4. Mendacium

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El viernes había arribado con prontitud

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El viernes había arribado con prontitud. Luego de una semana bastante movida para Eugiéne, con las clases, preparación para los TIMOS, su nueva incapacidad para ignorar a Remus Lupin y la vergonzosa situación con Sirius Black, el fin de semana parecía un pequeño oasis entre tanta ansiedad desértica y dinamismo inesperado.

No obstante, le quedaba una cosa pendiente aún y era, probablemente, lo que más le robaba pensamientos durante aquellos días. Su especie de tutoría con Remus.

Miró la puerta de la biblioteca, pensando en si era buena idea tocar el tema de Sirius, no, claro que no era buena idea. Arregló su cabello con las manos y entró, caminó hasta el final de esta, sin antes saludar con una sonrisa a Madame Pince, quien solo le regaló un asentimiento de cabeza. Ahí estaba el chico sentado, demasiado alto para aquella silla tan pequeña, chocando sus rodillas con la mesa. 

—Hola —saludó Eugiéne. Dejó sus libros sobre la mesa y se sentó.

—Hola —soltó el chico, se notaba un poco de duda en su voz. Probablemente era por lo de aquel día, pero Eugiéne se había decidido a actuar como si aquello nunca hubiera pasado. 

—Bien, tengo una técnica infalible para memorizar los ingredientes en pociones —comentó Eugiéne con entusiasmo —Solo tienes que formar frases que puedas recordar, cada sílaba o palabra debe recordarte los ingredientes —Remus notó como movía sus manos al hablar —Por ejemplo, para los dos ingredientes más importantes de la Solución Fortificante, piensa en la palabra ''sapo'', ''sa'' por sangre de salamandra y ''po'' polvo de zarpa de grifo.

Aunque le había parecido un poco brusca y apresurada la manera de comenzar, Remus la miraba con admiración. Ella continuaba relacionando palabras e ingredientes, apuntando con su dedo índice las imágenes ilustradas en el libro. Su padre, quien era profesor de historia, le había enseñado esa técnica de estudio hace algún tiempo, y Eugiéne la utilizaba para la mayoría de las clases que implicaran recordar cosas en un orden cronológico. 

—Remus, creo que deberías ir anotando lo que digo —el chico la miró, tres segundos después, asintió. Tomó su libreta y pluma —Bien, voy a dictarte las que uso yo, hay algunas un poco extrañas, advierto —y tenía razón, había una frase particularmente graciosa, ''hipo de ganso rancio'', Remus no pudo evitar soltar una risa.

Pociones nunca había sido tan divertida.

Eugiéne se felicitaba a sí misma por haber ignorado cualquier sentimiento de vergüenza dentro de su cabeza. Estaba consciente de que algunas oraciones eran bastante ridículas, pero no por eso menos efectivas. 

—Son muchas, ¿te diste el tiempo de formar todas aquellas frases? —preguntó el muchacho, imaginando a Eugiéne riéndose en su habitación mientras formaba aquellas oraciones.

—Pues sí, tengo más, pero creo que deberías formar algunas tú solo, la otra semana me las compartes. Además, una persona que conozco —estuvo a punto de decir amigo, pero ella no estaba segura si él la consideraba una amiga—, me ha dado algunos trucos para el examen práctico.

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