4 - Secuelas

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Tras varias horas inconsciente Luisita comenzó a abrir sus ojos muy poco a poco, le pesaban. Una vez los hubo abierto se asustó al ver tanta gente allí observándola y estando pendiente de ella, quiso gritar pero apenas tenía fuerzas para soltar el mínimo sonido. Se cansaba fácilmente con cualquier movimiento que intentase hacer. Todos los que estaban en la habitación se sorprendieron al verla despertar y la bombardearon a preguntas, cosa que agobiaba bastante a la joven ya que no sabía ni dónde estaba, ni se acordaba de lo que había pasado antes de que despertara. En lo que los padres de Luisita se quedaron con ella por si necesitaba algo, Sebastián salió en busca del doctor Sáez de Abascal y en cuanto lo vio se dirigió hacia el corriendo. Sebastián le comentó que Luisita por fin había despertado y el médico no se lo pensó más y fue corriendo en dirección a la habitación de Luisita. Una vez allí pidió a los acompañantes de la joven que esperasen fuera, puesto que debía proceder con la pruebas rutinarias en estos casos.

No fue mucho el tiempo que le llevó el realizar dichas pruebas pero no traía muy buenas noticias para su familia y su prometido.

- Luisita está bien. No tiene nada grave pero hay algo que me gustaría comentar con ustedes. - Se aclaró la garganta y prosiguió. - Su hija dice que no recuerda nada de lo que pasó y eso es muy normal debido al golpe que se llevó en la cabeza pero lo que más me asombra es que niega conocerles. Me temo que ha perdido la memoria y cuando algo así sucede nunca se sabe si se trata de algo temporal o algo... Definitivo. Lo que les aconsejo es que no la agobien con preguntar ni con información. Todo está muy reciente y podría agobiarse y tratar de huir por el miedo que le podría llegar a causar su nueva condición. Les recomiendo que hablen con alguien para que la cuide, es mejor si es alguien ajeno a la familia y de confianza, lo último que necesita es intentar recordar y frustrarse al no conseguirlo. Pero eso no es todo, también dice que no siente las piernas, que se siente muy débil. Lo mejor es que le demos el alta ya que no hay nada más grave y que haga la rehabilitación desde su casa, allí se sentirá más agusto que aquí.

El médico se fue y dejó a los padres y a Sebastián solos ante la nueva Luisita, aunque los desconocidos realmente eran ellos para la joven. Los tres volvieron a entrar en la habitación con la intención de comunicarle a Luisita que ese mismo día podría salir de ese hospital e ir recuperándose de todo poco a poco. Luisita se mostraba reacia a irse con ellos ya que no los reconocía, eran extraños y no confiaba en ninguno en esos momentos. Quería irse a casa si, pero sola. No quería recibir información sobre ella o su vida, bastante tenía con tener que tendría que guardar reposo en cama o moverse en silla de ruedas, cosa que no le hacía mucha gracia.

                                  ***

Al día siguiente Luisita se despertó en su cama de toda la vida pero no le despertaba ningún recuerdo, nada de nada. Vacío. Solo sentía eso, un inmenso vacío que no sabía cómo podía llenar.

El accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora