C a p i t u l o 1 7

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Sergio, uno de los demonios más poderosos de la ciudad, quien era dueño de la mayoría de los lugares como ese, miraba atentó a Romina desde el momento en que llegó. Esperó que aquel angelito se alejara para poder acercarse. Y cuando SeokJin avisó que iría por algo de beber aprovechó.

—     ¡Pero que tenemos aquí! — dijo subiendo las escaleras hacía el cubículo especial de Romina— No venías desde la semana pasada, hermosa. —besó la mano de Romina con una sonrisa adornando su rostro.

Ella le sonrió y se hizo aun lado palmeando el espacio que dejó Seokjin, invitándolo a sentarse. — Me he mantenido ocupada en el castillo.

—     Se nota y se le extraña —cruzó sus piernas—, las súcubos de aquí no llegan a tu nivel de espectáculo y decepcionan mucho a mis clientes. —acarició la mejilla de Romina.

Romina curveó sus labios y suspiró, alejando su rostro. — Que lastima, pero no creo regresar por ahora.

Sergio parpadeó un par de veces. — Mi reina. —llevó su mano a su pecho, haciéndose el herido.

—     Tenemos más almas cada día, la gente toma las decisiones incorrectas que los llevan a este lugar y cada vez hay mas humanos que manchan sus manos con algún pecado. Necesito supervisar los míos y además —sonrió— ya tengo un Baby.

—     Ya lo vi —viró los ojos— pero, ¿Sabes? —se acercó más— yo soy mejor.

Romina empezó a reír y negó llevando su mano a su rostro por tal comentario. — No me hagas reír, él es mejor mil veces.

Y el mencionado llegó, subiendo las escaleras con una sonrisa mientras abrasaba dos bebidas.

—     Te traje uno. —dijo entregándole la bebida a Romina.

—     Gracias, angelito.

Sergio miró al recién llegado y lo analizó de pies a cabeza, aprovechando que ya lo tenia de cerca. — ¿Es él? —ladeó su rostro y llevo su pulgar afilado a sus dientes. — Es... ¿Exótico?

—     Es perfecto. —Romina lo corrigió y le dejó espacio a SeokJin para sentarse.

Él tomó asiento y abrazó a Romina por el hombro. —Un gusto, soy SeokJin, pero puedes decirme Jin. Todos lo hacen. —le sonrió a Sergio.

—     Sergio, demonio gris de alto rango y antiguo Baby de ella —señaló a Romina con la mirada.

SeokJin no supo que responder a eso.

—     Ya supéralo —Romina viró los ojos y le dio un sorbo a su bebida.

Sergio sonrió y recordó el motivo por el cual había llegado. — Por cierto, Romina. Están preguntando si puedes hacer un Show, uno pequeño al menos, por el fin de año.

—     ¿Un Show? —SeokJin abrazó más a Romina.

—     Eh —Romina miró su bebida y paso la punta de sus dedos por las letras que la adornaban. — No lo se, no traigo nada y...

—     Te daremos un traje, ¡Vamos! Es fin de año, al menos uno.

—     Pues... —Romina lo pensó mucho.

—     Hazlo, hermosa. —Y seokJin quería ver el Show que Romina hacía.

 —Y seokJin quería ver el Show que Romina hacía

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