8. Cielo Mantequilla

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El viernes llegó, y junto con él una nueva reunión con Remus al final de la biblioteca

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El viernes llegó, y junto con él una nueva reunión con Remus al final de la biblioteca. Eugiéne miró su uniforme para asegurarse de que estuviese limpio y ordenado. Se adentró en la gran sala y saludó con un asentimiento de cabeza a madame Pince.

El asiento estaba vacío, había llegado primero. ¿Aquello no le haría parecer muy ansiosa?

Esperó cerca de media hora y no había rastros del chico. Así que decidió no seguir esperando y se levantó un tanto decepcionada. Madame Pince la miró extrañada al verla salir tan rápido del salón. En las puertas se topó con un agitado Remus.

—¡Lo siento! Estuve jugando con los chicos y se me pasó el tiempo volando —se disculpó apresuradamente.

—Tranqui...— un estruendoso ''silencio'' la interrumpió. Eugiéne sonrió en forma de disculpa hacia la bibliotecaria y tomando a Remus del brazo salieron de la biblioteca.

—Ten, perdón por la espera—un bombón reposaba en la mano extendida de Remus. La chica lo tomó y sonrió —Estos son con relleno de arándanos y...con alcohol —susurró lo último.

—Si desarrollo problemas de adicción en el futuro ya sé a quién echarle la culpa —bromeó.

Un grupo de chicas de Hufflepuff y Gryffindor se acercaban, instintivamente ambos miraron en distintas direcciones y se giraron. El grupo entró silenciosamente en la biblioteca, debían ser de segundo año.

Avergonzada Eugiéne pronunció:

—Aquí está tu bufanda, gracias por prestármela —sacó la tela de su pequeño bolso cruzado.

—De nada...

Remus apretaba la bufanda.

—¿Quieres seguir la tutoría en otro lado? ¿Tienes alguna idea dónde podríamos ir? —preguntó Eugiéne. Remus se alegraba de que no se hubiese enojado por llegar tarde.

—Puede ser en la torre de astronomía, casi nadie va durante el día. ¿Deberíamos irnos por separado?

Aquello le provocó una puntada en el corazón a Eugiéne, de disgusto.

—Bien. Nos vemos en diez minutos.

Se alejó rápidamente. Rodando los ojos e imitando la voz del chico repetía '' ¿deberíamos irnos por separado?''. Estúpido, pensaba. La maldita piedra estaba tibia nuevamente.

Le gustaba tanto la torre, se sentía como en un mundo totalmente distinto cada vez que asistía a las clases y observaban los planetas y estrellas. Sin embargo, siempre temía ir sola. No entendía muy bien por qué, pero el lugar tenía un aura especial.

—Llegaste rápido —pronunció el chico.

—Si, siéntate.

—Me gusta este lugar, pero más de noche.

Home Smells Like Chocolate ↠ Remus J. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora