Apenas salía el sol y Luisita ya lo estaba preparando todo para ese día. No había ido muchas veces al campo puesto que su familia lo veía como algo vulgar y de poca clase pero debían respetar la decisión de su hija si querían que ella siguiera el camino de sus hermanas y se convirtiera algún día, en una mujer de bien, en una mujer de provecho y que les diera muchos nietos y así se centraba de una vez pues Luisita siempre había sido una cabeza loca e intensa y de alguna manera, lo seguía siendo.
Era primavera, los parques de dejaban ver pintados de los diferentes colores de las flores y se respiraba paz y alegría.
Luisita y Sebastián se conocían desde pequeños, desde que sus padres eran los dueños de un humilde bar en la plaza de los frutos, situada en el barrio madrileño de Chamberí. Ahora Luisita gozaba de grandes privilegios ya que sus padres, tras una vida llena de sacrificios y lamentaciones, habían adquirido el hotel "La estrella" tras tocarles unos años atrás "el gordo de navidad". Dicen que el dinero cambia a las personas y en el caso de los Gómez - Sanabria eso era verdad, pero no a todos los miembros de la numerosa familia les había cambiado. Luisita no le daba importancia, ella siempre se había sentido un espíritu libre sin ataduras y con ganas de amar.
Aquella mañana Luisita preparó la comida que llevaría bien guardada en varios recipientes para ese día y cuando lo había preparado todo, se empezó a arreglar ella. En su dormitorio se hallaba un gran tocador, como las grandes estrellas de cine tenían, se pintó lo justo y necesario para la ocasión y quedó esperando frente a la ventana a su novio, Sebastián.
Sebastián había sido policía hasta que le pillaron en una timba ilegal de Póker y le expulsaron del cuerpo. Desde entonces se ganaba la vida como podía, ya fuera de camarero o de vigilante. Hasta que Luisita llegó a su vida sin previo aviso y le conquistó de lleno.
Pasaban los minutos y Luisita se impacientaba al no ver llegar a Sebastián hasta que de pronto apareció en un pequeño coche que tenía para ocasiones como la de aquel día. Luisita cogió las bolsas y salió de casa hasta el coche, se acercó a donde estaba él y le plantó un beso dulce pero apasionado.
- ¿Quieres que te ayude Luisita? - Propuso el joven, aunque la muchacha ya estaba colocando las bolsas en el maletero.
- Gracias cariño pero ya está todo listo. - Luisita dijo esto mientras entraba al coche de su pareja.
Pusieron rumbo al campo, era un día muy bonito y hacia buen tiempo así que lo disfrutarían al máximo. No tardaron más de una hora en llegar y cuando lo hicieron se quedaron unos instantes observando el paisaje que tenían ante sus ojos. Sebastián chasqueó los dedos delante de la cara de Luisita para que está volviera a la realidad y así fue. Bajaron del coche y sacaron las cosas para comer sobre la hierba. En las bolsas que había preparado Luisita, había de todo, empezando por un bonito mantel adornado por margaritas, su flor favorita. También había puesto vasos, platos y cubiertos y los fue colocando sobre el mantel.
Una vez terminaron de comer se tumbaron a un lado del mantel y contemplaron el paisaje que tenían delante de ellos, Luisita estaba ensimismada así que Sebastián decidió que era el momento oportuno para darle la sorpresa.
- Luisita, me gustaría hacerte una pregunta. - El ya se encontraba hincando rodilla sobre la hierba y con las manos temblorosas sujetando una caja muy pequeña en la que se podía ver un anillo.
Luisita volvió a la realidad y aunque al principio se asustó, acabó emocionada por lo que su novio tenía que decirle.
- Claro amor, dime - Estaba claro cula iba a ser su pregunta pero a ella le gustaba ponerle nervioso y más, en un momento tan especial.
- Luisita Gómez, ¿Quieres casarte conmigo? - Sebastián apenas la podía mirar a la cara pues era un poco tímido y jamás pensó que acabaría haciendo lo que estaba haciendo.
- ¿Que te voy a decir Sebastián? Pues que si, que quiero casarme contigo.
Se fundieron en un largo abrazo y se llenaron de besos entre lágrimas cargadas de emoción.
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El accidente
ФанфикLuisita, una joven cuyos padres son millonarios pierde la memoria en un aparatoso accidente y no recuerda nada. Ni si quiera recuerda que se acercaba el día de su boda. Los padres apenas pasan por casa y necesitan a alguien de confianza que cuide de...