Tan Enamorados -La Historia
En el original de Fernando Gaitán en los capítulos finales, Betty quedase en Bogotá con Armando y la Presidencia de Ecomoda y tenemos un paso del tiempo desde el noviazgo oficial hasta la propuesta de matrimonio.
Pero ¿co...
Betty se emociona aún más y sonríe a Armando agradecida por la sorpresa. Las parejas presentes aprovechan la oportunidad para salir, incluidos los padres de los recién casados. Seu Hermes, entonces, decide invitar a Margarita y Roberto a compartir el mismo banco en la Iglesia ya que ahora son de la misma familia.
Pronto, el sacerdote Alberto Linero reanuda la Misa desde donde la dejó:
- Es el amor que nos une, es el amor que nos convoca, es el amor que nos trajo aquí en la casa de Dios ...
Escuchan arrodillados ante el altar un sermón basado en el pasaje de 1 Corintios 13 (Santa Biblia) sobre el amor y la fidelidad:
-Armando, el amor que sientes por Betty tiene que ser fiel, ¡no puede haber otra mujer más maravillosa que ella!
-¡Es la más maravillosa de todas!
-Betty, el amor que sientes tiene que ser fiel, ¡no puede haber hombre más divino que él!
-¡Sí, siempre ha sido divino para mí!
-Para que el amor perdure y sea eterno, hay que amarse a sí mismo todos los días, hay que comunicar e incluir a Dios en sus vidas
Ellos se miran con amor.
-¡Entonces levantate! - toda la iglesia obedece al sacerdote -Sólo los novios (risas)
Hermes llora copiosamente mientras Armando y Betty hacen los votos de amor y fidelidad e intercambian anillos, inspirando a Freddy y Aura María a hacer lo mismo.
Después, todos en la Iglesia se ponen de pie para orar por la unión de los novios y ser bendecidos por la unión de la pareja.
—Con el compromiso de cumplir con el amor y la fidelidad que has jurado aquí, ¡puedes irte en paz! Los novios recibirán saludos de los invitados a la Iglesia.
Primeros padres, padrinos, las chicas del cuartel y otros amigos.
Tras los saludos, los novios se manchan hacia la salida, siendo aplaudidos de pie, a lo que el marido se declara por ahora su esposa:
—¡Hoy es el día más feliz de mi vida! -Armando dijó para Betty -La amo, ?ves?
Ella te da la sonrisa más dulce del mundo, demostrando que está tan conmovida y temblorosa que ni siquiera puede hablar.
para hablar.
-¡Hijo! -llamó Roberto- ¡Este es un regalo que Camila les envió a la luna de miel! Lástima que no pudiera estar allí.
-¡Sé muy feliz los dos! - deseó Margarita
Muchos se acercaron al auto para despedirse una vez más.
-¡Nicolas! ¡Por favor! ¡Me preocupa! -Betty te preguntó
-Puedes dejarlo, Betty. Estoy así, porque me siento solo, ¡pero mañana estaré bien! ¡Y segundo, estarás cuidando de Ecomoda con la ayuda de Don Hermes y la señora Catalina!
-¡Ten cuidado, Nicolás! - aconsejó Armando - Beber no es el camino, ¡Confiamos en ti!
—Dona Catalina, ¡gracias por todo! ¡Sin tu apoyo no estaría aquí!
-¡Sé feliz, Betty! ¡Y tú también, Armando! ¡Recuerda lo que te dije!
-¡Para todo lo siempre, Cata! -La besa
-Doña Catalina...
-Déjame cuidar de tu amigo, ya hablé con él y le dije que no bebería más y para demostrar que dormirá en mi casa!
Los ojos de Betty se ensanchan, pero antes que nada, sus padres la interrumpen.
—¡¡BETTY !!
-¡Mamá! ¡Papá! ¡No seas así! ¡En una semana volveré y podemos celebrar juntos! ¡Estaremos siempre juntos!
-¡Cuida de ella, Armando! ¡Confío en ti! ¡Mi hija es única y especial!
-¡Siempre lo será, mi suegro! -lo saludó
Mientras Julia abrazaba a Betty, Hermes colocó el maletín de Betty en el maletero del auto del Armando. Había llevado esta maleta por las calles de Palermo hasta la Iglesia, y antes de entrar en ella, la dejó en la sacristía.
Las chicas del cuartel, junto con Freddy y Wilson, se acercaron:
-¡Betty!
-¡Qué felices somos!
-¡Aproveche bien!
-¡Oh, haz el amor suficiente!
-¡Aura María! ¡Por Dios!
-¡Oh, lo siento, jefes!
-¡Puedes irte, que seguiremos todos los consejos dados! -Se rió Armando
Betty se sonrojó, pero sonrió y dejó que la besase
En el coche:
-¡No hay forma ahora, Señor Mendoza! ¡Esta atrapado! -Ella rió
-?Y quién dijo que quiero ser libre -Beso -Señora Mendoza?
—¡Ahora eres Armando Mendoza Saénz de Pinzón! -Él rió
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