|•Capitulo veintidos•|

213 25 6
                                    



VALERIA.

Nunca sentí nada.

Pero si escuche un fuerte golpe que hizo que abriera mis ojos rápidamente por instinto. Al girar mi cuerpo para tratar de observar lo que pasaba, me lleve una gran sorpresa al encontrarme con Hunter golpeando fuertemente a Erick en cuclillas sobre el. Me dejó desconcertada y con mis ojos bien abiertos ante aquella escena. Su puño derecho se estampaba una y otra vez contra su mejilla izquierda pero como cualquier ser sobrenatural parecía que eso no le hacía daño.

— ¡Maldito! —Grito con un tono molesto, golpeando con más fuerza su rostro.

Cualquier cuerpo humano normal, tuviera su mejilla roja y hinchada.

No reconocía al chico que me secuestró. Ese extraño que me quito las libertades, sus rojizos ojos solo chispeaban furia y todos a su alrededor miraba la escena desinteresados como si fuera lo más normal del mundo. Seguro sabían que aquello no le hacía daño a el chico, pero si a Hunter que lo golpeaba cada vez más rápido y fuerte.

Mi miedo fue notable, y lo sentía recorrer todo mi cuerpo provocando que mi corazón se acelerada.

Puse las palmas de mis manos una sobre la otra para tapar mi boca. Era una escena demasiado violenta para mi, comencé a retroceder con la intención de alejarme lo más rápido pero eso fue impedido al chocar con algo que hizo que girara mi cuerpo y enfrentara Camila con un ceño fruncido.

Sus marrones ojos fueron acusantes y desconfiados hacia a mi.

— Todo esto fue tu culpa —Argumento ella con fastidio y me empujo con sorprendente fuerza a un lado haciendo que cayera al piso.

Intente levantarme lo más rápido que pude del suelo pero me detuve cuando vi a Hunter detener sus golpes y girar su rostro enfurecido para mirarme. Trague saliva con dificulta al verlo, no parecía el. No podía ser el, su mandíbula estaba marcada por la fuerza en la que lo apretaba y su pecho subía y bajaba por la adrenalina.

Arrastre mi trasero en el suelo hacia atrás cuando vi que se incorporó derecho, dejando al tal Erick tirado en el piso con una sonrisa de satisfacción. ¿Estaba loco?, acababa de ser golpeado y sonreía patéticamente.

— Sabias que eras tan débil —Masculló Erick con burla.

Hunter no le hizo caso y prosiguió a acercarse a mi con notable furia brotando de sus rojizos e intensos ojos. A pesar de haber retrocedido, me detuve cuando sentí la dura pared chocar contra mi espalda avisándome que ya no tenía salida alguna para ese monstruo que se acercaba cada vez más a donde estaba.

Mi corazón acelerado y el escalofrío recorría mi espina torzal haciéndome sentir un mal augurio. Al detenerse frente a mi y con su mirada fija en la mía, extendió su mano.

— Si tomas mi mano te podré salvar —Aclaró con un tono forzado de suavidad, como si estuviera controlándose.

— ¿Y si no?

— Ellos se encargarán de ti.

Mire al grupo de chicos y principalmente a Erick que se había levantado del suelo y tenía sus brazos cruzados; con la vista directamente hacia a mi como todos en el lugar. Sus caras de pocos amigos me daban tanto miedo, una simple humana rodeada de tantos vampiros seguramente hambrientos, esperaban por mi repuesta.

Subí mi mirada otra vez hacia los ojos de Hunter y después hacía su mano aún tendida hacia mi. Dude pero ¿que opción tenía?. Con temor y temblor en mi mano derecha sostengo finalmente la suya y veo como una sonrisa victoriosa se encorvó en su boca.

— Buena elección.

Al decir aquello cuestioné lo que había hecho. Pero ya era tarde y de un jalón Hunter me levanto del piso para ponerme de pie y me cargo sobre su hombro derecho como si fuera un costal de papas.

Maldita sea el momento que conocí.

Al extraño.

Delicadamente dejó que me sentará en la orilla de la cama y retrocedió como si quisiera darme espacio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Delicadamente dejó que me sentará en la orilla de la cama y retrocedió como si quisiera darme espacio. Lo cual eternamente agradecí, mirando con confusión su acción y junte mis manos para jugar con mis dedos nerviosa.

— Perdón —Susurró con arrepentimiento.

Al procesar aquellas palabras, no entendía nada. ¿Desde cuando Hunter pedía perdón?. El siempre tomaba lo que quería cuando quería, y a cierto punto le parecía una mierda mi opinión o lo que pensaba. Esto parecía muy falso para ser verdad. No se porque sentía que había una intención oculta y me preocupaba más cuál podría ser.

— ¿Porque exactamente? —Pregunte para confirmar mis sospechas.

Si podía sincerarse con todo, le creería pero no lo perdonaría tan fácilmente. Enarcó una de sus cejas y mordió su labio con fuerza mientras me miraba fijamente a los ojos.

— Creo que sabemos porque.

Negué con la cabeza y deje de jugar con mis nerviosos dedos.

— ¿Mmm? No lo sé, por eso pregunto —Afirmé inocentemente.

— Porque soy el único que te puede tocar y solo lo hice para castigarte. —Soltó desinteresado.

Idiota.

Bufé después de escucharlo y mi ceño se frunció, de repente mis mejillas empezaron arder del enojo y volteé mi rostro hacia otro lado con la vista puesta en la emblanquecida pared para no mirarlo. No se porque había esperado una disculpa de su parte después de que varios chicos llegaran a morder mi cuello, de solo recordarlo me enfurecía más aquello.

Y lo peor de todo es que había sido planeado.

— Valeria mírame o hare que lo hagas —Sonó mas como una orden que como un aviso amenazador.

Pero no respondí y seguí con mi vista perdida en algún punto de la pared que no podía visualizar. Quería irme lo más rápido y lejos de él, no quería ser su esposa o mucho menos su juguete sexual. No negaba que lo disfrutaba pero solo era eso, después volvía su personalidad narcisista y dominante que me hacía enojar. ¿Que se creía?.

Sentí como unos fríos dedos tocaban mi mentón y hacían girar mi cara bruscamente para hacer chocar mis ojos con los suyos. Estaba enojado, lo podía distinguir en su mirada. Pero no era como en el salón donde estábamos hace unos minutos, era diferente como si solo fuera un hobby divertido para el enojarse conmigo.

— Digas lo que digas no cambiará el hecho de que serás mi esposa —Expresó victorioso.

Sin pensarlo dos veces escupo su cara por el enojo que brotaba en mi interior.

Muy mal pensado valeria.

¿Desde cuando eres tan valiente?.

Nota de la autora: perdón amigos, mi inspiración va y viene. Así que se me olvida anotarlas, estaba muy sumergida en mis pensamientos sobre algunos borradores y historias que tenía en mente. Olvidando completamente que tenía esta, pero prometo darles más y un poco de su +18 como tanto les gusta.

Att: su escritora chida.

El extraño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora