C a p i t u l o 5

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SeokJin intentaba recuperar su respiración. Su pecho subía y baja de forma rápida, su corazón seguía tan agitado que incluso él temía que en algún momento saliese de su pecho. La punta de sus alas seguían algo húmedas por el calor que ambos cuerpos estaban emanando.

Ella se puso de pie y se ato el cabello. Comenzó a buscar su ropa.

— No estuvo nada mal mi pequeño angelito —se ató la cinta de la cintura que sujetaba la falda— estuvo muy bien —encontró su top junto a la cama y se lo colocó— claro que ya no usaras esa cosa blanca que tenias puesta.

Romina chasqueo los dedos y la habitación se ilumino por completo. El tono rojo -que creyó al principio que desaparecería- se planto en las paredes, en todos los muebles, ventanas y cortinas enormes. Habían columnas blancas que adornaban las esquinas de la habitación y una pared de cuero rojo. Los muebles del mismo tono le hizo recordar al hogar donde en vida su padre iba a ofrecer sus servicios, el dorado pulido que lo rodeaba hacia creer que nunca había sido usado por una persona. Sus recuerdos lo distrajeron tanto que incluso con el rechinar de una puerta hizo que SeokJin se sobresaltara.

Romina había chasqueado los dedos señalando el ropero de madera que había abierto sus puertas.

— Tenemos diferentes prendas de acuerdo a este lugar, puedes usar lo que quiera —dijo ella señalando el interior.

SeokJin camino por la habitación cubriendo su desnudes con sus alas. Aun que ya no había por que ocultarse de ella, no dejaba de sentir el calor en sus mejillas y bajar la mirada por la situación en la que estaban hasta hace un rato.

— Gracias —miro las telas de las prendas que sobresalían, la mayoría de tonos negros o tela transparente— pero tengo algo de hambre.

— Ahora tengo que ir a dar unas vueltas por los campos de llamas —Romina se acomodaba su cabello frente al espejo— pero puedes ir al comedor, unos súcubos te darán alimento.

Cuando consiguió que la peineta de rubí quedara fija se puso de pie para caminar hacia el ropero, paso las prendas de derecha a izquierda buscando algo largo para cubrirse. Después de todo a Jungkook no le gustaba que caminara por los pasillos con vestidos descubiertos.

— Solo ve a la derecha, camina hasta el fondo y antes de llegar al balcón veras el comedor.

SeokJin asintió a las indicaciones. Miro sus pies en todo momento hasta que tomo valor de levantar la vista y observarla antes que se colocara los tacones.

— ¿Volverás?

— Mas tarde, quizás te vea en el comedor —Romina se enderezó después de colocarse los tacones, camino por la habitación hasta la puerta y se giro hacia él antes de abrir— O si quieres mas, espérame aquí —giño el ojo antes de salir.

Adentró sus manos bajo el vestido blanco, acarició sus piernas y abdomen, hasta donde la cinta dorada le permitía

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Adentró sus manos bajo el vestido blanco, acarició sus piernas y abdomen, hasta donde la cinta dorada le permitía. Edith no dejaba de pedirle que se alejara, suplicaba que la dejara ir y entre peticiones sus ojos se humedecieron.

Fall into temptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora