One Month [#1] ✓

017.

Rosé y Jennie se encontraban desayunando juntas en un lugar bastante lindo y cerca de sus hogares. La semana había pasado rápido y Rosé no pudo contenerse al contarle a su mejor amiga, que se encontraba embarazada. Hacia unos días atrás la rubia hacia asistido a una consulta con su doctor, el cual le hizo la primera ecografía de su pancita.

Rosé estaba embarazada desde hacía ya dos semanas.

Las dos se habían puesto de acuerdo para quedar en que día podían salir a desayunar juntas, de paso hablarían sobre algunos temas, por ejemplo; la sorpresa que quería hacer la rubia para comentarle a su novio que pronto, sería un súper papá.
- Así que... -Jennie sonrió ampliamente, logrando que sus mejillas gorditas la hicieran ver tierna-. ¿Cómo será la sorpresa? ¿Tengo que secuestrar a Jungkook ese día? ¿Cuando será y dónde?

- No Jen, No debes secuestrar a Kookie, se supone que debe ser algo tierno, no para que tel se asuste. -la menor soltó una carcajada-. Pensaba en hacer... Solo una pequeña reunión, una pequeña fiesta... Bueno, yo... En realidad...

Rosé nunca se caracterizó por hacer las cosas a lo grande, para dar anuncios o cualquiera de esas oportunidades cosas que tenían que ver con la vida.

Si bien le parecía emocionante, mucho a decir verdad. Aún no entendía bien como se lo diría al pelinegro, se sentía ansiosa, así cmo cuando le dijo a su familia que viajaría a Seúl para seguir estudiando lo que más le gustaba; la cocina. O cuando le contó a todo el mundo que ya porfin era novia de Jeon. Esos días fueron los mejores, a decir verdad.

- Prefiero que sea algo personal. No tengo intensiones de contárselo a todo el mundo. -Rosé volvió a reír.

Jennie negó con su cabeza riendo, había sonado bastante exagerada. Si bien sabía que la persona que se encontraba en frente suyo, con un lindo vestido negro que tenía dibujado girasoles y la misma que sonreía por los nervios que en el momento la comían; era nada más ni nadie menos que su mejor amiga, por la cual daria su vida y por la cual llegaría a cometer ciertas locuras.

El hecho de imaginarse que la muchacha dentro de unos meses tendrá a su bebé en brazos, la hacia poner feliz y nostálgica. Como si el dolor en el pecho se hiciera de repente presente, Jennie solo se dedicó a pasar saliva cruelmente después de sonreírle con la mayor sinceridad de todas a su mejor amiga.

Algo cambiaba en ella. Jungkook le parecía un chico bueno, aun que en un cierto momento le llegó a parecer un verdadero idiota. Sabía que Rosé estaría bien con él, que él la ayudaría en lo que necesitará, la escuchará, la consentirá... Al igual que a ese bebé o a esa beba que venía en camino.
Y aun que aún no le caía la ficha de lo que sucedía, se dedicó a sonreír, una sonrisa sincera pero llena de dolor, un dolor para muchos inexplicable, pero para ella el peor de todos.

- ¿Jungkook no se dió cuenta de que actúas raro? O sea, por los vómitos y también por los mareos...

- No lo creo, o sea si, pero, ah. -la rubia suspiró-. Le conté a Jungkook sobre la leucemia. Tal vez lo esté confundiendo con eso.

Jennie asintió con su cabeza, observando ahora como la rubia comía de una rica torta de chocolate. Sin pensarlo o sin siquiera sentirlo, ladeo su cabeza sonriendo con dulzura. El calor que la muchacha enmandaba en su pecho la hacia sentir diferente, como si de repente se sintiera en una montaña rusa. Subía lento, aburriendose en el camino. Y bajaba con rapidez, sintiéndose jodidamente en peligro.

Pasó saliva con rapidez cuando notó lo que estaba sucediendo;

Allí, en medio de un lindo lugar donde las parejas o amigos se juntan a desayunar o a comer algo después de un arduo día de trabajo o de escuela, ahí, justo ahí; Jennie se encontraba admirando lo hermosa que era su mejor amiga. Tanto desde sus pies, hasta el último pelo de su cabello, el cual le fascinaba tocar en momentos de peinarla porque la muchacha se siente en apuros. Analizó sus pestañas cortas, al igual que el lindo grosor de sus labios. Sus brazos estaban delgados, al igual que su rostro, pero eso no quitaba el lindo color rosado de sus mejillas y que las clavículas se hicieran visibles con la misma intensidad de hace más de dos años atrás. A Jennie le parecía algo atractivo, algo encantador. Todo en Rosé la hacia sentir querida.