𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒

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4. LOS MUNDIALES DE QUIDDITCH

DECIDIERON que dar una vuelta por el prado para ver a la gente que estaba por allí y poder palpar el ambiente antes del importante partido era una buena idea. Harry, Ron, Hermione, Peter, Edmund y Rory salieron pero el resto se quedó en la tienda, ya que preferían descansar.

Había brujas y magos de todos los países y la gente estaba como loca, y ellos en el fondo también lo estaban. Rory se sentía nerviosa.

Hubo un momento en que Seamus Finnigan, un compañero de Gryffindor de Harry, Ron y Hermione, les llamó. Ellos fueron a hablar con él mientras Rory se acercaba a un niño de unos seis años que estaba vestido completamente de verde. Estaba claro que apoyaba a Irlanda, aunque todas las tiendas de esa zona eran de ese color.

—Hola, peque —le dijo con una gran sonrisa—. ¿Te gusta el quidditch?

—¡Muchísimo! —exclamó con voz adorable.— ¡Pero me encanta Sergei Koslov!

—¡Choca esos cinco! —le dijo Peter, pues a él le encantaba ese jugador.

—¿Qué tenéis todos con Krum y con Koslov? —Preguntaba Edmund con el ceño fruncido— quiero decir, son buenos, pero los endiosáis demasiado.

—Cállate —Peter lo empujó sin hacer fuerza—. Eso lo dices porque no entiendes de quidditch.

—¿Cómo que no entiendo de quidditch? Me gusta el quidditch.

—Entonces no dirías que sobrevaloramos a esos jugadores —Peter se encogió de hombros—. Por cierto Rory, ¿crees que te cogerán este año en el equipo?

—Ya hablé con Katie de esto —respondió Rory, refiriéndose a su amiga Katie Bell—. Creemos que he mejorado este verano, pero habrá que ver si tengo suerte. Siendo sincera, no soy tan buena como los que os presentáis todos los años.

Edmund siempre se asombraba cuando Rory y Peter hablaban como si nada, como si no se llevasen como el perro y el gato. Pero es que sus conversaciones eran así de pacificas y de humildes cuando se trataba de quidditch, parecía como si cambiaran a la profesionalidad en cuestión de segundos.

Poco después se acercaron los tres que faltaban y les dijeron que se pasarían por la zona donde apoyaban a Bulgaria para cotillear y ver cómo habían decorado ellos sus tiendas.

Las tiendas búlgaras se encontraban en un área que había a lo alto de la ladera, donde la brisa hacía ondear una bandera de Bulgaria de color rojo, verde y blanco. Allí, las tiendas tenían colgadas todas el mismo póster, que mostraba una cara muy blanca y ruda y con cejas negras muy pobladas. La imagen se movía, claramente.

𝐋𝐎𝐒 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄 𝐄𝐍 𝐇𝐎𝐆𝐖𝐀𝐑𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora