Remus no entendía por qué su amigo Sirius Black, todo un casanova, por cierto, estaba tan ensimismado en conquistar a aquella chica Ravenclaw de la que tanto les hablaba en el dormitorio.
Hasta que la vio y no pudo dejar buscarla en sus recuerdos.
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Eran amigos. Eugiéne ya le consideraba como uno y esperaba que él también a ella.
Remus hablaba con Peter sobre Eugiéne de forma recurrente. Y este último tampoco se quejaba.
—La próxima semana es navidad —dijo James.
—¿Qué harán? No tengo ganas de volver a casa —mencionó Sirius mientras se rascaba el abdomen.
—Quedémonos entonces —propuso Remus. Esperanzado en que sus amigos apoyarían su idea.
—Yo voy a quedarme —dijo Peter, sonriéndole a Remus.
—Si, yo también, no creo que a mis padres les importe —apoyó James.
—Bueno, mi madre se pondrá furiosa pero no me importa, me quedaré —finalizó Sirius.
Eran leales. Y los amaba y odiaba por eso, porque le molestaba seguir ocultándoles cosas.
Si alguno no podía volver a casa en navidad, entonces se aseguraban de que sí o sí alguno se quedara con el otro. Remus recordaba la vez que James lo invitó a pasar la navidad en su casa. Su madre cocinaba de maravilla y su padre era una de las mejores personas que había conocido. Envidiaba a James, pero no de una forma negativa, aunque no sabía si existiese una envidia positiva, pero, en fin, James tenía un buen aspecto, era inteligente y tenía unos padres que lo amaban y cuidaban. Además, era un excelente amigo. ¿Y él que tenía? Problemas, licantropía y ansiedad. Genial.
Eugiéne armaba su maleta. Mañana partiría a su casa. Se había asegurado, en su viaje a Hogsmeade con las chicas, de comprar los dulces suficientes para saciar las ganas de su hermana y la curiosidad de su padre. Llevaría también algunos artículos de Zonko y un vestido para su madre, que había encontrado en oferta, en la tienda de moda mágica Harapos Finos. Estaba contenta, extrañaba mucho a su familia, le haría bien estar con ellos para bajar sus niveles de estrés.
Luego de las clases, se encontró en la torre de astronomía con Remus como de costumbre cada viernes. El chico lucía feliz también. Bueno, a quién no le haría feliz una semana de descanso.
—Remus, ¿irás a casa para navidad?
—No, yo y mis amigos nos quedaremos en Hogwarts, ¿qué hay de ti?
—Iré a casa. Pensé que irías, te hubiera invitado a conocer a mi familia ahora que sé que vivimos cerca —sonrió.
—Para la otra será —respondió apenado. Claro que le encantaría conocer a la familia de Eugiéne, hasta ahora, las cosas que la chica había contado sobre ellos eran bastante interesantes y divertidas. Pero ¿estaría bien?
Remus había conocido a los padres de James porque él ya sabía acerca de su condición, si Eugiéne le dejaba entrometerse más en su vida entonces sentiría que le estaba traicionando al ocultarse lo que era.
