Chapter 19

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Me dedico en cuerpo y alma al entrenamiento. Como, vivo y respiro los ejercicios, simulacros, práctica de armas y clases sobre tácticas. Algunos de nosotros pasamos a una clase adicional, lo que me da esperanzas de que me elijan para la batalla real. Los soldados lo llaman la Manzana, pero el tatuaje en mi brazo (que es lo que me pusieron desde que me quitaron mi brazalete especial) se refiere a él como C. C. S., siglas de Combate Callejero Simulado. En las profundidades del 13 han construido una manzana artificial de la ciudad del Capitolio.

El instructor nos divide en pelotones de ocho e intentamos llevar a cabo misiones (asegurar una posición, destruir un objetivo o registrar una casa) como si de verdad nos abriéramos paso por el Capitolio. Todo está lleno de trampas, de modo que todo lo que pueda salir mal, sale mal. Un paso en falso dispara una mina, un francotirador aparece en un tejado, se te encasquilla el arma, el llanto de un niño te conduce a una emboscada, el líder del pelotón (que no es más que una voz del programa) recibe fuego de mortero y tienes que decidir qué hacer sin órdenes... Parte de ti sabe que es falso y que no te van a matar. Si activas una mina terrestre oy es el estallido y tienes que fingir que caes muerto. Sin embargo, por otro lado, todo parece muy real: los soldados enemigos vestidos como agentes de la paz, la confusión de una bomba de humo... Incluso nos gasean. Johanna y yo somos las únicas que nos ponemos las máscaras a tiempo. El resto del pelotón pierde la conciencia durante diez minutos. Y el gas, supuestamente inofensivo, que respiré durante un segundo me provocó un dolor de cabeza criminal durante el resto del día.

Cressida, Pollux, Castor y los suyos nos graban a Johanna y a mí en el campo de tiro. Sé que también filman a Gale y Finnick. Es parte de una nueva serie de propos que muestra cómo se preparan los rebeldes para la invasión del Capitolio. En general, las cosas van bastante bien.

Entonces, Peeta y Morgan empiezan a aparecer en los ejercicios de la mañana. Peeta no lleva esposas, aunque sigue estando siempre acompañado por un par de guardias. Después de comer lo veo al otro lado del campo, entrenando con un grupo de principiantes. No sé en qué estarán pensando. Cuando le pregunto a Plutarch, él me asegura que es para las cámaras. Tienen material de Annie casándose y de Johanna disparando, pero todo Panem se pregunta por Peeta y por Morgan. Necesitan saber que están luchando para los rebeldes, no para Snow.

No me parece que esten usando a mi niña para promocionales porque se que aun esta mentalmente insetable. No se que tan bueno puede llegar a ser la idea de que Katniss y Peeta esten juntos en la misma habitacion tomando en cuenta que la ultima vez, tuve que golpear a Peeta para que dejara de intentar matarla. Claro, no lo logre, pero no quiero volver a hacerlo.

Unos días antes de que salgan las primeras tropas, York nos dice inesperadamente a Johanna, Katniss y a mí que nos ha recomendado para hacer el examen y que debemos presentarnos de inmediato.

Hay cuatro partes: una pista de obstáculos que evalúa la condición física, un examen escrito de tácticas, una prueba de habilidad con las armas y una situación de combate simulado en la Manzana. Ni siquiera tengo tiempo de ponerme nerviosa para las primeras tres partes, pero en la Manzana van con retraso por algún tipo de problema técnico que están resolviendo. Nos juntamos en un grupo e intercambiamos información. Por lo que sabemos, la cosa va así: entras solo; nunca se sabe qué te vas a encontrar; un chico dice, en voz baja, que ha oído que está diseñado para atacar a los puntos débiles de cada uno. ¿Mis puntos débiles? Es una puerta que no quiero ni abrir. Pero busco un lugar tranquilo e intento evaluar cuáles serán. La lista es tan larga que me deprime.

A Johanna la llaman en tercer lugar, justo antes que a mí, y asiento con la cabeza para animarla. Ojalá hubiera estado yo la primera de la lista, porque esto hace que piense demasiado en la situación. Cuando me llaman, ya no sé ni qué estrategia seguir. Por suerte, una vez en la Manzana noto que entra en acción lo que he aprendido. Es una emboscada.

