Home Smells Like Chocolate ↠ Remus J. Lupin

16. Estío

Verano. Estar en su casa y despertar con su pequeña hermana colándose en sus sábanas. Eso era la verdadera vida. Abrazó a la niña y depositó un beso en su cabeza. Se levantaron y comieron cereal con leche de desayuno. La noche anterior había llegado de su viaje con los padres de Brianna. Lo había pasado genial, nunca en su vida había visto tantas criaturas mágicas distintas, ¡hasta logró ver a un dragón! Había sido genial, se había olvidado del incidente de fin de semestre. Solo había extrañado mucho a sus padres, hermana y su hermosa gatita. 

—Hija, anoche, no quise molestarte porque sabía que llegarías muy cansada, pero mientras no estabas llegaron algunas cartas. Las dejé dentro de tu velador —dijo su madre con voz tranquila. No mencionó de quién eran ni cuantas eran. Eugiéne tomó su pocillo con cereal y se lo llevó a su habitación. 

Debían ser de Lucy. Aunque en realidad sabía que no lo eran, su amiga no era muy buena con la pluma. Tenía un presentimiento y le hacía sentir nerviosa. 

Eran de Remus. Cuatro cartas perfectamente selladas. 

''Eugiéne,

no sé como dirigirme a ti luego de lo que pasó. No sé qué palabras usar ni como tratar de justificarme. Mentiría si te dijera que no era mi intención ocultártelo, porque si lo era, no quería que lo supieras, no quería que te enteraras y luego me miraras de mala manera. Pero fue peor que eso, ni siquiera me miraste. 

Es justo que sepas algunas cosas respecto de mí. No nací como un hombre lobo, me atacaron cuando era un niño. Nací completamente normal y mis padres me querían mucho. Lo siguen haciendo. Mi madre si está un poco enferma, pero todavía no es nada grave ni terminal, digo todavía porque eventualmente podría serlo. Las únicas personas que saben son Peter, Sirius, James, el director Dumbledore y ahora tú junto con Severus. El sauce boxeador lo pusieron el año que ingresé, tiene una conexión con la casa de los gritos para que yo pueda pasar mi ciclo ahí y así evitar dañar a alguien. Ya sabrás que cuando alguien se transforma en hombre lobo es imposible razonar mentalmente.

Las grotescas cicatrices de mi rostro me las hice de más pequeño en alguno de mis ciclos. No quiero que sientas que lo que te acabo de contar es para que sientas lástima de mí, solo creo que es justo que sepas desde mí como fueron y son las cosas. 

Lamento mucho haberte hecho pasar miedo, te juro que no era mi intención. 

Remus Lupin''.

''Eugiéne, 

confiando en que hayas recibido mi carta, entiendo completamente que no hayas querido responderla, yo tampoco lo habría hecho. 

Sin embargo, no puedo quitarme las ganas de escribirte otra vez. Dentro de mí te sigo considerando una persona a la que quiero contarle mis cosas, estudiar y simplemente pasar el rato. 

Tal vez esperabas que sacara un extraordinario en D.C.A.O., bueno, saqué un supera las expectativas. Me decepcioné de mi mismo. Oí que sacaste muchos extraordinarios, te felicito. Siempre he considerado que eres la persona más inteligente que he conocido. 

Hay otra cosa que quiero contarte. Es sobre algo que encontré cuando aún éramos amigos. Lo dejaré para la próxima carta.

Remus L''.

''Querida Eugiéne,

quiero ir directo al grano y contarte acerca de lo que te comenté en mi carta anterior. 

Encontré una piedra mágica. Al principio no me di cuenta, solo la tomé porque me parecía linda. Pero un día noté que cambiaba de color. No entendía en que circunstancias lo hacía. Capté que cuando estaba con mis amigos se tornaba de un color rosáceo, cuando pensaba en mis padres era rosáceo también y cuando estaba contigo, era un de un rosado más intenso. 

Entendí que cambiaba de color cuando estaba con gente a la que quiero. 

Sigue cambiando de color cuando pienso en ti.

Remus''.

''Querida Eugiéne, 

sé que ya no contestarás ninguna de mis cartas y lo entiendo y acepto. 

Déjame decirte algunas cosas antes de comenzar a fingir que no nos conocemos. 

Tu amistad fue lo mejor que me ocurrió este año. Al principio era emocionante tener que vernos a escondidas, sentía que era un secreto bueno, soy bueno guardando secretos, pero la mayoría no son tan lindos como los que guardaba contigo. 

Luego comencé a notar que cada vez te agradaba menos tener que ocultar nuestra amistad y créeme que a mí también (Sirius se enojó conmigo al enterarse, pero ya estamos bien, por si querías saberlo). No sé en qué momento esto se volvió especial, no sé si lo ves de la misma manera, tal vez solo soy yo formando películas en mi cabeza, pero sentía que nos gustábamos mutuamente más que como amigos y eso me hacía feliz. Me hacía sentir como si realmente pudiera agradarle a alguien. Me sentí valioso.

Me haces sentir bien, Eugiéne. Y lamento no poder hacerte sentir de la misma forma. Siempre voy a pensar en ti como uno de mis recuerdos más bonitos durante el colegio.

Con cariño, 

Remus Jhon Lupin''.

Eugiéne atravesó por múltiples emociones mientras sus ojos divagaban por las cartas. Remus escribía bien. Él también le hacía sentir bien.

''Remus,

yo igual tengo que contarte algunas cosas, pero espero hacerlo frente a frente. 

Te espero el sábado 3 a las 17:00 h en los acantilados detrás de la municipalidad.

Eugiéne''.

Enrolló la pequeña hoja y la ató a la pata de la experimentada lechuza de su casa. No sabía la dirección exacta de donde vivía Remus, sabía que vivía al otro lado de la ciudad, pero sabía que pese a cualquier inconveniente, el ave se las arreglaría para llegar a destino. Eso era lo bueno de la magia.

Hola hola gente, estamos muy cerca del final jeje de hecho nos queda solo el ultimo capitulo, espero que hayas disfrutado la historia hasta ahora. Es suavecita y sin mucho drama a mi parecer, asi que de repente hace falta leer cositas livianas.

Cuidense, nos leemos.