A Strange Tale 2 - Capítulo VI

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Rebecca abrió los ojos, alzó su horrorizada mirada y gracias a la tenue luz de la luna distinguió su habitación. Miró a todos lados, sin comprender que había pasado, y fue cuando notó que yacía en el suelo. Desesperada, alzó su mano izquierda y buscó encender su lámpara, hecho ello observó mejor y se vio envuelta en sus sabanas, llevó su mirada hacia atrás y sintió un terrible dolor del lado derecho de su cuerpo. Por inercia colocó su mano izquierda sobre su brazo, apretando levemente y notando como este dolor iba en aumento. Duramente se levantó, logró quitarse las sabanas y una mueca sufrible cubrió su rostro.

—¿Qué demonios...? —susurró, mientras unas cuantas lágrimas escapaban de sus ojos.

Intentó caminar y ahora su pierna acompañó el dolor que su brazo y espalda llevaban. Apretó con fuerza sus ojos y a su memoria llegó aquel momento, ese que parecía una película de horror puro. Una sorpresiva mirada surgió y aterrada miró hacía la puerta de su habitación.

A pesar del dolor que estaba con ella, Rebecca se acercó a su puerta, tomó la perilla y la abrió despacio para asomar su cabeza al oscuro pasillo. Agudizó su oído, en busca de ese llamado, pero parecía estar sola. Se armó de valor y salió de su habitación, encendió la luz del pasillo y con espanto notó como la barandilla estaba en su lugar. Sin creer lo que veía se acercó a ella, la tomó y la movió desesperadamente, notando como el barandal estaba firme.

Llevó su vista a la planta baja, todo estaba intacto, como si no se hubiese caído, sin embargo, el lado derecho de su cuerpo seguía doliendo y ello no podía ser debido a una simple caída de la cama. Bajó los escalones y contempló hacía donde fue la habitación de su abuela.

La puerta estaba cerrada como lo había estado desde que ella había fallecido, Becky tragó duramente y con miedo se acercó ahí. Juntando un gran valor abrió la puerta, encendió la luz y descubrió que la habitación estaba tal cual, convertida en una pequeña bodega. Becky se adentró al lugar y observó con recelo cada objeto hasta que, en una mirada fugaz, descubrió el bastón de su abuela. Fue a tomarlo, lo apretó con severa fuerza casi logrando remarcar las venas de sus manos y pensó todo lo que había ocurrido.

—¿Fue una pesadilla? —se cuestionó.

A sabiendas que no obtendría una respuesta, suspiró intranquila y el dolor de su cuerpo se volvía insoportable. Dejó de lado el bastón y salió de la habitación en busca del botiquín médico para que unos desinflamatorios aliviaran su dolor, sin embargo, el miedo que llevaba consigo sería difícil de hacer desaparecer.

 Dejó de lado el bastón y salió de la habitación en busca del botiquín médico para que unos desinflamatorios aliviaran su dolor, sin embargo, el miedo que llevaba consigo sería difícil de hacer desaparecer

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Rebecca pasó la noche en vela, el mínimo intento de cerrar los ojos le generaba un terror y el hecho de recordar lo que su abuela le decía le partía su corazón. Pasó sus manos sobre su rostro, se dio unos leves golpeteos a las mejillas y sacudió su cuerpo, podría soportar este día. Antes de empezar su jornada laboral, desvió hacía la calle Bleecker para tener noticias de quienes vivían ahí. Al esperar paciente y notar que el tiempo en ser atendida excedió, la joven resopló agotada y fue a trabajar.

Las Extrañas Historias de una Joven Hechicera. 【E D I T A N D O】y【P A U S A D A】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora