|•Diecinueve•|

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Valeria:

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Valeria:

Solo contemplaba la espalda de Hunter mientras contaba con determinación cada pequeño lunar de su hermosa y pálida espalda, comenzando a imaginar tantas cosas sin sentido dentro de mi cabeza.

Pero lo que más me sorprendió al despertar fue haberlo visto a mi lado durmiendo, de solo pensar lo qué pasó ayer hace que mis mejillas se ruborizarán por la gran pena que tenía de estar desnuda a su lado y con la certeza de que despertaría en cualquier momento, me aterraba pero al mismo tiempo me encantaba.

Como si escuchara mis pensamientos noto como se acomoda de lado frente a mi con sus rojizos ojos abiertos y mirando fijamente los míos, como si estuviera analizándome o buscando algo en ellos.

Aparto mi mirada de la suya al sentir mis mejillas ruborizarse y la bajo hacia su desnudó pecho, mientras tragaba saliva con dificulta y sentía como mi corazón empezaba a latir con rapidez. Había un silencio y no era un silencio incómodo, si no como si estuviéramos buscando las palabras adecuadas para poder hablar y que no se fuera aquel tranquilo ambiente que habíamos creado.

— Y-Yo... —Tartamudeo, no muy convencida de hablar. — Quiero salir. —Suelto finalmente para después mirar su rojizos ojos.

No sabía que carajos había dicho, solo salió de mi boca sin darme cuenta y vaya error.

Veo como me fulmina con su mirada, y sin percatarme de sus movimientos,  se pone sobre mi mientras agarraba mis manos de cada lado y comienzo a forcejear.

— ¡Es-Espera me lastimas!. —Suelto un quejido de dolor al sentir más fuerte el agarre de sus manos en mis muñecas mientras miraba sus ojos.

— Que parte de que eres mía y no puedes salir, ¿no entendiste?. —Susurra con su cara a unos centímetros de la mia.

Su notable enojo y sus intensos rojizos ojos, desprendían tanta furia que provocaba escalofríos en mi ser, pero no dejó que notara el fuerte sentimiento de miedo y lo reto con la mirada.

— ¿Entonces eso soy? ¿Tu maldito objeto!!?. —Expresó con dolor en mis palabras y sintiendo la furia brotar en mi interior.

Quería llorar y no sabía porque, estaba totalmente acostumbrada a que dijera que era un objeto o algo que el usaba a su antojo. Pero esta vez, por alguna extraña y desconocida razón me dolía.

— No te confundas, Valeria. —Masculló molesto. — Que haya dicho de que eres mi esposa, no significa que para mi lo seas en realidad.

"Una abofeteada, dolía menos"

Sentía como las lágrimas amenazaban con salir, y ya no aguantaba la horrible sensación que tenía en mi pecho, de sentirme únicamente vacía.

Quería decir mil cosas, quería decirle porque me trataba de esa forma y después de otra, quería llorar, gritar; y dejar de sentirme tan inútil cuando estoy con el.

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