14 - La nota

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La noche se acercaba con su silencio que hasta ahora daba paz a los habitantes del lugar, un pequeño pueblo alejado de la mano de Dios pero que siempre tenía historias que contar y normalmente eran buenas, de celebración como bodas que, aunque modestas, reunían a toda la gente del pueblo pues nadie quería perderse un momento tan feliz y donde todos se sentían parte de una historia más, una de tantas historias que dejan huella a aquellos que las vivían con intensidad. También celebraban las visitas de la gente de la ciudad que quería un sitio para desconectar de la vida tan monótona y ruidosa entre tantas casas y motores de todo tipo de vehículos como coches, motos y autobuses e incluso de aviones, que sin tener un aeropuerto cerca, hacían un ruido ensordecedor que a más de uno le producía grandes dolores de cabeza y estrés, mucho ruido, demasiado, un ruido que, poco a poco, el pueblo iría viviendo sin necesidad de escuchar ningún sonido... Rumores, miradas, cuchicheos de vecinas... Lo que no esperaban es que aquel accidente escondía mucho más de lo que parecía. Un accidente como aparentemente otro de tantos que cada año hay en las carreteras por diferentes circunstancias y que en su mayoría eran fatales...Este, desde luego, no fue fatal o por lo menos así lo creyó Luisita como también así lo hizo su familia y gente cercana como lo eran Amelia y su madre Benigna.

Esa misma noche Amelia entró en casa como un día más, sin notar diferencias visibles entre esa noche y la anterior, aunque cuidaba mucho de Luisita, especialmente por la noche en caso de que sus padres no estuvieran para hacerlo ellos mismos. Amelia siempre tuvo un corazón noble que tras leer una breve nota se partió en pedazos tan pequeños que no sabía cómo recomponerlo. Nadie está preparado para que le ocurra algo así, algo de ese calibre en su entorno, no se lo podía creer y tampoco sabía cómo actuar ni como podía solucionar algo de lo que sentia de alguna forma que era responsable.
No durmió en toda la noche, no podía, no después de leer esa nota que le heló la sangre y que hizo que el reloj dejase de sumar horas para ella, no tenía muchas opciones si lo que quería era volver a ver a su madre con vida. Era eso o ver sufrir a la persona que amaba sin poder evitarlo, como no la iba a querer, como la iba a querer de otra forma que no fuera de la que ya lo hacía, demasiado tarde para pensar una vida sin ella aunque fuese como amigas, quizás con el tiempo lograría verla solo como un amiga pero sabía que fácil no iba a ser y que alguien como ella no aparece dos veces en la misma vida.
Su madre es la persona a la que más quiere y sabe todos los sacrificios que ha hecho por ella pues al fin y al cabo decidió no tener pareja por ella, por criarla y mantenerla ella sola... O por lo menos así se lo hacía saber a su hija pues no quería que se sintiese mal de algo que nada tenía que ver con ella.

No paró de leer una y otra vez la nota y deseaba despertar de la pesadilla que estaba empezando a vivir y que no sabía cuando llegaría a su fin ni como acabaría, solo tenía que alejarse de Luisita e incluso conseguir que ésta la odiase, con tal de que su madre volviera sana y salva a casa.

Quizás su madre llegaría en cualquier momento y me contaría que lo peor ha pasado y que ha estado bien dentro de lo que cabe, pero nunca se imaginaria de lo que aquel muchacho de apariencia amable y educada escondía. De todo lo que sería capaz de hacer y de encontrar con tal de lograr su objetivo. Rebuscó en la vida de Amelia y Benigna y no pudo encontrar nada... Pero supo como hacerles daño y estaba seguro de que acabaría encontrando algo con lo que hacer más daño y no en el ámbito físico pues hay cosas que duelen recordar y sobre todo, que salgan a la luz después de tantos años y que tú hija se entere de una forma tan miserable y cobarde pues todo el pueblo de enteraría a través del periódico del mismo aunque la fuente que proporcionaría los datos decía ser anónima, tanto Amelia como su madre no dudaban de quién lo había anunciado como quien anuncia que vende su casa. Amelia nunca conoció tanta maldad y solo por amar a una persona y aún sabiendo que ella no sentía lo mismo, le bastaba con compartir momentos juntas y seguir sumando experiencias inolvidables para ambas aunque Luisita no pudiese recordarlo.

Amelia se quedó dormida sobre las nota mientras lloraba por horas sin consuelo alguno, rezar tampoco la ayudaba, no había respuestas para sus preguntas, se sentía culpable aunque no hiciese nada malo realmente. Ella no permitirá que por su culpa, la persona que más quería y que la protegió siempre haciendo cosas que la joven jamás imaginó, sufriera de ninguna manera posible pese a que en esos momentos no era algo que de ella dependiese lo más mínimo.

A la mañana siguiente despertó con la nota frente a ella, había soñado con ella incluso, se la memorizó de tanto leerla para intentar comprender el porqué. "Si te alejas de cierta rubia a tu madre no le pasará nada, se inteligente." Corta pero con un mensaje contundente y directo. Aunque tampoco sabía cómo la persona o personas que habían secuestrado a su madre sabrían que haría lo que la nota decía, pues no imaginaba quién la escribió ese mismo día donde todo su mundo se vino abajo y no sabía cómo reaccionar o como podría alejarse de Luisita sin hacerle daño. Luisita sentía un cariño tan inmenso por Amelia que a veces sentía que ella misma se confundía y podría ser algo más que amistad aunque luego trataba de autoconvencerse de que no era así y que jamás lo sería, que era normal sentir confusión a veces y más cuando estás a punto de casarte.

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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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