Chapter 2

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Todos me hablan, hablan, hablan sin parar. Plutarch Heavensbee, su calculadora ayudante Fulvia Cardew, una mezcla de líderes de los distritos, dirigentes militares..., pero no Alma Coin, la presidenta del 13, que se limita a mirar. Tiene unos cincuenta años y un pelo gris que le cae sobre los hombros como una sábana. Su pelo me fascina por ser tan uniforme, por no tener ni un defecto, ni un mechón suelto, ni siquiera una punta rota. Tiene los ojos grises, aunque no como los de la gente del Distrito 12; son muy pálidos, como si les hubieran chupado casi todo el color. Son del color de la nieve sucia que estás deseando que se derrita del todo.

Lo que quieren es que Katniss asuma por completo el papel que le han diseñado: el símbolo de la revolución, el Sinsajo. No basta con todo lo que a hecho en el pasado, con desafiar al Capitolio en los Juegos y despertar a la gente. Ahora tiene que convertirse en el líder real, en la cara, en la voz, en la personificación de la revuelta. La persona con la que los distritos (la mayoría en guerra abierta contra el Capitolio) pueden contar para incendiar el camino hacia la victoria. No lo hará sola, tienen a un equipo completo, ahi entro yo, como parte de su equipo, despues estan las personas para arreglarnos, vestirnos, escribir nuestros discursos y orquestar las apariciones (como si todo eso no me sonara horriblemente familiar), y yo sólo tengo que representar mi papel como en los juegos. A veces los escucho y a veces me limito a contemplar la línea perfecta del pelo de Coin y a intentar averiguar si es una peluca. Al final salgo de la habitación porque la cabeza me duele, porque ha llegado la hora de comer o porque, si no salgo al exterior, podría ponerme a llorar. No me molesto en decir nada, simplemente me levanto y me voy.

Saben que Finnick no puede centrarse en nada de lo que sucede en el 13 porque intenta con todas sus fuerzas ver lo que sucede en el Capitolio con Annie, la única persona a la que ama en este mundo.

Yo estaria asi, igual que mi mejor amigo de no ser porque tengo esa carta, ese pedazo de papel en el que se despedia de mi, es lo unico que me mantiene cuerda porque se que ya a muerto, porque se que no hay esperanza de que la saquen con vida de aquel lugar en el que esta.

A pesar de tener serias dudas, tuve que perdonar a Finnick por su parte en la conspiración que me trajo hasta aquí. Al menos él entiende un poco por lo que estoy pasando. Además, hace falta mucha energía para permanecer enfadada con alguien que llora tanto.

No quiero quitarle la esperaza a Finnick porque se que Annie tal vez no sufra mucho, ella esta ida desde hace varios años, los torturadores se daran cuenta enseguida que ella no sabe nada de lo que está pasando, pero Morgan...

Ella es o era mas parte de esta rebelion de lo que soy yo, mucho mas. Morgan creía en este plan y si yo sigo aqui ademas de por Finnick es por ella. Estoy aquí para cumplir lo que ella siempre quizo ver.

Desde la sala de mando, yo bajo unas escaleras que llevan al compartimiento 327. Aunque podría usar el ascensor pero me recuerda demasiado al que me llevaba a la arena. Me está costando mucho acostumbrarme a pasar tanto tiempo bajo tierra. Sin embargo, después de los surrealistas momentos que me proporsionaron el entrenamiento, es la primera vez que este descenso me hace sentir más segura.

Después respiro hondo y abro la puerta. Mi mejor amigo Finnick está en casa para

« 20:00 – Reflexión» 

Una media hora de descanso despues de la cena.

Esta vestido con el mismo oberol que tengo yo, se ve muy bien, ese idiota se ve bien con todo, hasta con un pedazo de red.

-¿Como te fue con Bogss hoy?-Preguntó. Señale el brazalete que decia mi nombre «Soldado Kayler Marie Montgomery »-Serían idiotas si no te ponian entre sus filas, yo haré la prueba mañana, en psicologia ya me dieron de alta.