Los agentes de la paz aparecen casi al instante y tengo que abrirme paso hasta el punto de encuentro para reunirme con el pelotón, que se ha desperdigado. Avanzo lentamente por la calle derribando agentes: dos en el tejado a mi izquierda, otro en el portal de delante. Es difícil, pero no tanto como esperaba. Tengo la desagradable sensación de que es demasiado sencillo, de que quizá no haya entendido el propósito. Estoy a un par de edificios del objetivo cuando las cosas se ponen feas: media docena de agentes de la paz salen de detrás de una esquina.

Me superarán, pero me doy cuenta de una cosa: hay un bidón de gasolina tirado en la cuneta. Eso es, es mi prueba, tengo que darme cuenta de que volar el bidón en pedazos es la única forma de lograr la misión. Justo cuando voy a hacerlo, mi jefe de pelotón, que no había dicho nada hasta el momento, me ordena en voz baja que me tire al suelo. Mi instinto me grita que no haga caso de la voz, que apriete el gatillo, que mande a los agentes de la paz al infierno. De repente entiendo cuál creen los militares que es mi punto más débil; desde mi primer momento en los Juegos, cuando salí corriendo para coger la mochila naranja, hasta el enfrentamiento en el 8, pasando por mi impulsiva carrera por la plaza del 2: no sé aceptar órdenes.

Me tiró al suelo con tanta fuerza y velocidad que estaré una semana entera sacándome grava de la barbilla. Otra persona hace volar el depósito en pedazos. Los agentes mueren. Llego al punto de encuentro y, al salir de la Manzana por el otro lado, un soldado me felicita, me estampa en la mano el número de pelotón 451 y me pide que informe en la sala de Mando.

Estoy tan satisfecha que la cabeza me da vueltas, así que corro por los pasillos, derrapo en las esquinas y bajo las escaleras a saltos porque el ascensor es demasiado lento.

Boggs me sonríe y sacude la cabeza cuando me ve

-Felicidades Soldado Motgomery-me dice revisando mi estampa-Estás conmigo, es una unidad especial de tiradores. Únete a tu pelotón.

Señala con la cabeza al grupo que está de pie junto a la pared: Katniss, Finnick, Gale y cinco más que no conozco. Mi pelotón. No sólo he entrado, sino que trabajaré a las órdenes de Boggs, con mis amigos. Me obligo a mantener la calma y doy unos pasos muy militares para acercarme a ellos, en vez de hacerlo dando botes de alegría.

Nosotros también debemos de ser importantes, ya que estamos en Mando y eso no tiene nada que ver con cierto Sinsajo. Plutarch se ha colocado frente a un panel ancho y plano que hay en el centro de la mesa. Está explicando algo sobre lo que nos vamos a encontrar en el Capitolio. Me parece que es una presentación horrible porque, aunque me ponga de puntillas, no veo el panel, pero entonces pulsa un botón y se proyecta en el aire una imagen holográfica de una manzana del Capitolio.

-Cada luz se llama vaina. Representa un obstáculo, cuya naturaleza puede ser cualquier cosa desde una bomba hasta un grupo de mutos. No se equivoquen, sea lo que sea estará diseñado para atraparlos o matarlos. Algunas llevan montadas desde los Días Oscuros, mientras que otras se han desarrollado a lo largo de los años. Si les soy sincero, yo mismo creé algunas.-Comentó Plutarch-Robé este programa cuando nos fuimos del Capitolio, así que es nuestra información más reciente y no saben que lo tenemos. Sin embargo, es probable que hayan activado más vainas en los últimos meses

No me doy cuenta de que estoy avanzando hacia la mesa hasta llegar a pocos centímetros del holograma. Meto la mano y rodeo con ella una luz verde que parpadea muy deprisa. Alguien se me une. Es Finnick, claro, y está muy tenso. Sólo un vencedor vería lo que yo he visto de inmediato: la arena, llena de vainas controladas por Vigilantes de los Juegos. Los dedos de Finnick acarician un resplandor rojo fijo que ilumina una entrada.

-Damas y Caballeros... Que empiecen los Septuagésimo Sextos Juegos del Hambre-

Hunger Games: The Singing of the MockingjayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora