𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟐

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12. BEAUXBATONS Y DURMSTRANG


         DOS SEMANAS más tarde, Susan Pevensie tenía clase de Historia de la Magia junto a la casa de Gryffindor, por lo que coincidía con Rory Lloyd.

Se sentaron juntas, y a sus lados estaban Cho Chang y Katie Bell. Las clases del señor Binns eran de lo más aburridas, literalmente daban ganas de dormirse. Incluso Susan sentía a veces que los párpados se le caían. Se le hacía muy difícil seguir el ritmo de aquel profesor. No hacía clases dinámicas, era complicado prestar atención al cien por cien.

No le extrañaba ver a Rory dormida por completo en algunos momentos con la cabeza sobre el libro.

—¡Despierta!— le susurró Susan riendo. Rory rápidamente abrió los ojos y se incorporó con el susto en su cara— Seguimos en clase, dormilona.

Rory hizo un puchero y puso una expresión de estar a punto de llorar al ver que estaba en clase de Historia de la Magia.

—¿Es que no parará de hablar nunca?

Katie rió un poco mientras trataba de seguir el ritmo de la clase. Rory miró a su alrededor, se podían ver a alumnos apuntando y escuchando, pero la mayoría eran de Ravenclaw. Los Gryffindor estaban como ella: adormilados.

— Luego no me pidas los apuntes — le dijo Susan a Rory.

Rory rápidamente miró a Katie buscando ayuda.

— No me mires, yo tampoco te los dejaré.

— ¿Para qué tener amigas si no me dejan ser irresponsable y salirme con la mía? —se quejó Rory poniendo los ojos en blanco. Miró a Susan—. Claro, si Fred te los llega a pedir se los darías, ¿o no?

—No sé de qué me hablas —murmuró Susan frunciendo el ceño, mirando al profesor.

—Ya, claro.

Pero entonces Binns avisó de que la clase había terminado y recogió sus cosas para pasar por la pizarra y desaparecer. Era un fantasma y había una teoría de que él aún no sabía que había muerto y que seguía dando clase porque pensaba que seguía vivo. Nadie le decía lo contrario de todas maneras.

Todos recogieron sus cosas y Rory comenzó a rogarles a las chicas que le dejaran ver sus apuntes para cuando estuvieran comiendo en el Gran Comedor, pues era la hora del almuerzo. Cho finalmente aceptó dejarle los suyos.

𝐋𝐎𝐒 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄 𝐄𝐍 𝐇𝐎𝐆𝐖𝐀𝐑𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora