Capítulo 23: Los deseos y los celos de Betty

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            Miércules, como todos los días de esa semana, Hermes se despertó incluso más temprano para llevar a Betty a Ecomoda en su coche.

Al llegar Armando la saluda con un beso en los labios y se dirige a su oficina. Luego, en el almuerzo, Armando decide pasar a saludarla y lleva a su suegro e novia a almorzar. Por la tarde decide que le va a dar permiso a Betty para ir a Venezuela ya que la niña fue bien criada y juzgada, pero que hablará personalmente con doña Catalina para que le cuide bién. Betty aprovecha para decirle que la hada madrina visitará Ecomoda el dia seguinte para trabajar en los detalles de las aperturas de la franquicia. Hermes está satisfecho.

Betty pasa en la oficina de la Vicepresidencia y su prometido se alegra de verla:

- ¡Viva!¿A qué le debo el honor de la visita de mi doctora a esta humilde oficina? -beso

-¿Quieres saber la novidad? ¡Mi padre me permitió ir a Venezuela!

-¿Lo juras, mi vida?

-¡Si! -Beso profundo -Para que podamos disfrutar y celebrar hoy, mi amor!

-¡Betty, me encantaría, mi amor! Sabes que me muero por tenerte completamente en mis brazos de nuevo, pero ...

-¿Pero?

-Lo que pasa es que tenemos mucho trabajo antes de irnos a Venezuela, necesito separar muchas cosas. Probablemente iremos a Ecuador, justo después ...

-¡Oh, doctor! ¿Y desde cuándo esto nos ha impedido estar juntos? ¡Siempre hemos tenido mucho, mucho trabajo en Ecomoda! -beijo- ¡Lo que pasa es que te extraño mucho! ¡He estado soñando mucho contigo!

-¿Ah, sí? ¡Cuéntamelo todo!

-¡De ninguna manera estoy avergonzada! Me daría mucha pena...

-Bueno, vas a tener que contar para ver si coincide con los que tengo contigo!- Armando se muerde los labios

-¡No puedo contar hasta que se hagan realidad! ¿Sabes que siempre soñé contigo?

-Armando recordó que él también vivió soñando con Betty, una vez que estaban en un parque, y la otra vez estaban haciendo el amor. A veces estaba al lado de Marcela y se despertaba gritando, pensando que era una pesadilla, pero nunca le contaba a Marcela o a Mario sobre esos sueños (y tampoco contaria a Betty que piensava seren pesadillas).

-¡Menos mal! ¡Creo que puede tener razón! ¡Será mejor que hagamos todo lo que vimos! ¿También sueña conmigo, doctor?"

-¡Siempre! Especialmente después de que fuimos a mi apartamento. Para mí siempre siento que estás en mis sábanas, te siento ahí conmigo.

-¿Y por qué no me llevas a casa hoy?"

-Betty, tenía la intención de seguir trabajando, pero sí, ¡podemos irnos!

(Besos)

El teléfono suena.

-¡Oh, doctor Armando! No quise molestar, ¡pero es la llamada urgente de Caracas! - Sandra no quiere molestar, pero ...

-¡Ah, debe ser Alejandra! ¡Puede pasar!

Betty frunció el ceño.

—¡Sí, Alejandra! ¡Todo está bien! ¡Estamos muy animados! Ya le pido a mi secretaria que les dé la lista de quienes irán, ¡ya hicimos las reservas!

-¡Disculpe, voy a mi oficina para que puedan hablar libremente! -dijó Betty

Armando le lanza un beso y continúa charlando animadamente, haciendo que Betty se quede celosa.

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