Me limité a sonreírle, no tenía nada que decir, él sabe que no hablo, no he dicho mucho desde que llegué al 13 y no es porque no quiera es porque no puedo. Cuando intento hablar se me hace un nudo en la garganta que hace que las palabras salgan más difícilmente. El psicologo dijo que probablemente era algo llamado el sindrome del Avox, conocido por los doctores como paralisis de las cuerdas vocales, la doctora que me revisa todos los dias confirmo mi padecimiento, dijo que médicamente comenzaré a hablar normal en unos dias, tal vez por eso me aceptaron entre las filas del Distrito 13, saben que tarde o temprano tendre que hablar, no estoy muy segura de eso.

Me rindí las primeras semanas. Fue ahi cuando dejé de hablar, de responder, de comer y beber. Podian meterme lo que quieran por el brazo, pero hace falta más que eso para mantener con vida a una persona que habia perdido las ganas de vivir. Incluso se me ocurre la extraña idea de que, si muero, quizá Peeta, Annie, Johanna y Morgan puedan vivir. No en libertad, sino como Avox o algo, de criados de los futuros tributos de Los Juegos del Hambre. Después puede que encuentren la forma de escapar. De hecho, mi muerte todavía podría salvarlos.

Las ganas de dejar de vivir siguen contantemente en mi mente, me mantiene viva esta carta, este pedazo de papel es el que me impide volver al alcoholismo, eso y que en el Distrito 13 hay una politica de cero alcohol, Haymitch la a de estar pasando muy mal.

Nos vamos a dormir a las 22:00, es cuando apagan las luces en todo el Distrito y es cuando todos los habitantes duermen, todos menos los que están de guardia. Como solo somos Finnick y yo, nos dieron una sola litera, él duerme abajo y yo arriba. Finnick y yo no nos dormimos hasta las 0:15 de la noche que es cuando porfin dejamos de tener miedo de cerrar los ojos y nos mudamos al mundo de los sueños donde siempre nos despierta una pesadilla peor que la de anoche.

Esta vez, soñe con ella. Morgan estaba en una camilla blanca, atada de manos y vestida con un camizon de hospital, habian dos hombres a su lado, ambos vestidos de blaco y con unas mascaras con las que se me dificultaba identificarlos. Yo estaba ahi tambien, pero a mi no me torturaban yo veia todo.

La mojaban con cubetas de agua helada y la concecaban a una maquina que le daba descargas electricas.

-¿Que planean los Rebeldes?- Ella no respondia, solo me miraba a mi mientras otra vez le daban descargas eléctricas, ella gritaba y gritaba por ayuda, su voz parecia desgarrarse mas cada vez que gritaba

-Kayler porfavor...-Vi como sus ojos dejaban de ser cafes y se tornaban grises como los de la presidenta del Distrito 13, grises y sin alma.

Trataba de llegar a ella pero cada paso que daba parecia que la habitacion se hacia mas grande, la seguian torturando, ella seguia gritando.

-¡Kayler!-Comenzo a gritar mi nombre con desesperacion.-No me abandones...

De repente desperte alterada, llorando y con Finnick alterado sujetando mi mano. Desde que llegue al 13 no me permitieron dormir con mi cuchillo en la mano asi que al sentir la mano de Finnick sujetando la mia, mi instinto comenzo a forcejear con Finnick

-Kay tranquila, es solo una pesadilla- Bajo de la litera y comienzo a llorar en sus brazos

Ambos estamos destrozados por la vida, lloramos juntos lo que fue de la noche, hasta que nuevamente volvieron a prender la luz del Distrito 13. Si ella seguía viva, ella estaba sufriendo. Lo peor es que no podia hacer nada para detener su dolor y su sufrimiento.

Finnick se acuesta conmigo en su cama debajo de la mi y me invita a estar con el. Como en la arena, me acuesto en su pecho mientras lo abrazo y de repente vuelvo a cerrar los ojos.

Senti como Finnick se levanto moviendome de donde estaba, tome su brazo con fuerza y pronuncie las primeras palabras que habia dicho en casi un mes.

-Porfavor, quedate-

Hunger Games: The Singing of the MockingjayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora