𝐑𝐎𝐑𝐘 𝐋𝐋𝐎𝐘𝐃 llega a Hogwarts siendo hija de una maga, y un hombre muggle. Su escuela de hechicería y magia es una nueva etapa donde conocerá muchas cosas nuevas, pero en especial a gente nueva. Ya sea de manera positiva o negativa.
Y aunque...
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16. ¡SORPRESA!
NADIE aplaudió cuando escuchó el nombre por parte del director de Hogwarts. Todos estaban demasiado sorprendidos como para emitir una palabra. Pero todos tenían el mismo pensamiento: eso era imposible.
Todos miraban a El elegido, todos se preguntaban qué demonios había hecho para burlar el método del mismísimo Dumbledore para poder entrar en el campeonato con catorce años. Y en especial se preguntaban cómo había conseguido salir como campeón a pesar de que Cedric Diggory había sido elegido.
Harry estaba inmóvil en su sitio.
— No entiendo nada — le susurró Katie a Peter.
— Yo menos.
McGonagall se levantó para cuchichear algo con Dumbledore. Rory pensó que jamás había visto a Albus Dumbledore tan sorprendido como en ese momento.
Harry se volvió hacia Ron y Hermione. Rory, Peter, los gemelos, Ginny, Katie y demás compañeros lo miraban boquiabiertos.
—Yo no puse mi nombre —dijo Harry, totalmente confuso—. Vosotros lo sabéis.
Ron y Hermione miraron a Rory con confusión y ella les devolvió la misma mirada. Rory tenía algo claro. Y es que creía a Harry. Lo conocía lo suficiente como para saber que él jamás haría algo así, y si él afirmaba que no lo había hecho, eso era así.
—¡Harry Potter! —le llamó Dumbledore—. ¡Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!
—Vamos —le susurró Hermione, dándole un leve empujón a Harry.
Harry, tragando saliva, se puso en pie y al pisar el dobladillo de su túnica se tambaleó un poco. Pasó al lado de Rory con cara de miedo, y ella le susurró un «Te creo» que le hizo sentir algo comprendido.
Dumbledore le dijo algo a Harry sin su característica amabilidad y el chico entró donde habían ido el resto de campeones.
Nada más entrar él y después Dumbledore detrás, se formó un increíble jaleo por todo el Gran Salón. Los profesores estaban tan sorprendidos por lo ocurrido que comenzaron a hablar entre ellos y no controlaron el bullicio creado entre las mesas. Alumnos comenzaron a levantarse y a hablar con compañeros de otras casas y se convirtió en un hervidero de comentarios y opiniones.
