy de cerca como para no reconocer esos ojos y ese cabello oscuro. - Robb, que estaba arrodillado, se levantó de golpe, lleno de frustración. - Robb, mi familia no ha sido, si alguien ha espiado el campamento sabría que aprecio a esa joven y a mí no me harían daño. - Se alejó de allí sin decir nada, se marchó a su tienda a pensar qué podía hacer con todo lo que estaba ocurriendo. La desaparición de Rose no hacía más que complicar las cosas.

Al anochecer, Jaime vio aparecer una mujer caminar con brío, no tardó en reconocerla, era Catelyn Stark.

- Lady Stark, no la he visto en todo el día, ¿dónde ha estado?

- No es de vuestra incumbencia, Matarreyes. - Jaime supo que ocultaba algo.

- Parece cansada, ¿un día ajetreado? - Ella no respondió. - Su hijo también lo ha tenido.

- ¿Mi hijo? ¿Por qué? - Disimulaba.

- Ha desaparecido la única persona indispensable para este campamento... Roselyn Orbea, ¿la conoce?

- Sí, la conozco muy bien. - Catelyn no pudo ocultar el desprecio que sentía hacia la chica. - Pero no creo que esa bastarda sea indispensable.

- El campamento y la campaña están perdidos sin esa muchacha. - Catelyn se paró de golpe, Jaime sospechaba. - Su hijo está perdido sin esa joven.

- Mi hijo es fuerte, inteligente, ha demostrado que puede hacer cosas grandes. Le recuerdo que os capturó en su primera batalla.

- Todo lo que ha conseguido su hijo ha sido gracias a Roselyn. - Catelyn iba a arder de rabia en cualquier momento.

- Lo peor que ha hecho mi hijo ha sido enamorarse de esa bastarda.

- Lo peor que ha hecho su hijo es concertar un matrimonio con una Frey, y le recuerdo que fue su recomendación.

- ¡Cállate! Esa chica tiene que estar donde se merece, donde tendría que haber estado siempre. - Se marchó de allí corriendo, ni siquiera esa conversación la había hecho dudar de su decisión.  

***

Había pasado bastante tiempo desde que Catelyn la secuestró, ella no lo sabía con certeza, no le habían quitado la venda en todo el viaje, la vigilaron excesivamente bien, tanto que ella no encontró el momento para escapar ni siquiera con sus poderes.

Supo que entraron en una ciudad por el alboroto, no olía bien y hacía bastante calor. Escuchaba niños gritar, a borrachos, a mujeres hablar... La bajaron y la metieron a una casa, o eso creía ella.

Con delicadeza le quitaron la venda, le dolió la poca luz de la casa, veía borroso e incluso se mareó; alguien la agarró impidiendo que cayera.

- Dadle un baño y un vestido limpio. - Era un hombre pero ella no lograba reconocerle, tenía los sentidos embotados.

La lavaron con cuidado y vio que todas eran mujeres, no tardó en saber dónde había ordenado Catelyn que la llevaran, en ese momento, le deseaba el peor castigo posible a Catelyn por hacerle aquello. Todavía sin fuerza en las piernas, la llevaron al salón en el que había estado antes del baño, ya no estaban los guardias pero la recibió un hombre de estatura baja, con bigote y con una mirada llena de maldad.

- Bienvenida, querida Roselyn. - La recibió con una falsa cortesía. - Soy lord Petyr Baelish y ahora trabajáis para mí.

- Yo no trabajo para ti. - Tenía la voz ronca de llevar semanas sin hablar. 

- No es eso lo que dice lady Stark. - Rose tuvo que controlarse porque iba a arder en cualquier momento, y aunque nunca había estado allí, sabía que estaba en un lugar peligroso.

- Antes prefiero la muerte. -  Dijo Rose con fiereza contenida.

- Chicas, enseñadle lo que debe saber, aconsejadla sabiamente. - Se iba a marchar de allí ignorando lo que Rose había dicho. - Rose, lady Catelyn os quiere viva. -  Antes de llegar a la salida se giró. - Además, tengo información de su familia, de su padre, quizás os interese quedaros.


A Rose in the Wall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora