A Strange Tale 1 - Capítulo X

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Rebecca golpeaba con fuerza las almohadas de su cama y no había parado de tirar sus puños contra ella y maldecir al Doctor Strange. Las palabras altisonantes que pronunciaba hacían juego con sus movimientos y, una vez gastó todas sus fuerzas, dejó caer la cara sobre ellas y gritó frenéticamente.

Una vez terminó aquel grito se giró, llevó su mirada a su techo y respiró profundo. Al perder todas las energías, los ojos de Becky se cubrieron en una manta cristalina que comenzó a resbalar por sus mejillas. Llevó las manos a su rostro para hacer desaparecer esos recorridos pero no pudo. Fue difícil. Y lloró hasta caer dormida.

Becky se encontraba en la trastienda, buscaba la nueva mercancía para acomodar mientras que su rostro detonaba la ira que yacía en ella

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Becky se encontraba en la trastienda, buscaba la nueva mercancía para acomodar mientras que su rostro detonaba la ira que yacía en ella. Quería romperlo todo, y si lo hacía, trabajaría para Yamir el resto de su vida. Una vez acomodó varias cajas, recargó sus manos y cabeza sobre ellas, dejó escapar un amargo suspiro y trató de aclarar su conflictiva mente. Tomó la nueva mercancía a acomodar y regresó a la tienda, su interior seguía siendo una tormenta y sus balbuceos malditos llegaron hacer apreciados por su jefe, quien al oír las palabras sin sentido y lo gruñidos de su empleada, le miró con curiosidad.

—¿Aprendiste hablar arameo? —cuestionó curioso mientras ella acomodaba latas de refrescos. Se giró y le observó confusa.

—¿Qué?

—Que si aprendiste hablar arameo. Todo el día te he oído gruñir y susurrar, quien sabe que cosas. Me da la impresión que hablas lenguas muertas y estas invocando al diablo.

Yamir soltó una carcajada y regresó la vista a su móvil, Rebecca le miró seriamente mas no respondió. Ante la falta de seguir la broma, él alzó su mirada y vio lo tensionada que su empleada se encontraba.

—¿A ti que te pasa?

—Nada. Solo me odio.

—Oh, te habías tardado en quejarte —Rebecca paró lo que hacía y con llamas en sus ojos miró a su jefe—. Yo no tengo la culpa de tus problemas.

—Ya lo sé.

—¿Entonces, me lo vas a decir?

—Hoy no, Yamir.

Becky se dio la media vuelta y siguió acomodando la mercancía. Él arqueó su ceja mientras veía incauto a su trabajadora. Momentos después chasqueó la lengua y regresó a ver su móvil. Al acabar, Becky tomó las cajas vacías y caminó a pasos apresurados hacía la trastienda.

—Prohibido dormir —le recordó su jefe.

—¡Si mamá! —exclamó la joven con sarcasmo.

Yamir rodó sus ojos y dejó escapar un resoplido. Rebecca acomodó a mala gana lo que traía en mano y se dispuso a tomar un ligero descanso. Se recargó en una de las paredes y miró a un punto fijo en el lugar. Su mente quedó en blanco y divagó por un largo rato.

Las Extrañas Historias de una Joven Hechicera. 【E D I T A N D O】y【P A U S A D A】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora