Capítulo 15📍

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(Capítulo fuerte)

Despertar y lo primero que veas sean lo malditos rayos del sol directamente en tu cara es lo peor.

Maldigo millones de veces en la que no cerré la cortina anoche por andar observando a la loca que me manda mensajes.

Me levanto a pasos lentos hasta llegar al pequeño ventanal y cierro las cortinas dejando todo oscuro, me despojo e la ropa y camino al baño poniendo un poco de jazz, entro a la tina hundiéndome recordando en los días que mi madre se sentaba en el piano y tocaba para mi padre y para mí, Jason jamás le gusto que mama tocara, pero a mi me fascinaba ver como deslizaba con destreza cada uno de sus dedos por las teclas sin equivocarse, si como amaba que mi padre me enseñara a casar animales, le pedí a mi madre que me enseñara a tocar músicas suaves que se pudieran apreciar, que te llevaran a una dimensión donde solo haya paz y tranquilidad, aprender a tocar el piano fue una de mis destrezas mas grandes amaba ver a mi madre disfrutar de la sincronía de mis cantos con las notas que tocaba en el piano, fueron momentos de paz.

Momentos los cuales jamás volverán y solo por eso, por ellos, aunque ya no estén hago esto, porque me quitaron mi vida y a mi familia, a lo que me hacia ser yo, ahora soy un ser vacío que no siente por sus venas correr sangre, sino deseos de acabar con ese maldito apellido.

Salgo del agua y me encuentro con dos pares de ojos y los miro con fastidio, no me dan maldita privacidad, suficiente tengo con aguantarlos a ellos en todas partes y ahora en mi habitación también.

-pensamos que estabas muerta, por eso no decidimos levantarte de allí- dice Collen observándome sin ningún tipo de expresión, para ser uno de los más chicos es al que menos puedo leer.

- gracias? ¿Ahora quisiera saber cómo mierda entraron a mi habitación, es que acaso no saben lo que significa la palabra privacidad? - me hundo tapándome con la escasa espuma que queda en la tina.

Me observan con una son risa burlona y yo enarco una ceja sin saber el porqué de esas estúpidas risas en sus cars.

- pasa que para eso existe el seguro en las puertas y como siempre la tuya no la tiene por eso es fácil para nosotros escabullirnos por ella, si no quieres que esto siga pasando ya sabrás que hacer bonita- dice Caliban mientras me escrudiña con su mirada recorriéndola por todo lo que se puede ver de mi cuerpo- iras con nosotros a la casa de las Gibs?

Recordar ese apellido incrementa mi pequeña excitación al recordar la cara de susto de la mas pequeña de las Gibs, tan ingenua, todo su ser grita inocencia, pero veremos cuanto por ciento es eso cierto en este pueblo todo el mundo me sorprende cada día y eso es algo que no puedo dejar que pase a menudo por eso observo a los dos chicos y sonrío.

- sí, iré-

- sabes que pasa cuando alguien inventa algo nuevo? - dice Caliban lo observo sin entender. - todo el mundo lo quiere y hace lo posible para tenerlo, es lo que nos pasa a todos, eres esa chica nueva y misteriosa que todo el mundo desea probar- se acerca y me sujeta del cabello – yo quiero probarte y es lo que hare- musita sin dejarme siquiera pensar cunada estampa sus labios contra los míos.

Sus besos son adictivos, sus labios son gruesos, me besa con pasión, me besa como un maldito demonio hambriento de sangre, mis dientes y los suyos se topan más de una vez emitiendome dolor en la boca, pero eso es algo a lo que estoy acostumbrada, siento sus manos por todos lados sabiendo que estoy solo con una toalla encima me moja más de lo que estaba, porque si, soy una mujer y estos hombres de aquí son unos Adonis desde el más pequeño hasta el más... grande, y es que su apellido si hacia tributo a sus cuerpos, las manos frías de Caliban pasaban por mis pechos escondidos entre mi piel y la toalla, mi sexo empieza a palpitar por atención en el por eso engancho mis manos alrededor de su cuello llevando una mano hacia su camiseta tirándola bajo la atenta mirada de collen.

El Misterio de los Cooper's (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora