A Strange Tale 1 - Capítulo VII

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Strange dedicó un largo tiempo a meditar lo que había pasado esa media mañana. Su mente no dejó de pensar en lo que esa chiquilla le había dicho.

« ¡Qué atrevida era! ¡No tiene ningún filtro de censura! »

Un piquete de culpa llegó a punzar en su pecho, generando sensaciones confusas. Odiaba sentirse así, no había razón para ello; él obró de manera correcta y había sido amable en no efectuar la magia sobre las memorias de la chica y dejarla, de nuevo, irse. Strange suspiró agotado, dejó caer sus brazos y suavemente ladeó su cabeza. Que tonto era sentirse así por alguien que pecaba de llamar la atención, y aun así no había lógica por ello.

La capa de levitación se alejó de los hombros de su amo, quien le miró de manera peculiar, y escuchó el llamado a la puerta. Strange rodó sus ojos e imploró porque no fuera esa muchacha. Llegó a la planta baja y, a través del cristal de la puerta, distinguió a Morgana Blessing. Una larga línea se formó en sus labios, ya le era inevitable esconderla, abrió la puerta y a aquella mujer sonrió de la misma manera.

—Hola —saludó mientras entraba al lugar y tomaba a Strange de sus hombros, plantándole un beso en sus labios—. Lamento la tardanza, tenía que justificarme con mi jefe.

—Entiendo, no es necesario que te expliques —respondió a manera seria. Morgana frunció su ceño de manera curiosa.

—¿Sucede algo? Te noto algo... —paró y le analizó— ¿preocupado?

Strange negó rápidamente y ensanchó más su sonrisa.

—No, no tengo nada.

—¡Vamos, te conozco Stephen! —exclamó mientras pegaba su cuerpo al de él—. Algo paso, y no te dejara en paz, hasta que lo resuelvas.

Él suspiró de nuevo y envolvió a Morgana en sus brazos.

—¿Recuerdas a la chica que vino a dejar la despensa?

—Ajá, Keller —él afirmó suavemente—. Bueno, su nombre es Rebecca.

—Sí, ella —continuó, sin mucho interés por ello—. Esta mañana llegó a visitarme —Morgana alzó ambas cejas—. Y me hizo una petición alocada.

—¡Oh! ¿No me digas que está enamorada de ti? —cuestionó divertidamente.

—No, para nada. Llegó a pedirme, si podíamos ser amigos.

Esa divertida expresión que adornaba el rostro de Morgana, lentamente, se fue transformando en un tierno y conmovedor sentir.

—¡Qué lindo! —exclamó—. Desde que vi a esa muchacha se me hizo muy tierna —Strange rodó sus ojos—. ¿Qué? —preguntó confusa.

—Es una muchacha fastidiosa, irritante...

—Tú y tu tolerancia hacia otros... siempre tan soportable.

Strange sonrió con falsedad.

—Es la verdad, no puedo mentir en algo que es cierto.

—Es solo una muchachita trabajadora, sin intenciones maliciosas, solo dile que sí.

—Y la tendré aquí todos los días, y créeme, no será algo bueno —Morgana le dio un leve golpe a su pecho, sin dejar de lado sus emociones—. Bueno, olvidémonos de ello.

—¿Así como así?

—Así como así —afirmó.

—Así como así —afirmó

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Las Extrañas Historias de una Joven Hechicera. 【E D I T A N D O】y【P A U S A D A】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora