Prólogo.

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Aiden

Toda mi vida ha sido una mentira. El amor, la amistad, la familia, la música, la televisión, todo.

Soy un joven de negocios y en esta área también debo mentir.

En mi mundo, no importa si humillas o quitas lo que no es tuyo, lo que importa es ganar y tener a todos a tu merced, así mismo me lo enseñó mi madre, ella es la única que me ha criado así.

La muerte de mi padre, la volvió un poco, por no decir mucho, más dura y demandante del poder, con un carácter mordaz, capaz de acabar con cualquiera que se interponga en su camino, su mirada de hielo hace que tema ante ella.

Es difícil controlar tu vida, si ella no te lo permite.

He salido a caminar, estoy sofocado, tuve una fuerte discusión con mi madre, ella me quiere casar a las fuerzas, pero yo no deseo una mujer en mi vida; Lleva un mes, armando citas a mis espaldas y acudo a ellas por respeto.

Pero de ahí no pasa, estoy muy joven; a mis 18 años no deseo casarme.

Mi última cita fue con una hermosa mujer de cabellos negros azabache y ojos azules, pero estoy seguro que ambos nos vemos con ojos de amigos, hermanos y cómplices.

Ella me regala su apoyo y pues qué más daba. Una verdadera amistad ya no la encuentras en mi mundo y más si todos están ahí para ti, solo por tu dinero.

Llegó a un parque, bastante grande, el lago es hermoso, la brisa es agradable, cierro mis ojos y respiro hondo; no dejo de pensar por un momento ser normal y no tener esta vida.

Aahhh... Que rico sería no tener problemas, pero de eso no se trata la vida, problemas tendrás toda la vida.

—La vida no puede ser más bonita ¡Verdad! —Salgo de mi burbuja problemática, aquella voz angelical que miraba al cielo, ¿Me acaba de hablar? o ¿Estaría hablando solo para ella? La brisa mueve sus cabellos cortos, sonríe como si todo en su vida fuera eso, sonreír.

—Disculpa...

A veces nos equivocamos —me interrumpe —, pero lo mejor es dar un paso hacia adelante y buscar el control de la vida — se para de aquella banca. Deja de alimentar a los patos, vuelve a mirar el cielo pero, jamás reitero su hermosa y encantadora sonrisa de sus labios.

Coloca sus manos hacia atrás, mira hacia el lago, para después posar sus bellos ojos verdes en mi.

—La vida jamás se detendrá.

Y comienza a salir del parque ¿Que había sido todo eso?.

¿Quién es ella?.

Pero no cabe duda, que es una mujer muy hermosa.

—¿Será que en verdad eso iba para mí? Y si era así ¡¿Por qué?!.

<El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos>

<El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos>

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Mala Chica. © ®(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora