Phoebe
Apenas logró salir de la cueva con ayuda de Alayah, Nimue atrapó a Lancelot. Yo apenas lograba recuperarme, mi magia estaba débil y nadie lo quería con vida. Pero no podía dejar que lo mataran. Siempre creí en mi frase: no juzgar a las personas hasta que mueran, porque es hasta la muerte que la gente puede dejar de cambiar. Lancelot no era la excepción, nunca lo sería.
— ¡Nimue, basta! — dije intentando detenerla.
Me sentía débil, pero no lo podía demostrar demasiado. Me erguí en mi lugar, intentando permanecer firme para que no se note el dolor que azota mi cuerpo entero. Nimue volteó a verme con una mirada retadora, sin embargo, no dudé en ningún momento.
— Mirate, si estás viva — se burló Nimue.— Aunque estoy segura de que no quieres estarlo.
— Es verdad, pero aquí estoy y si los dioses así lo quisieron es por algo — dije con simpleza. — Y creo que esta vez ese algo es muy obvio.
— ¿En serio? — dijo con una sonrisa sarcástica.
Lancelot me veía confundido mientras Arturo lo agarraba. No lo iba a dejar morir, todos merecen una segunda oportunidad. Le dediqué una mirada de disculpas que esperaba que él entendiera. Lo que iba a decir estaba lejos de ser la verdadera razón por la que lo quiere con vida.
— Si — dije con firmeza. — Empecemos con que no creo que haya pasado suficiente tiempo como para que ya no recuerdes que nos atacaron.
— Tenerte en frente es el recordatorio de eso — dijo fastidiada.
— Que lástima, porque me verás por unos cuantos años más, eso tenlo por seguro — le dije con una sonrisa de falsa amabilidad. — Pero, volviendo al tema, estoy segura de que notaste que no eran paladines quienes nos atacaron y...
— Eso ya no es de importancia, Phoebe — me cortó. — Maté a Carden, ya no hay que preocuparnos de los paladines, a la única que quieren es a ti.
Solté una risa sin gracia.
— ¿En serio crees que así es como funciona? — pregunté incrédula. — Estás muy equivocada. Si, mataste a Carden y no te juzgo, habría hecho exactamente lo mismo, pero cuando matas al líder, alguien de más arriba toma su lugar. Esta guerra no empezó con Carden, ha habido cientos de personas que han intentado matar a los inefables, cientos de grupos que responden a un mismo poder: el papa. No sé si te diste cuenta que había otro hombre a cargo del ejército — le dije, viéndola fijamente. — Sus ropas eran moradas y hoy en día el morado es un color muy caro en el mercado, tiene más poder que Carden. Y esas personas que nos atacaron no solo eran paladines, había otros con máscaras doradas y nunca los había visto. No te puedes tomar todo a la ligera, Nimue, o nos vas a matar a todos.
— ¿Y eso que tiene que ver con dejar al monjecito con vida? — dijo. — Ay, no me digas que aún lo amas — apreté los labios — aww, Phoebe, qué ternura — se burló.
Volví mi mirada a Lancelot, volviendo a verlo con disculpa. Él asintió, casi de forma imperceptible. Creo que para este punto era un poco obvio la razón por la que necesitábamos a Lancelot, muy aparte de los sentimientos que tengo por él, sin embargo, Nimue parece no entender.
— Necesitamos información, Nimue — dije con obviedad, después de unos segundos de silencio. — Estamos a ciegas para esta batalla, necesitamos toda la información que podamos o esto va a terminar mucho antes de lo que esperamos y nosotros vamos a ser los perdedores. Él — dije señalando a Lancelot — nos puede dar esa información, sabe más de todo ese mundo que todos nosotros.
Nos sumimos en un duelo de miradas. No pensaba apartar la mirada, Nimue no me intimida en lo absoluto. La aprecio y aunque tengo miedo de hacer que repita los errores que cometí, hay cosas que siempre he sabido que no se deben de hacer. No, ella nunca se dejó pisotear, si estaba bien estaba bien y si estaba mal convencía a las personas de que estaba bien. Después empezó a aceptar otras opiniones, pero nadie pasaba por encima de ella y no iba a empezar en este momento. Finalmente, Nimue apartó la mirada, apretando los dientes.
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Bruja de Luna ⭐The Weeping Monk ⭐
FanfictionPhoebe fue traicionada. Terriblemente traicionada. La encarcelaron y torturaron para que diera localidades de aldeas inefables. No consiguieron nada. Ahora solo es un hermosos trofeo que los paladines rojos tienen para sentirse fuertes por haberla a...