3 - ¿Sobrevivirá?

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Sebastián llega a un pequeño pueblo y entra al bar pidiendo rápidamente que le dejen hacer una llamada. Le explica la situación al dueño y este accede a que el joven haga esa llamada. Sebastián le da las indicaciones del lugar del accidente a la persona que atiende al otro lado de la línea y al colgar sale corriendo de vuelta al coche, para asegurarse de que Luisita siga allí y que siga viva.

La llegar comprueba de que ella sigue ahí tirada e inconsciente, llena de heridas y perdiendo sangre, demasiada tal vez. Seguía lloviendo, lo que hacía que la ambulancia tardase más en llegar. Pero llegó. Los médicos le hicieron pruebas básicas como comprobarle el pulso o echar un vistazo a las heridas que tenía. Aquel primer vistazo fue rápido, así que acto seguido la subieron con muchísimo cuidado a la camilla y la llevaron con el mismo cuidado e incluso más, a la ambulancia. Le preguntaron a Sebastián si les acompañaba en la ambulancia y así también lo observaban en el hospital con más tiempo. Él aceptó y fue agarrado de la mano de Luisita durante el tiempo que duró el trayecto. No paraba de lamentarse, de pensar en que su prometida no debía estar en una situación tan delicada, que debería ser el, que fue culpa suya. Tenía tal ansiedad que uno de los médicos que le había atendido decidió darle una pastilla para tratar conseguir la tranquilidad en aquel muchacho incapaz de parar su llanto.

•••

Luisita se encontraba entre la vida y la muerte. Los médicos hacían todo lo que podían y más por salvarla en aquel momento. Algunas frases se repetían "Se nos va" "No tenemos tiempo".  Pero  poco a poco la iban estabilizando hasta que estuviera fuera de peligro. Habían pasado varias horas desde que la joven entró en el quirófano sin tan si quiera saber que se encontraba allí. Habían logrado salvarla por el momento, lo más difícil ya había pasado pero las siguientes 24 horas serían cruciales.

La habían llevado a una habitación en la UCI debido al estado en el que se encontraba, tenía tubos por todo el cuerpo y le habían puesto respiración asistida.

Los médicos le preguntaron a Sebastián por el número de teléfono de algún familiar de Luisita y el le citó el de sus padres, que a esas horas de la madrugada estarían durmiendo así que el médico que hizo la llamada tuvo que repetir la misma en varias ocasiones hasta que escuchó la voz de una mujer.

-¿Diga? ¿Quién llama a estas horas? - Decía aquella mujer con cara de dormida y una voz muy fina debido al cansancio.

- Llamo del hospital Gómez Ulla, soy Abel Sáez de Abascal, el médico de su hija, imagino que no sabrá nada pero no se ponga nerviosa, ella está bien, está estable y está en la UCI - El doctor Sáez de Abascal trató de comunicar la noticia con la mayor suavidad posible ya que con quién hablaba era con Manuela Sanabria, la madre de Luisita.

Manuela, o mejor dicho, Manolita pues así era como todo el mundo la llamaba, apenas podía reaccionar ante la noticia que acababa de recibir pero se recompuso como pudo y respondió. - Aviso a mí marido y enseguida estamos allí. Muchas gracias por avisarnos.

Y así lo hizo. Nada más colgar el teléfono fue al dormitorio donde su marido, Marcelino Gómez, seguía durmiendo como si la vida siguiera su curso sin problemas. Manolita tardó un buen rato en conseguir que el hombre abriera los ojos pero lo consiguió y cunado el se hubo incorporado, Manolita le contó lo ocurrido. Ambos se vistieron lo más rápido que en aquella situación podían y pusieron rumbo al hospital que no estaba muy lejos de su casa, con lo que en unos diez minutos ya estaban en el aparcamiento de las visitas. Salieron del coche y en recepción preguntaron por su hija y les dieron la planta y la habitación donde estaba Luisita en esos momentos. Cuando se dirigían a la planta indicada se encontraron con el médico que la estaba tratando y el había escuchado que preguntaban por la joven del accidente así que se presentó y antes de llevarles con su hija, les acompañó hasta su despacho para comunicarles todos los detalles del estado en el que se encontraba la muchacha.

- Entonces, ¿Usted cree que saldrá de esta? ¿Sobrevivirá? - Preguntaba Manolita entre la angustia y la desesperación en busca de alguna respuesta que la aliviase.

- Por supuesto que saldrá de esta. Pero tengo que advertirles que la recuperación será lenta y necesitará reposo absoluto durante algún tiempo, es recomendable que no esté sola puesto que aún no sabemos con precisión cuales van a ser las secuelas, no siempre se manifiestan de inmediato, a veces aparecen a los días e incluso semanas. No desesperen y mucho ánimo, su hija es una superviviente nata. Ahora pueden subir a verla pero no estén demasiado rato, lo que ella ahora necesita es descansar el mayor tiempo posible. Seguiré informándoles de sus avances aunque seguramente tenga que seguirlos desde casa, ella está bastante bien para lo que podía haber sido, así que seguramente en unos días pueda descansar en un lugar más cómodo y tranquilo como es su propia casa y con su familia.

- Muchas gracias doctor, le estaremos eternamente agradecidos por salvarle la vida a nuestra hija. - Marce, el padre de la joven, estrechó su mano con la del doctor y Manolita hizo lo mismo y cuando salieron del despacho caminaron hacia la habitación donde su hija descansaba con la compañía de Sebastián.

El accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora