Capítulo 10 En el departamento de Armando

953 58 4
                                    

Capítulo 10 En el departamento de Armando

Al llegar a su apartamento, Armando empezó a besar a Betty con mucha gana:

- ¡Entonces, mi novia! Estuviste toda la noche provocándome con este vestido! ¡Mejor nos deshacemos de eso! – Le abrazó y besó

Armando le quitó el cardigán de terciopelo, revelándole los hombros, era un vestido sin tirantes. Armando se vio totalmente enloquecido, pues era la primera vez que podía disfrutar de la visión de ver sus brazos y cuello desnudos, en la claridad de su apartamento.

"¿Que mujer es esta?" -pensó, sorprendido

— ¡Es muy hermosa, Betty!

Con ímpetu, sostuvo su brazo y jaló para bien cerca de él, se sintió atraído a ella de una manera que ni siquiera su Hermes podría separar, si estuviera allí. Se puso a recorrer su cuello con sus labios, mientras la apretaba contra su propio cuerpo.- ¿Qué mujer es esa? -pensaba - ¿Cómo pudo la oscuridad y aquellas ropas esconder tantas cosas?

Continuó bebiendo intensamente su cuello, tirando con sus dientes los hilos de cabello caídos adornando su cuello, hasta que sintió su peneado desplomarse sobre sus hombros.

- ¡Mucho mejor! -suspiro- ¡Me encanta tu pelo solto!

Con una mano, Armando sostenía el cuerpo de su Betty, tirando de su cuerpo contra sí, con fervor, mientras con la otra sostenía cariñosamente su rostro.

" ¡Esta mujer me va a volver aún más loco! ¿Qué más ella escondía debajo de aquel montón de ropa?" -pensaba, ardiendo de pasión

Sosteniéndola con los dos brazos, Armando se puso a dominarla con sus besos, trazando camino hasta su habitación, Betty nada decía, apenas gemía cubierta por los besos de Armando, le sentía faltar el aire, su amado parecía totalmente enloquecido de deseo.

"¡Hoy, no voy a poder controlarme! Estoy totalmente loco, voy a poseerla de forma intensa y apasionada." -pensaba Armando

El vestido enmarcaba tan bien el cuerpo de Betty que la llevó así hasta la cama. Quería desvelar más, pero con toda calma del mundo. La cena había terminado temprano, así que tenían suficiente tiempo y su padre sabía que la llevaría a casa, con buena conducta. Pronto, no había por tener prisa o preocuparse por la hora o preocuparse por llamar a Don Hermes. ¿Pero quién dijo que podía comportarse cerca de Betty? ¡No en ese apartamento enorme con una cama tan acogedora!

Ahora sí, viendo que no conseguiría dominarse, Armando resolvió que era la hora de quitarle completamente la ropa a Betty y sentirla plenamente como había venido al mundo. Tan pronto, se dio cuenta de que él todavía estaba con camisa, pantalones y corbata. ¿Cómo es que Betty no trató de quitarlas como las otras veces? ¿Qué demonios estaba pasando?

- ¿Qué pasa, Betty?

- Nada.

—¡Nada! ¡Nada! ¿Qué pasa contigo? Me estoy quemando de deseo, te conozco. Se supone que estés igual o más que yo. ¿Qué pasa, Betty? ¿Ya no me amas? ¿O ya no me deseas?

-¡Sí, te deseo demaseado, doctor! ¡Y te amaré hasta el resto de mi vida!

-Entonces, Beatriz... acordamos que usaríamos todo el tiempo que tenemos para estar juntos. todavía es temprano...

-Lo sé, doctor! lo siento!

-Qué hubo, entonces, Betty? ¿Qué te preocupa? Mis padres ya lo saben, todo el mundo ya lo sabe, no tenemos más porque escondernos del mundo.

- Lo sé, me alegro.

- ¿Qué pasa contigo? ¿Quieres hablar?

- No.

TAN ENAMORADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora