Tras un largo rato de besos y abrazos frente al paisaje que les ofrecía aquel atardecer, decidieron recoger todo y meterlo en el coche. Eran las 8 de la tarde y el sol ya se ocultaba. Sebastián tendría que conducir a la vuelta con mucho cuidado pues aquellas carreteras tenían muchos baches y demasiadas curvas peligrosas. Antes de poner rumbo a la ciudad, pensaron en tomarse una última copa de vino para celebrar su futura boda y brindaron por ese futuro que les uniría para siempre.
Al final la botella de quedó sin ninguna gota y ya era lo suficientemente tarde como para que llegaran tarde. A los padres de Luisita no les gustaba que ésta llegase a ciertas horas aunque confiaban en Sebastián, no podían evitar preocuparse. Ellos siempre trataban de protegerla como al resto de sus hermanos aunque con ella tenían una relación aún más especial pues era adoptada y Luisita no conocía ese hecho. Nunca se lo dijeron por miedo a su reacción, tenía mucho carácter y sería capaz de marcharse unos días para castigarles sin que supieran nada de ella. Ella era así, tan buena y tan rebelde, a partes iguales.
Tanto Luisita como Sebastián estaban ya con el cinturón puesto. Antes de poner rumbo de vuelva a casa, se miraron y se fundieron en un beso cálido lleno de pasión. Se volvieron a mirar y Sebastián comenzó a conducir aquella noche.
Por el camino iban riendo, hablando e incluso cantando pues la felicidad les había inundado esa misma tarde y no podían hacer otra cosa que no fuera sonreír.
Aún quedaba un largo camino y se les haría más difícil aún debido a las malas condiciones de las carreteras. Se empezaban a escuchar truenos fuertemente y la lluvia empezaba a caer, poco a poco esas gotas iban cayendo con más y más fuerza y velocidad. Casi no se veía nada. Sebastián comenzó a hacer eses con el vehículo debido al vino que tomó antes de coger el coche y a las circunstancias que lo rodeaban como eran las curvas, la lluvia o los baches que ahora resbalaban más que nunca. Luisita se encontraba dormida desde hacía ya un buen rato así que no se estaba percatando de cuál era la situación que la rodeaba. Ella estaría soñando con cómo sería su boda con aquel chico. Se la imaginaba con un vestido largo y elegante como los que salen en las revistas de la alta sociedad. También imaginaba a su padre llevándola del brazo hasta el altar y su abuelo dedicándole unas emotivas palabras, pues el hombre era muy dado a dar discursos y más si había una celebración de por medio.
Sebastián había aumentado la velocidad lo que hizo que la rubia se despertase enseguida. Luisita al ver aquel panorama le pidió inmediatamente que cesase de conducir al menos hasta que no lloviera pero el trataba de concentrarse en la conducción. Luisita ya no sonreía. En su cara se veía la preocupación y el miedo. No pensaba que Sebastián pudiera llegar a conducir en aquel estado. Mientras ella repetía una y otra vez que bajase la velocidad, el parecía no oír sus consejos. Cada curva era más peligrosa que la anterior y la lluvia seguía cayendo con fuerza en gran cantidad. Luisita, gritaba. Sebastián, aumentaba la velocidad hasta rozar los 90Km/H donde lo permitido era hasta 50. En ese momento el destello de un relámpago hizo que Sebastián cerrase los ojos y diera un volantazo hacia el lado equivocado. Comenzaron a caer por una ladera hasta quedar al borde de un riachuelo que pasaba por allí. La imagen que se podía observar era la de un Sebastián llorando desesperado y gritando y una Luisita inconsciente con una brecha en la parte trasera de la cabeza lo cual la ponía en más peligro del que ya corría. Sebastián al ver que su chica no reaccionaba comenzó a buscar ayuda por los alrededores sin alejarse mucho del lugar del accidente pues Luisita podría correr más peligros...
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El accidente
Fiksi PenggemarLuisita, una joven cuyos padres son millonarios pierde la memoria en un aparatoso accidente y no recuerda nada. Ni si quiera recuerda que se acercaba el día de su boda. Los padres apenas pasan por casa y necesitan a alguien de confianza que cuide de...