3. El golpe de la Snitch

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Eugiéne se había levantado de buen humor, en la cena de ayer se había dado cuenta como el prefecto de Gryffindor la miraba mientras estaba con Briana y Lucy, aunque también se había dado cuenta de los constantes —y para nada agradables— guiños de ...

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Eugiéne se había levantado de buen humor, en la cena de ayer se había dado cuenta como el prefecto de Gryffindor la miraba mientras estaba con Briana y Lucy, aunque también se había dado cuenta de los constantes —y para nada agradables— guiños de su amigo, Sirius Black. Compartían la clase de transformaciones, y debía admitir que James y sus amigos tenían un talento natural para estas.

McGonagall era su profesora favorita, después de Flitwick, claramente. Admiraba su capacidad de imponer autoridad y respeto sin caer en la antipatía. Le gustaba cuando se frustraba porque algún alumno no entendía, ponía una sonrisa y se quedaba mirando un punto fijo durante unos 20 segundos, luego proseguía a explicarle nuevamente.

Aquel día observó a Remus sentado con uno de los amigos de James que estaban con él el día de la broma fallida. Intentó cruzar su mirada para saludarlo, pero él no giró la cabeza en ningún momento.

—¿A quién miras tanto? —preguntó Briana, levantando las cejas juguetonamente.

—A nadie, intrusa —respondió Eugiéne sacando la lengua.

Sirius se había decidido a invitarla a una cita, después de clases la interceptaría en la entrada, se había puesto su mejor chaqueta aquel día.

—Solo invítala directamente, no titubees, tienes que parecer seguro —aconsejó James.

—Estoy seguro, Cornamenta, me he arreglado lo suficiente como para saber que no se negará.

Luego de la mirada reprobatoria de la profesora al pillarlos conversando, Sirius se concentró en la actividad de la clase. Debían dibujar el patrón de al menos 15 hechizos aprendidos hasta ahora. Pero Sirius no dejaba de alegrarse por compartir la clase con Ravenclaw, aunque fueran unos pretenciosos.

Eugiéne se regañaba a sí misma por mirar demasiado hacia aquella mesa, ¿qué le importaba a ella la manera en que Remus hacía la tarea? McGonagall le había llamado, notó el cariño con el que le explicaba alguna cosa relacionada con su casa, pues era prefecto, era obvio que tenía que conversar aquellas cosas con él. Eugiéne se golpeaba a sí misma por dentro al pensar cosas tan ridículamente obvias. Tenía que dejar de prestarle atención.

Briana salió corriendo apenas terminó la clase, tenía adivinación, casi debía atravesar todo el castillo para llegar a la sala. ¿Por qué Eugiéne había estado moviendo la pierna toda la maldita clase? También había mordisqueado la pluma, lo que le parecía profundamente asqueroso. Quizá era la presencia de Sirius Black, quien no dejaba de guiñarle el ojo cada vez que la veía.

Eugiéne tomó sus cosas tranquilamente, tenía Cuidado de las Criaturas Mágicas luego del almuerzo. Avanzó hasta la entrada, ahí se encontraba Remus y sus amigos, intentaría no mirarlos.

Remus no entendía por qué Canuto había insistido tanto en quedarse fuera de la sala, Peter estaba seguro de que haría algo vergonzoso.

—Ahí viene —dijo James. Remus vio a Eugiéne, ¿qué iba a hacer Sirius?

Home Smells Like Chocolate ↠ Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora