A Strange Tale 3 - Capítulo III

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Su libertad se sentía cada vez más cercana. Corría sin cesar, sin mirar atrás y el desgarrador grito del amo de la dimensión oscura le hizo sentir escalofríos por todo su cuerpo. Sus piernas querían detenerse, pero su corazón le suplicaba seguir. Jamás conoció lo que era ser libre, desde que tenía uso de razón habitaba en esa prisión bajo el mandato de Dormammu, y hoy, escaparía de su dimensión. Su hogar.

La mujer de largos cabellos platinados volvió a escuchar el rugir de su amo, y aterrorizada dio la media vuelta y observó a la lejanía la imponente figura de aquel ser, quien deseaba su fin. Horrorizada continuó con su escape y rogó por sobrevivir.

La materia oscura y el caos que le rodeaba se convertían en un torbellino arrasador, intentándola atraer hacia Dormammu

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La materia oscura y el caos que le rodeaba se convertían en un torbellino arrasador, intentándola atraer hacia Dormammu. Ella tomó su largo vestido púrpura, lo levantó y aceleró sus pasos, sintiendo como su corazón se atascaba en su garganta, desesperado por salir. Su mundo cada vez se retorcía más y el temor se formó en su pálido y hermoso rostro, provocando el escapar de sus lágrimas.

—¡¡Regresa!! —escuchó.

Ella negó, jamás volvería a ser la prisionera de Dormammu, jamás volvería a realizar las mismas perversiones que él. La desesperación se apoderaba de ella y sintiendo como él le deslizaba, soltó su vestido y se elevó en los aires, admirando espantada el caos a su alrededor.

—Clea... —escuchó.

—¡¡No!! —gritó—. ¡¡Nunca más volveré a servirte!!

—Tienes que volver...

—¡¡No!! —repitió.

El torbellino a su alrededor se detuvo y su mundo volvió a hacer el de siempre. Ella observó mortificada descubriendo que la presencia de él había desaparecido. Con lentitud bajaba a una superficie, estando alerta de cualquier ataque. Conocía bien a su amo y este era conocido por atacar a traición. Sus pies tocaron el terreno, respiró agitada y buscó por doquier, sin señal alguna.

Pensando que la seguridad estaba de su lado, Clea continuó corriendo y alzó sus manos para invocar la magia oscura que profesaba, provocando una grieta en el ennegrecido cielo de la dimensión. Maravillada por lo que había creado, a través de esa grieta distinguió otro mundo, uno el cual siempre había deseado conocer.

—La tierra... —suspiró con una esperanzadora sonrisa.

Volvió a alzarse en las ensombrecidas alturas y sintió como la libertad le acogía. ¿Así se sentía ser libre? Ya que esa sensación era maravillosa, era algo que nunca imaginó sentir. Veía la grieta cada vez más cercana y con ello curiosas figuras, las cuales parecían asomarse ante lo que presenciaban. Cada vez se sentía más cercas cuando la colosal presencia de Dormmamu apareció, llameando con rabia y el rugir de su voz provocaba un eco ensordecedor.

—¡¡Regresa!! —rugió. El sonido molestó en los oídos de la mujer y llevó sus manos a cubrirse de cualquier nuevo ruido—. ¡¡Me perteneces!!

Las Extrañas Historias de una Joven Hechicera. 【E D I T A N D O】y【P A U S A D A】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora