Tu madre ha dejado una carta antes de morir. Aquella carta indica que acudas a la vieja casa en la que solían vivir juntos cuando eras apenas un niño, según dice ha dejado un tesoro a la espera de tu llegada y su último deseo es que vayas a buscarlo.
Al llegar al lugar dudas en entrar, pero sabes que no puedes dejar pasar la oportunidad. La fachada luce muy deteriorada y la chapa parece haber sido forzada, era de esperarse, la delincuencia ha hecho de las suyas.
Decides entrar finalmente y caminas a través del pasillo, dirigiéndote a lo que solía ser la cocina. Frente a la entrada de la misma, se encuentra la silla que pertenecía a tu hermana, en su respaldo tiene pintada una carita triste, esto te provoca nostalgia por alguna razón.
Cruzas el umbral y apenas avanzas algunos pasos para cuando escuchas un ruido. Te estremeces por un momento y giras la mirada. Algo se mueve bajo la tarja. Retrocedes, pero de inmediato quien ahí se encuentra se hace presente, ¡es un vagabundo!
-¿Me recuerdas? -dice con un dejo de melancolía.
-Disculpe pero yo...
-Tranquilo, no te pediré que me digas papá, ese título lo perdí hace tiempo cuando los abandoné... solo quería volver a verte antes de que Dios me llame a entregar cuentas.
-¿Pero que haces aquí y en esas condiciones? -cuestionas al reconocer su mirada.
-Perdí todo lo que tenía... y ahora ya no sirvo para nada, esta casa fue el único refugio que encontré y la manera de tenerlos cerca aunque sea en el recuerdo.
Te arrodillas frente a él.
-¿Y cuál es el gran tesoro del que hablaba mi madre?
-Yo siempre fui su gran tesoro, pero no la supe valorar y ahora solo pago mi condena.
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Microrrelatos y Poesía
Rastgele«Las palabras son el lenguaje del alma» Una cita muy bella que seguro todos hemos escuchado. Hoy vuelvo a mis orígenes en donde escribía cuentos cortos que narraban increíbles historias en tan sólo algunos párrafos. Drama, suspenso, misterio, roman...