El extraño

|•Capitulo once•|

Hunter:

Después de a ver dejado a Valeria en su cama nuevamente por lo débil que se sentía, tuve que cambiarme lo más rápido posible para ver al rey o mejor dicho mi padre.

Me sentía un poco débil al no beber la sangre de Valeria pero creo que después de lo del baño puedo esperar.

Camino por lo largo pasillo de alfombra roja de aquella gigantesca mansión donde, desde niño me había perdido tanto entre tantas puertas y pasillos, pase algunas que otros candelabros pegados a La Roja pared y ignorando las pinturas clásicas que les fascinaban a mi padre. Una vez frente a la puerta donde se encontraba el rey, la abro dejando ver una figura masculina sentado despaldas detrás de su escritorio.

— Padre. —Lo llamo.

Este se voltea con una sonrisa falsa que enseñaba sus puntiagudos colmillos y sostenía una copa dorada con la mano derecha y la otra la tenía sobre el brazo de aquella silla de madera, vestía solo un traje azul marino y sus verdosos ojos no quitaban aquella pizca de superioridad que tanto lo caracterizaba.

— ¿¡Como está el futuro rey!??. —Expresa con alegría alzando la copa para después beber de ella.

Suelto un suspiro porque se de que venia su alegría y procedo a sentarme en la silla delante del escritorio.

— Ya dilo, tengo cosas que hacer. —Suelto un suspiro.

Este relame sus labios para quitar el residuo de aquel líquido carmesí.

— Escuche por ahí, que ya tenías pareja de vida. —Dice con una sonrisa irónica—. Y que es la nueva reina.

Suelto una pequeña risa sarcásticamente y cruzo mis brazos para después recostarme en el espaldar de la silla.

— Es una simple humana. —Descarto sin entusiasmo.

Este vuelve a beber de su copa y me fulmina con la mirada.

— ¿Humana?, pero es una belleza. —Comenta interesado. —. ¿Entonces que piensas hacer? ¿Usarás a Camila para disimular tu imagen?.

Lo miro por unos segundos algo pensativo, tenía razón sería el primer rey con una reina humana. Aunque en ningún momento dije o mencioné que me casaría con ella, puede que sea mi pareja de vida para me negaba rotundamente a tener una reina a mi lado.

Mi silencioso fue algo incómodo como el ambiente junto a mi padre, no lo odiaba pero me incomodaba y molestaba su presencia, así como la de mi hermano nunca supe porque.

— Los hermanos Bogdánov están molestos contigo. —Suelta de repente y lo miro con cara de pocos amigos.

Peino mi cabello negro hacia atrás con las yemas de mis dedos y suelto un suspiro.

— Adivino, Erick. —Respondo indiferente mientras me levantaba de la silla y camina hacia la puerta.

"Como odio a ese hijo de puta"

— Hunter, habla enserio, quiere guerra. —Comenta mientras abría la puerta.

— Dile que lo espero, ah y que si la quiere a ella. Que sepa que ya está marcada. —Confieso victorioso y salgo completamente de aquel estudio.

La inocencia de Valeria era lo que más le atraía, siempre fue así de envidioso todo lo que tenía lo quería ya era algo molesto que la mirara y dijera su nombre como para que también la deseara, tenía que encargarme personalmente de Valeria si la quería solo para mi.

Me paro en seco al recordar el beso que me había dado en la bañera, nunca antes había experimentado algo tan extraño al besar a una humana. Relamo mis labios y recuerdo su cuerpo, sus pechos moverse de arriba abajo cada vez que la embestía y el sonido de sus gemidos ya hacían eco en mi cabeza, era tanto para mi que ya la quería tener otra vez a mi Merced.

Comienzo a caminar nuevamente a pasos rápidos a la habitación de Valeria. Una vez llegó, abro la puerta y visualizo la figura femenina de Valeria mirando por el gran ventanal rojo.

— Camina pececillo. —Ordenó con una voz neutra y esta voltea con una expresión que me confundió.

Sus mejillas estaban ruborizadas y baja su cabeza como si mirar mis ojos le diera pena, la miro de arriba abajo y me deleito con la imagen en mi cabeza de volver a penetrarla mientras le arrancaba esa playera.

— ¿Pa-Para que?.—Pregunta en un tartamudeo y suelto una pequeña risa sarcástica.

— Para ver a tu madre. —Suelto con una sonrisa y sube su cabeza rápidamente para chocar sus ojos con lo míos.

Valeria:

Dios algo más que emoción estaba sintiendo, vería a mi madre pero algo más despertó en mi interior al ver sus rojizos ojos con algún tipo de deseo inexplicable para mi.

— Vamos. —Ordena mientras se volteaba y salía por la puerta.

Como si mi cuerpo tuviera vida propia, mis piernas responden de forma inmediata poniéndose en marcha y caminado detrás de él.

No podía evitar imaginarme a Hunter en el baño conmigo otra vez, mis mejillas de ruborizan más de lo que ya estaban mientras mordía mi labio inferior con algo de fuerza.

Aún con mi vista en el piso choco con la dura espalda de Hunter y me alejo nuevamente con el olor placentero de su perfumen varonil que tanto me gustaba.

— Aquí. —Suelta indiferente señaló con su cabeza la puerta del lado.

Sin pensar las cosas y solo con la emoción inmundadonpor todo mi cuerpo, camino rápidamente hacia la puerta y la abro.

Mis ojos se llenan de lágrimas de felicidad al ver a mi madre sentada en medio de la cama con su vista puesta en mi con una enorme sonrisa, parecía tan viva como si nunca había estado enferma.

— Valeria. —Comienzo a sollozar al escuchar su nombre en mi boca y corro rápidamente a abrazarla.

Sus cálidos brazos me rodean y comienzo a llorar de forma descontrolada con un extraño dolor de vacío en mi pecho, no entendía. Se supone que había deseado estar con mi madre pero me sentía tan mal lloraba, y lloraba de felicidad pero también de tristeza.

— Shhhh, también te extrañe.... —Acaricia mi cabello con una de sus manos mientras lloraba en su pecho.

"Hunter...."

"Mierda..."