EL SOL SE OSCURECIÓ.

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Me levanté, estaba tendida en el piso, mi cabeza daba vueltas y mi estómago me solía mucho.
Mire mis muñecas y estaban atadas con una soga igual que mis pies, mi respiración estaba entre cortada, no recordaba como había llegado aquí.

Mire detenidamente el lugar, parecía un taller de mecánica abandonado, todo estaba sucio y oscuro, visualice una que otra rata pasar por el piso de ese horrendo lugar.

....

Cristian

Las horas transcurrieron rápido, estaba pensando en llevar a Angélica a un restaurante muy moderno que estaba recién en la ciudad y se hablaba muy bien de el, ya había reservado el lugar y ordené poner muchas flores y una pequeña decoración de cumpleaños, había mandado a pedir un anillo con una esmeralda para su regalo.

Llamaré a Angélica- pensé.

Le marqué 3 veces y no contestó, fue muy extraño, ella siempre contesta a la primera, lo más probable es que aún esté en clases.
Me dirigí a el aula que le tocaba y vi que no había presencia de ella en ningún salón de clases.
Me preocupé un poco.

Trate de calmarte, MIERDA- susurre-quizas este fuera esperando por mi.- baje rápido las escaleras y llegue en menos de 1 minuto fuera de la universidad, la busque con la mirada y no lograba encontrarla, le pregunté a una de sus compañeras y ninguna la había visto.

-Hola Verónica.- le dije a una chica que sé que tenía clase con ella ese día.

-Hola.- dijo sonrojada.- ¿puedo ayudarte en algo?.

-Perdon al molestarte, y si, tengo una muy breve pregunta, has visto a Angélica el día de hoy, ¿se ha ido ya?.-Le pregunté un poco preocupado.

-¿Angelica?, Angélica hoy no asistió a sus clases.- me dijo mirándome intrigante.

-Eso es imposible, yo mismo la traje, nos despedimos en el pasillo antes de entrar a clases.

-Quizas se sintió mal a último momento y se fue.- me dijo un poco sonriente, Verónica era de una estatura de 1.65 más o menos, su cabello era color castaño, y sus ojos eran azules, su piel es blanca como la leche, tiene un aspecto muy dulce.

65 más o menos, su cabello era color castaño, y sus ojos eran azules, su piel es blanca como la leche, tiene un aspecto muy dulce

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-Ok, muchas gracias por tu información.- dije mirándola por última vez y me aleje lentamente.

-¡ESPERA!.- me dijo ella corriendo tras de mi a lo que yo volteé.- Me das tu teléfono para llamarte más tarde y me das información si la encuentras.- me dijo expectante.

- Claro.-Le anoté mi numero en un cuadernillo y me fui.

...

Llegue a casa y la busque por todos los rincones, la llamé estando allí muchas veces, comencé a desesperarme.

-MIERDAAAAA, DONDE ESTAS.-dije gritándole a el teléfono.

Llamaré a sus papás pensé, pero no tenía un numero siquiera para comunicarme con ellos, me dirigí a la policía para que me ayudaran, no era normal lo que estaba pasando, Angélica no es de desaparecerse así.

...

ANGÉLICA.

Vi como la puerta se abrió lentamente...luego encendieron una pequeña lámpara con una luz tenue que iluminaba muy poco el lugar.

Escuche unas risas, pero las voces no las distinguía en lo absoluto.
Una chica de pelo rojo se acercó a mi y susurró.

-Aun esta dormida, no pensara reaccionar con ese golpe que le dio el jefe.- le dijo a la otra persona.

-quizas él la prefiera así inconsistente para sus cochinadas. -Dijo una voz gruesa que tampoco reconocí.

-A lo mejor y si, quizás sea mejor para la pobre.-Dijo soltando una risotada y saliendo del lugar.

Intente levantarme un poco, mire todo el lugar, había una cama muy vieja y sucia y una pequeña puerta, mis cosas no estaban por ningún lado, me levanté como pude y comencé a dar pequeños saltos para tratar de llegar a la puerta.

Del otro lado no se escuchaba nada, más que una canción muy vieja que no reconocía, puse mi oído en la puerta y esta de repente se abrió a lo que me golpeo fuerte contra el piso.

-Aunch.- masquelle.

-Ya despertó la bella durmiente, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, PRINCESA!.- dijo la chica pelo rojo, su cabello llegaba más abajo de los hombros, era un poco más alta que yo y sus ojos eran muy claros, era delgada, tenía sus curvas bien marcadas.

-Quien eres tú, y que quieren conmigo.- dije mientras estaba tendida en el piso.

-Creo que no es tu turno de hacer preguntas, aquí te traigo un poco de agua y comida, dijo mientras entraba y cerraba la puerta tras de ella, puso la comida en la cama vieja y luego me arrastró por los brazos hacia la cama.
-mas tarde te traigo ropa, para que no huelas mal y el jefe no te escupa.

-NO QUIERO UNA MIERDA.-grite, ella se subió arriba de mi y me tapó la boca.

-CALLATE MIERDAA, O LO HAGO YO.-Me gritó.

-Que quieren de mi.- dije casi derramando una lágrima.

-Eso se lo tienes que preguntar a el jefe.-  se levantó me quitó las manos de la boca y salió del lugar tirando la puerta.

VERÓNICA

Hoy había sido un día muy maravilloso para mi, el chico que tanto me gusta se acerco a mi, ME DIO SU NUMERO.

Aún no lo puedo creer, recuerdo la primera vez que lo vi, se veía tan hermoso, con sus músculos y su cabello, lastima que este con esa chica, aunque creo que se llevan muy bien, ya habían pasado muchas horas desde que me dijo lo de esa chica Angélica.

-Lo llamare.-dije tomando mi teléfono.
El teléfono timbre unas dos veces y me contesto.

Llamada telefónica

-HOLA?.-Escuche del otro lado de la línea.

-Hola, soy Verónica,  la de la universidad de esta tarde, ya encontraste a Angélica.-Dije nerviosa.

-Ahhh, hola, no aún no, lo siento ahora no puedo hablar estoy muy ocupado.-Dijo y colgó.

FIN DE LA LLAMADA TELEFÓNICA

Mierda, lo habré molestado, su novia aún no aparece, le habrá pasado algo

Los pensamientos no paraban de dar vueltas por mi cabeza y no me dejaron dormir en toda la noche.

-CRISTIAN.

ya me encontraba desesperado, las lágrimas se adueñaron de mi mientras esperaba sentado en la comisaría, muchos agentes se me quedaban viendo, fui al baño a remojarme la cara.
Puse mis manos sobre el lavado mientras me miraba a el espejo, mis ojos estaban hinchados y tenía bolsas debajo de mis ojos, que mal habríamos hecho nosotros para recibir tanto sufrimiento, había sido muy descortés con la chica que solo se habría preocupado por Angélica, mis pensamientos no paraban de matarte y turturarme, donde estaría Angélica, quien mierda se la había llevado, o si solo se fue porque no avisarme...


Entre tus sabanas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora