C a p i t u l o 1 9

21 2 0
                                    

SeokJin mantuvo su dedos tocando la piel de Romina. Acariciaba su espalda, delineando la columna con la punta de sus dedos. Empezaba por la columna baja y luego subía hasta el espacio que había entre las grietas del rastro de sus alas. Sonrió al recordar lo hermosas que eran aquellas alas oscuras y afiladas. Alas que hace casi una hora había hecho lucir el cuerpo de ella.

— Me gustan —susurró tocando el par de heridas de su espalda.
La tenía envuelta entre sus brazos, sobre el sofá destruido.

— Me alegra —respondió ella, subiendo la mirada para dejar un suave beso en la mandíbula de SeokJin—, aunque no son tan suaves como las tuyas.

— Siguen siendo lindas, igual que tus cuernos. —con cuidado, pasó de acariciar su espalda a su cabeza, rodeando los cuernos con su dedo índice. Le hiso gracia que fueran mas pequeños que su dedo.

— A mi me gustan lo suave que son tus alas —acomodó su cabello—, pero, la verdad pensé que también tenían... la esa cosa dorada —señalaba su cabeza haciendo círculos a su alrededor—, no se como se llama.

— Oh, la aureola —sonrió—, es un resplandor. Pero mayormente lo tienen los ángeles de primera. Yo soy de tercera, así que es un pequeño resplandor. Oh bueno, lo tenia antes. —se encogió de hombros— Por ejemplo, los querubines tienen las aureolas de muchos colores.

— Wow, espera. ¿Así que se dividen en diferentes tipos de ángeles?

SeokJin asintió muchas veces. — Los primeros son quienes están alrededor del señor, el hermano de Dani es uno de ellos y suelen ser muy serios —parpadeó un par de veces intentando recordar las categorías—. Las de segunda también tienen mucha responsabilidad: Namjoon, mi amigo, es encargado de ser un ángel de la guarda, cuida a las personas y en especial a una familia. Yo soy de tercera —se encogió de hombros—, pequeños trabajos y doy clases a los mas pequeños o recién llegados.

— ¡Oh! ¿Pequeños? —Romina sonrió, enderezándose—, ¿Hay angelitos pequeños haya?

— Si, algunos bebes, niños e incluso adolescentes que suelen pasarse de listos con migo —abultó sus labios recordando la broma de uno de sus alumnos—. Pero, tengo un pequeño —sonrió al tener en mente a Kai—, lo he cuidado desde que llego al cielo. Se llama Kai. Antes de venir le estaba enseñando a volar. Espero que logre hacerlo y así pueda jugar con sus hermanos.

Había bajado un poco su mirada, sintiéndose mal por dejar a sus niños. Quisiera saber al menos como estaban. Si Yeon estaba cuidando de los demás, si Tae seguía sujetando la mano de Kai al revolotear o si Soobin había dejado de quitarle las nubes esponjosas a Kai.

— Suena hermoso —Romina acarició su mejilla—, han de ser muy tiernos.

SeokJin sonrió de nuevo, posando su mano sobre la de ella.

— Siglos que no veo un niño —ella se encogió de hombros—, claramente es imposible que llegue uno aquí y si llegan se convierten en adultos en menos de un segundos.

— Veo que te gustan los niños.

— ¡Pues si! —las mejillas de Romina cobraron vida, dando a mostrar la felicidad que sentía por hablar del tema—, desde que estaba con vida me encantan los niños, ¡Y mas los bebes! Son unas bolitas de masa muy bellas.

— ¿Te hubiera gustado tener hijos?

— La verdad si —empezó a jugar con sus dedos—, pero no había nacido para eso.

— Pero quizás la próxima vez si y estoy seguro que serás una gran madre en tu próxima vida.

Romina mostró una ligera sonrisa.— Tal vez, pero... si no, seguiré igual.

Fall into temptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora